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Concepcion del Uruguay » Uruguayenses.com
Fecha: 16/05/2025 13:02
Compartir en: Combustible por las nubes, bolsillos al límite: cuando el ajuste nacional lo paga la gente Un Estado que se retira y otro que resiste: ¿Quién se hace cargo de la gente? Un alza que golpea a las familias y multiplica los costos de los servicios municipales. ¿Quién queda al frente cuando el Estado se retira? Los municipios. A poco más de 500 días de gestión de Javier Milei, el impacto del precio del combustible se siente en todo el país y Concepción del Uruguay no es la excepción. Desde diciembre de 2023, la nafta y el gasoil aumentaron más de un 200%, un incremento que desborda los bolsillos familiares y complica seriamente la prestación de los servicios públicos esenciales por parte del municipio. El precio que no frena El alza desmedida del combustible no es casual. Está directamente ligada al tratamiento que el Gobierno nacional hace del tipo de cambio. Pasamos de un dólar administrado a una fuerte devaluación, y luego a un dólar “planchado” artificialmente. Pero mientras tanto, el precio del combustible se referencia en el mercado internacional, sin ningún tipo de amortiguador nacional. Esto implica que cualquier modificación en los precios globales del petróleo o en los márgenes de refinación se traduce automáticamente en aumentos internos, sin contemplar el poder adquisitivo de la población ni la estructura productiva local. En las estaciones de servicio de nuestra ciudad: Nafta súper: pasó de $440 a más de $1.250 Nafta premium: de $520 a más de $1.500 Gasoil: de $470 a más de $1.400 Esto significa que llenar un tanque cuesta hoy tres veces más que hace poco más de un año. Para una familia trabajadora, este salto representa el equivalente a una parte sustancial del ingreso mensual, afectando tanto el transporte diario como el acceso a bienes y servicios básicos. ¿Por qué el combustible impacta en toda la economía del hogar? Sentido común. Aunque no todos tengan auto, el precio del combustible afecta a todos por igual: Encarece el traslado de alimentos y productos a los comercios Aumenta el costo del transporte público, escolar, taxis y remises Eleva el precio de fletes, servicios técnicos, ambulancias, todo lo que necesite combustible para moverse, etc. Resta capacidad de consumo, empuja a endeudarse y recorta derechos Cada suba de combustible no es solo un dato técnico, sino una presión directa sobre la vida cotidiana. Los municipios frente a la tormenta En este escenario, crece la demanda social: más pedidos de ayuda, más necesidades, más urgencias, más demandas vecinales, muchas con sobrada razón. Pero mientras el Estado nacional ajusta, los municipios no pueden cerrar la puerta. Son el primer mostrador, la cara visible del Estado que la gente sigue buscando. Y así, con recursos congelados y cada vez menos transferencias, los gobiernos locales asumen responsabilidades que no les fueron delegadas, pero que no pueden eludir. El presupuesto 2025 de la Municipalidad de Concepción del Uruguay fue aprobado a fines del año pasado, sobre precios y valores que hoy no guardan relación directa con el valor del combustible actual. Sin embargo, desde entonces, los costos para prestar servicios esenciales aumentaron entre un 150% y un 280%, dependiendo del área: Producción de agua potable: +180% Operación de redes cloacales y estaciones de bombeo: +170% Recolección de residuos: +250% Alumbrado público: +200% Barrido y limpieza urbana: +150% Tareas de mantenimiento y obras menores: +200% El municipio mantiene la cobertura de estos servicios, pero lo hace con recursos congelados frente a costos triplicados, lo que genera un serio desequilibrio operativo. Se subsiste con lo propio. En soledad. Ajuste para muchos, privilegios para pocos Mientras se habla de “orden fiscal” y se elimina la pauta publicitaria como gesto de austeridad, se abre otro circuito de financiamiento para medios afines a través de empresas públicas como YPF, utilizando recursos del Estado para blindar discursos y silenciar disidencias. Se achica el Estado pero el precio del combustible es el espejo del modelo económico actual: sube para todos, beneficia a unos pocos y asfixia tanto a las familias como a los gobiernos locales. ¿Y ahora quién cuida a la gente? Mientras desde lo alto se proclama que “no hay plata”, lo que no hay es decisión política para proteger a todos los sectores sociales y productivos locales, mucho más a los vulnerables. Porque donde el Estado nacional se corre, las necesidades no desaparecen: se trasladan. Y ahí aparecen los municipios, con voluntad, con cercanía, con herramientas limitadas pero con el compromiso intacto. Los Municipios no discuten la macroeconomía, pero sí tienen que enfrentar sus consecuencias. Y en esa tarea, sostienen el entramado social con recursos cada vez más escasos. La economía no es un número frío: es la vida cotidiana El precio del combustible, la luz, el agua o el pan son reflejo de un modelo económico que beneficia a pocos y ajusta sobre muchos. En ese contexto, defender la capacidad de respuesta local no es una consigna: es una necesidad democrática. ¿Subir bajando y acelerar frenando? Juan Martín Garay ABOGADO Concejal PJ C. del Uruguay
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