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Parana » El Once Digital
Fecha: 16/05/2025 09:30
Silvia Re tiene 63 años y, aunque está jubilada, nunca dejó de trabajar. Durante la pandemia, encontró en el bordado una salida económica y emocional. Con esfuerzo, ahorro y constancia, puso en marcha un pequeño emprendimiento que la ayudaba a “sumar unos pesitos” para su hogar. Sin embargo, el martes 13 de mayo vivió una situación que la llenó de angustia. Durante la madrugada, desconocidos ingresaron a su vivienda, ubicada en la zona de calles Jorge Newbery y Zanni, en la ciudad de Paraná. Los delincuentes forzaron una abertura y se llevaron lo que para ella era mucho más que una máquina: su bordadora Brother, herramienta esencial para su sustento. “Es una pena muy grande, me cortaron las manos. Estoy jubilada, pero no dejo de trabajar. Esa máquina era todo para mí”, expresó entonces, con profunda tristeza, en diálogo con Elonce. Su testimonio conmovió a la comunidad, que no tardó en hacer llegar mensajes de apoyo y solidaridad. Una noticia que devolvió la esperanza Este jueves, la historia dio un giro inesperado. Silvia recibió la noticia que tanto anhelaba: su máquina de bordar había sido recuperada. Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, compartió su emoción. “No sé por qué, pero siempre tuve la esperanza de recuperarla. Es una alegría inmensa, estoy agradecida de corazón”, dijo emocionada a Elonce. Contó que desde el primer momento en que se conoció su historia, muchas personas se acercaron para ofrecerle ayuda, palabras de aliento e incluso colaboraciones para que pudiera seguir adelante. “La gente fue muy solidaria. Desde el primer día se comunicaron conmigo, me ofrecieron apoyo, me preguntaron cómo podían ayudar. Eso es algo que valoro muchísimo. Me hizo sentir que no todo está perdido, que todavía hay personas buenas, generosas, con empatía”, afirmó. Un gesto solidario y un trabajo policial destacado Silvia también resaltó el trabajo del personal policial que intervino en la causa. “ Estoy muy agradecida con la policía. Desde el primer momento se movieron, me escucharon, tomaron mi denuncia con seriedad . Y gracias a su trabajo, hoy puedo tener mi máquina de nuevo en casa. No tengo palabras para expresar lo que siento”, dijo. La recuperación de la bordadora no fue sólo una devolución material: representó para Silvia la recuperación de su rutina, su fuente de ingreso y, sobre todo, de la esperanza. Jubilada recuperó su máquina de bordar Una historia de esfuerzo y perseverancia Silvia inició su emprendimiento de bordado en plena pandemia, cuando las restricciones sanitarias hacían difícil conseguir ingresos extras. Comenzó con lo que tenía: algunas toallas, ganas de aprender y mucha necesidad de salir adelante. Con esfuerzo y sacrificio, ahorró peso por peso hasta comprar una máquina bordadora con la que pudo ampliar su producción. Silvia Re “Empecé haciendo toallitas para bebés, con nombres bordados. Con el tiempo, fui ofreciendo más productos y me hice de algunos clientes fieles. Me sentía útil, activa, independiente. Para mí, bordar es más que un trabajo, es una manera de mantenerme viva”, explicó. El robo, por eso, la había afectado profundamente. No solo le quitó una herramienta, sino también parte de su identidad y rutina. Pero la historia tuvo un final reparador: su bordadora volvió a sus manos. Una reflexión que invita a no bajar los brazos Silvia concluyó con un mensaje esperanzador: “Siempre tuve fe. Sentía que algo bueno iba a pasar. Lo que viví me hizo ver que todavía hay personas solidarias, que te tienden la mano sin pedir nada a cambio. No todo está perdido. Nunca hay que perder la fe”.
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