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» Diario Cordoba
Fecha: 15/05/2025 05:34
Nunca sabes dónde puede saltar la liebre. Es verdad que funcionamos tan de carril y tan anestesiados con la desgracia ajena que tenemos bajo mínimos la capacidad de sorprendernos. O de indignarnos. Pero no perdamos la esperanza. A mí, por ejemplo, me pegó el otro día un latigazo. Era el tercer lunes negro. Recordemos: primero, muerte del Papa; segundo, el gran apagón; tercero, sabotaje (o no) en el AVE. Estaban Àngels Barceló y Bob Pop hablando por la radio cuando llamó el prototipo de oyente bienintencionado, sugiriéndole a Bob que emulara a su tocayo, Bob Geldorf, el que organizó aquellos multitudinarios conciertos Live Aid, de ayuda a África, en los años 80. Le pidió que se animara a montar algo parecido para ayudar a los pobres palestinos de Gaza, apelando a los contactos que tiene en el mundo de la música. Pero la respuesta de Bob huyó del manual de los lugares comunes; hace tiempo que va en silla de ruedas, pero estoy seguro de que hubiera saltado como un resorte para proclamar su amarga impotencia: «Me sentiría ridículo haciendo algo así desde el aire acondicionado de mi casa y el calorcito -dijo-, me daría vergüenza porque no estamos allí, porque no hemos actuado a tiempo. Yo no puedo limpiar mi conciencia con esto». No es que el bueno de Bob le echara la bronca al pobre oyente, no es eso; solo que él, que lleva por bandera la alegría y un cierto cachondeo vital a prueba de bombas -o de enfermedades- se puso serio para resumir lo que muchos sentimos: que estamos indignados, sí, y enrabietados con el genocidio que se está cometiendo en Palestina, pero tampoco podemos -o queremos- hacer mucho más. Tiene guasa que estemos ahora, precisamente, conmemorando los 80 años de la derrota de uno de los grandes genocidas de la historia, como fue Hitler. Y si a alguien le incomoda el paralelismo, pues ya lo siento, pero no encuentro otra palabra para definir lo que están haciendo Netanyahu y quienes le siguen en esta locura. Así que tiene razón Bob, esto no se para con conciertos, pero al menos que podamos recordar a quienes mandan en el mundo que es una puñetera vergüenza. *Periodista
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