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  • Las mil caras de un asesino y un misterio de horror – MisionesOpina

    » Misionesopina

    Fecha: 15/05/2025 19:28

    Víctor Dlugokinski era policía de vocación, un hombre que de pequeño supo de esfuerzos y privaciones en la sacrificada tarea rural; con un perfil humilde y servicial. Esa fue la impresión que causó en las personas que lo conocieron, al menos hasta el 28 de marzo de 2017. Sin embargo, ese día mostró un rostro desconocido por todos, el de la crueldad y la ferocidad. Junto a su hermano Pablo y el cuñado de ambos, llamado Leandro Bublitz, ultimaron a tiros a su tía Olivia Márquez (40) y a la pareja de ella, Sandro Leiva (40). Víctor y Bublitz fueron detenidos, enjuiciados y condenados a prisión perpetua. Pablo Dlugokinski, en tanto, huyó a Brasil, pero dos años después fue arrestado. Se trató de un doble homicidio a sangre fría, con una virulencia pasmosa. La reconstrucción judicial estableció que Márquez fue obligada a arrodillarse y ejecutada de un disparo de escopeta en la cabeza. Su conviviente corrió igual destino. Los cuerpos fueron enterrados en la propia chacra de los Dlugokinski, ubicada en el paraje Puerto Rosario, jurisdicción de la localidad de Florentino Ameghino. Los asesinos cavaron sólo 40 centímetros. Cuando la Policía arribó al lugar, los cuervos se contaban de a docenas. Durante el juicio surgió una teoría de horror, que tiene un antes y un después de los asesinatos. El antes se remonta al 25 de marzo de 2017, cuando el padre de Víctor y Pablo, don Victorino Dlugokinski, muere al quedar atrapado entre las llamas del incendio de su casa. Olivia Márquez y Leiva vivían en la misma propiedad y al parecer, debían cuidar de don Victorino. O al menos así lo entendía Víctor, quien desde un principio habría culpado del trágico episodio a la pareja. En ese contexto, cuando su hermano Pablo arribó de Brasil, para la inhumación de su papá, decidió poner en marcha un plan macabro. Bublitz contó, en el debate oral y público desarrollado en el Tribunal Penal 1 de Oberá, en 2021, que Víctor habría convencido a su hermano de que Márquez y Leiva tuvieron responsabilidad en el deceso de su padre. A partir de ese momento, la suerte de la pareja pareció sentenciada. El 28 de marzo, tres días después del incendio, citaron a Márquez y Leiva en la propiedad siniestrada y allí los ejecutaron. Desarmaron la moto en la que estos arribaron al lugar, pero tuvieron la mala suerte de que en el camino fueron detenidos por una patrulla caminera de Gendarmería Nacional. Al parecer, Víctor, que exhibió su credencial de policía, iba al volante; Pablo de acompañante y Bublitz en el asiento de atrás. Los uniformados se percataron de que en el baúl había partes de una moto y preguntaron por ello. La respuesta del conductor fue que iban a reparar la máquina y siguieron camino. El testimonio de los gendarmes, a la postre, serían decisivos para la sentencia judicial. Pero no sería esta -la de una supuesta venganza contra las víctimas-, la teoría de horror que habría surgido de la investigación y por ende, en el juicio. Si no la que hace referencia a que Márquez habría sido testigo de una feroz discusión y pelea entre Víctor y su padre horas antes de que la vivienda de don Victorino ardiera en llamas. Y que su asesinato no tendría relación con un supuesto ajuste de cuentas, sino con el hecho de que no debían quedar cabos sueltos. Amigos son los amigos, habrá dicho Pablo si se enteró de las alternativas del debate, estando prófugo en Brasil, porque ambos acusados aseguraron que él ejecutó a las víctimas. Pablo fue detenido en Brasil en febrero de 2019. Llevaba una vida como cualquier ciudadano de ese país. De hecho se dedicaba a la música; tenía su propia banda y hasta subía los shows que realizaba en Facebook. Si fue detenido se debió pura y exclusivamente a la delación de una ex pareja. La Justicia brasileña lo expulsó y entregó en el paso fronterizo de San Javier. Previamente, alertó que el músico y acusado de homicidio intentó escapar de prisión en dos oportunidades; por lo que no se descarta que vuelva a intentarlo. En cuanto a su situación procesal, podría ser enjuiciado muy pronto, aunque aún no hay fecha de debate. Antes de eso, se deberá conformar un nuevo Tribunal, porque el juez Francisco Aguirre ya intervino en el primer juicio a Víctor y Bublitz; su colega Pablo Rivero se acogió al beneficio de la jubilación y al tercero le cabe la misma que a Aguirre. En el segundo juicio se sabrá la versión de Pablo, y así, la confirmación, o no, de si Márquez y Leiva fueron ejecutados por ser testigos de la pelea entre Víctor y su padre, que habría derivado en el posterior incendio de la vivienda. O quizás, sea un misterio que prefieran llevárselo con ellos a la tumba.

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