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  • Cuidar al niño

    » Data Chaco

    Fecha: 17/05/2025 14:33

    Juan Carlos Tuyaré. La Ley 25.864, sancionada en diciembre de 2003, establece que un ciclo lectivo anual debe contar como mínimo con "180 días efectivos de clase, para los establecimientos educativos de todo el país en los que se imparta Educación Inicial, Educación General Básica y Educación Polimodal, o sus respectivos equivalentes". Cumplir esta ley significa que, además de las autoridades educativas, los padres o responsables de los niños, deben levantarse muy temprano para prepararlos y llevarlos al colegio todos los días; y a pesar del esfuerzo que ello implica, lo hacen. Dedicación y esfuerzo De ese esfuerzo en conjunto dependerá el futuro terrenal de los niños. Es un proceso de formación ineludible para llegar a la adultez con ciertas chances de progreso. En función de dicha capacitación, el niño podrá obtener luego beneficios que no lo tendrán quienes -por distintos motivos- no se prepararon. Esta ley intenta favorecer el futuro bienestar terrenal de las personas. Ahora bien, en la vereda de enfrente, un conjunto de medidas gubernamentales, bajo el falso pretexto de proteger las libertades individuales, ha expulsado a Dios de las escuelas. Completar la idea La idea original del Cielo es que los padres instruyan espiritualmente al niño en su camino; con la promesa que el niño, aun cuando fuere viejo, no se apartará de él. Pero es lamentable que, pensando que se comunican con Dios, la mayoría de las personas recita casi de memoria la oración conocida como el Padre Nuestro, en cuyo contenido se destaca: "Padre, hágase tu voluntad en el cielo, como en la tierra"; sin embargo, dando la espalda a dicho recitado, en la tierra cada uno hace lo que mejor le parece, incluido las autoridades. Por medio de ideologías pervertidas que contradicen a la ciencia y la biología, el enemigo de Dios ha logrado vulnerar la formación de los niños, porque de ese modo vulnera el presente y futuro de la nación. Y salvo la intervención inmediata de los padres sobre sus hijos, nada podrá evitar que ese nefasto futuro se haga realidad en cada uno de ellos. La mayoría de las congregaciones cristianas posee un ámbito de educación dominical para los niños; pero, salvo excepciones, los padres, autos titulados como creyentes pero cegados por falta de entendimiento, no se disponen a realizar el esfuerzo de llevarlos a la escuelita dominical; y como los niños no pueden asistir solos, no serán capacitados espiritualmente y caerán, más temprano que tarde, en las garras del enemigo. Actuar inmediatamente La experiencia que se recoge por medio de las evidencias del comportamiento de los niños y adolescentes, muestra con claridad que los padres tienen tiempo de educarlos espiritualmente hasta los 12 años. Cumplida esa edad, ingresan a la escuela secundaria, una verdadera sucursal del ateísmo; donde, si no están discipulados antes, aprenden los vicios de la maldad que inexorablemente condicionaran negativamente su futuro. Lo notable es que, acertadamente los padres invierten 180 días del año en llevarlos a la escuela secular, pero al mismo tiempo se niegan a invertir un domingo cada semana para discipularlos espiritualmente. Es un error garrafal que se transformará en la puerta de entrada para futuros problemas familiares en la medida que el niño vaya creciendo. Falsos preconceptos Es totalmente falsa la idea que en la escuela no se debe enseñar la palabra de Dios, porque se considera que hacerlo es decidir la religión de los niños. Es un argumento diabólico que como bandera utilizan los incrédulos. Enseñar el contenido de la Biblia no es religión -como la mayoría piensa o cree- sino enseñar sabiduría plena que proviene del cielo. Por ejemplo, y solo por citar alguna de las miles de enseñanzas de su contenido, respecto de los que eligen dormir en lugar de trabajar, señala lo siguiente: "Mira a la hormiga, oh perezoso; mira sus caminos y sé sabio; la cual, no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su sustento. Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?". Con absoluta autoridad nos podemos preguntar ¿En qué lugar de esta cita bíblica se encuentra relación con la religión? Hay muchos, podríamos decir la mayoría, que no cree en esta hipótesis, pero mientras ello ocurre, el enemigo de Dios asecha diariamente para confundir a los padres y a los niños. Ese engaño incluye a las empresas proveedoras de contenido para niños, que en los últimos años, desde el punto de vista espiritual, ya han caído bajo sus garras. No se puede esperar nada de las empresas comerciales y tampoco de las autoridades ministeriales; y por ese motivo, la responsabilidad de revertir esta preocupante situación de niños y adolescentes corresponde exclusivamente a los padres.

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