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  • La Policía colombiana estuvo a punto de arruinar la detención de La Negra Dominga por la narcomasacre del Saler, en Valencia

    » Diario Cordoba

    Fecha: 15/05/2025 05:34

    La sensación de impunidad del narco. Esa ha sido la clave para que los agentes del grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia hayan resuelto con éxito uno de los casos más complejos por sus implicaciones internacionales, y la necesidad de sigilo aquí y al otro lado del Atlántico, a los que se han enfrentado: la narcomasacre del Saler, en la que fueron asesinados de 15 tiros el último superviviente de la saga de narcos del cartel del Norte colombiano Vega Daza, Roberto Carlos Vega Daza, alias Beto, y sus dos compinches y guardaespaldas, Harold J. R. y José S. L., a las nueve y quince minutos de la noche del 27 de febrero de 2024, tal como adelantó entonces Levante-EMV. Pese a ese exquisito cuidado de los investigadores, que no ha impedido tampoco la filtración a destiempo a este lado del océano, lo que ha comprometido seriamente el éxito total de la operación, todo apunta a que al otro lado, en Colombia, también llegó antes de hora la información de que la Guardia Civil estaba a punto de echarle el guante al principal sospechoso de ese triple crimen desde el inicio: Álvaro Luis Ospino Illera, la Negra Dominga, jefe de la banda de Los Piloneros, asociado a su vez con el temible clan de Los Costeños y uno de los narcos más importantes del norte del país andino. Y así ha sido: tal como ha adelantado este miércoles Levante-EMV, la Negra ha sido atrapado este martes en Madrid, nada más poner los pies en territorio español y a pesar de las trabas de última hora. Y es ahí donde entra en la ecuación su arrogancia. Ospino, tal como ha venido informando este diario y como recoge la prensa colombiana desde hace dos años largos, es el principal sospechoso de la matanza de los Vega Daza perpetrada con fusiles de asalto y munición de guerra en Villa Campestre, la mansión del cartel familiar de los Vega, el 29 de junio de 2023. Murieron, tras recibir 36 impactos de bala del calibre 5.56, el padre de Beto, Julio Vega Cuello, alias ‘Kike’ Vega, y sus hermanos Ray Jesús y Ronald Iván Vega Daza. Pese a todas las sospechas y garantías de investigación, nadie había molestado a La Negra hasta ahora. Documentación falsa utilizada por el narco Roberto Vega, asesinado en el Saler. / Levante-EMV Detenido y liberado en 24 horas La situación cambió, curiosamente, hace solo dos meses, justo cuando la Guardia Civil ya tenía desplegada su red para atraparlo en cuanto tocase territorio español. De manera inesperada, agentes de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijin) de Bogotá, la policía judicial de la Policía Nacional colombiana, se desplazaron desde la capital hasta Barranquilla y detuvieron a Ospino en su apartamento, en un exclusivo edificio del norte de la ciudad, Torres Dilugano. Según medios locales, aunque está bajo investigación por la masacre de los Vega, solo se le acusó formalmente de tenencia de armas, ya que se le intervino, al parecer, una pistola. Poco parece para un desplazamiento policial de mil kilómetros. El arresto se producía el 6 de marzo. Un día después, el 7 por la tarde, un juez de garantías daba por válido un documento presentado por sus abogados que en teoría le permitía portar el arma y ordenaba su inmediata puesta en libertad, para alimento de quienes ven en esa liberación relámpago una prueba del poder de corrupción institucional del narco. Lejos de achicarse, Ospino siguió con su vida. Y sus planes. Así que mantuvo el de viajar a España, donde precisamente no es intocable. Y ahí, en Madrid, estaba el grupo de Homicidios para ponerle las esposas por la narcomasacre del Saler, el último capítulo de una sangrienta guerra entre clanes del narco que tiene su origen en la venganza jurada tras una sangrienta fiesta de cumpleaños que acabó a tiros allá, cerca de Barranquilla (Colombia), hace dos años y medio, el 24 de octubre de 2022. 15 tiros en la tranquilidad de la devesa Tal como publicó este periódico en su momento, fue una vecina de la torre 7 de ese complejo residencial de la devesa quien dio avisó al 112 cuando se topó en el aparcamiento con el cadáver ensangrentado de un hombre, tendido en el suelo, a lo largo de la parte trasera de un Volkswagen Passat negro que tenía las puertas delanteras abiertas. Al fijarse, vio otro cuerpo caído sobre su propia sangre, junto a la portezuela del conductor, y un tercero, el de Beto, frito a tiros como los otros dos, semitumbado en el asiento trasero. Los forenses contabilizaron 15 disparos, todos, con balas del calibre 9 mm. Era la primera vez que València se convierte en un escenario criminal de esas características, así que Homicidios tuvo claro desde el primer momento que lo que tenían ante sí era la exportación de una ejecución por encargo, una 'balacera' habitual en el ecosistema del narco en Colombia, Ecuador o Venezuela, pero absolutamente extraño en nuestro país. La Negra se erigió en principal sospechoso desde el principio, pero había que reunir las pruebas y hacerlo sin ruido, sobre todo, sin que ese ruido llegase a las autoridades de Barranquilla, el feudo de Ospino y de Los Costeños. Por ello, el grupo de Homicidios de la Guardia Civil de València tuvo fácil descubrir al sospechoso: los medios colombianos llevan publicando la guerra para acabar con el monopolio del narco que ejercía el clan de los Vega Daza en el Norte, en el área de Barranquilla, capital del departamento del Atlántico, pero también mucho más allá, desde aquella fiesta de cumpleaños. Lo difícil era reunir las pruebas en una investigación compleja y arriesgada, y después, conseguir atrapar a Ospino en cuanto pusiera un pie en España. Y lo han conseguido. La fiesta teñida de sangre El origen de todo se sitúa en los sucesos del 24 de octubre de 2022, cuando Jonathan José Ospino Illera, sobrino e hijo adoptivo de La Negra Dominga y su ojito derecho, celebraba su 23 cumpleaños con amigos, familiares y dos orquestas en un lujoso rancho de Salgar, una pedanía de Puerto Colombia, cerca de Barranquilla. Avanzada la fiesta, en la que Jonathan recibió como regalo dos camionetas Toyota Hilux adornadas con globos dorados, y sin que nunca se haya aclarado cómo empezó, se inició un cruce de disparos en el que los guardaespaldas de Roberto Carlos Vega Daza acribillaron al cumpleañero: seis disparos llevaba en el cuerpo. Y ocho el otro invitado que murió, un escolta de Roberto Vega Daza, cuando lo llevaban a toda prisa a un hospital al que nunca llegó. Tras un entierro cargado de tensión, la venganza, jurada en público y en privado, era solo cuestión de tiempo. Distintos medios colombianos aseguran que Ospino se alió en ese momento con el líder de Los Costeños para acabar con Beto. Y, de paso, exterminar al clan entero de los Vega Daza, líder indiscutible del narcotráfico en el departamento del Atlántico desde que el fundador del cártel del Norte, Wildron Gabriel Daza Mejía, alias el Gabi Daza, el abuelo de Beto, se puso al servicio de los carteles de Medellín, con Pablo Escobar al frente, y Cali, con los hermanos Rodríguez Orejuela al mando, para controlar las rutas de salida de la cocaína a través del Caribe. De hecho, las malas lenguas dicen que, por encima de la venganza personal, estaba el deseo de quitarle el mercado a los Vega. La familia Vega Daza, acribillada en su mansión Roberto se había librado dos veces de la muerte: la primera, tras ser tiroteado en un centro comercial, y la segunda, el 29 de junio de 2023, ocho meses después del asesinato de Jonatan, cuando su familia fue acribillada en su mansión por hombres de Los Costeños que los ejecutaron mientras tomaban algo en el porche de la vivienda, y él se salvó porque justo había entrado a la cocina a por un vaso de agua. Después de eso, Roberto tuvo claro que su vida pendía de un hilo, así que huyó de Colombia a Venezuela y de allí, con pasaporte falso, se trasladó a España y, finalmente a Valencia. Los medios colombianos identifican al narco Roberto Vega Daza como uno de los asesinados en el Saler / Levante-EMV Sobrevivió apenas ocho meses, otra vez el mismo lapso de tiempo. El 27 de febrero de 2024, sicarios enviados por Álvaro Ospino Illera, alias la Negra Dominga, según la acusación que ejerce la Guardia Civil sobre este, lo mataron en la narcomasacre del Saler de seis tiros en el asiento trasero del Volkswagen Passat en el que sus guardaespaldas lo llevaba al apartamento del Saler, justo a los pies del Mediterráneo, paradojas del crimen, el mismo nombre, Mediterrané, que tenía la lujosa cabaña alquilada por Ospino para cumplimentar a su hijo-sobrino en el día de su 23 cumpleaños, que acabó siendo también el de su muerte.

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