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  • HLB Pharma: el laboratorio que distribuyó el fentanilo contaminado y su oscura historia en Rosario

    » La Capital

    Fecha: 15/05/2025 02:25

    Sus titulares eran dueños de Apolo, laboratorio que explotó hace diez años en Tablada, un episodio que dejó al desnudo una cadena de irregularidades. Luego se mudaron a Ramallo La clausura de los laboratorios HLB Pharma y su planta en Ramallo por parte de la Administración Nacional de Medicamentos y Tecnología Médica (Anmat), después de que se detectara la producción y distribución de un lote de fentanilo contaminado , puso otra vez bajo la lupa a sus titulares: Ariel García Furfaro y Jorge Salinas . Ambos nombres se hicieron conocidos en Rosario después de un oscuro siniestro. En 2016 eran los responsables del laboratorio Apolo , que elaboraba los sueros medicinales que utilizaban hospitales públicos y privados de todo el país. Una fría mañana de julio de ese año, la caldera del laboratorio ubicado en Alem al 2900 sufrió una explosión por "acumulación de vapor" , según indicaron las pericias de Bomberos Zapadores, y salió despedida a gran velocidad y con muchísima fuerza produciendo daños en varios edificios de esa cuadra del barrio Tablada. Tras el siniestro, la fábrica de sueros no volvió a abrir en Rosario. Sus dueños decidieron mudarla al parque industrial de Ramallo, en la provincia de Buenos Aires, donde se inauguró con un nuevo nombre: Laboratorios Ramallo , el mismo que este martes clausuró la Anmat, junto a HLB Pharma . Según advierte la disposición del organismo, Nº 3158/2025, la inhibición a ese laboratorio llegó después de recibir reportes sobre "la contaminación microbiana reportada en 18 pacientes por la administración del producto FENTANILO HLB , que se aplica a pacientes hospitalizados de alta vulnerabilidad a quienes el uso del producto contaminado puede acarrearles la muerte". Por eso, además, el organismo encargado de fiscalizar a los laboratorios, prohibió también el uso, la comercialización y la distribución en todo el territorio nacional del lote de fentanilo/citrato de fentanilo que llevan el número 31202, con vencimiento en septiembre del año próximo. De acuerdo a la resolución, a medida se inició a partir de una notificación recibida de una institución hospitalaria privada de la provincia de Buenos Aires. También se pusieron bajo estudio casos de pacientes de unidades de terapia intensiva de La Plata y Rosario. >>Leer más: Fentanilo contaminado: un paciente que murió en el Heca, entre los casos bajo la lupa Un laboratorio con historia Sólo un mes y medio después de la explosión del laboratorio Apolo en Rosario, uno de sus accionistas anunció la apertura de una fábrica similar en Ramallo, que también producirá suero fisiológico. "Somos gente joven, con tres años en el rubro, con varios laboratorios y vimos la necesidad de abrir uno nuevo", sostenía Ariel García Furfaro, referente del grupo, en una rueda de prensa anuncio en rueda de prensa en la que se presentó junto al intendente de Ramallo, Mauro Poletti. Eran los primeros días de agosto de 2016 y García Furfaro indicaba que la nueva planta "se llamará Laboratorio Ramallo", se excusaba de precisar el monto de la inversión a efectuar por "el momento que vive el país" y estimaba que generaría entre 200 y 350 puestos de trabajo. En marzo del año siguiente, Poletti volvería a recorrer la empresa, ya lista para su inauguración. De la visita participó también Jorge Salinas, socio de García Furfaro, y director del laboratorio Apolo entre 2005 y 2012. laboratorios-ramallo.jpg Salinas se puso al frente de la planta rosarina después de que la empresa fundada por Antonio, Rafael y Francisco Iudica transitara un concurso de acreedores. Por entonces, el fuerte de la empresa era la fabricación de sueros y Salinas tenía experiencia en el negocio. Participaba del laboratorio porteño Rigecin, también especializado en ese prodcuto. Con ambas empresas copaba el 60 por ciento del mercado nacional. Bajo la conducción de Salinas, Apolo llegó a tener 120 empleados. Eran tiempos dorados. "Salinas repartía su tiempo entre Rosario y Buenos Aires. Cada semana venía con un auto distinto. Chatas Porsche, Audis A2, A5 y A 6 hasta un día llegó en una Hammer que estacionó en la puerta del laboratorio", recuerdan los empleados de esa época, que por esos días apodaban a su jefe como "el Leo Mattioli rubio", por su gusto por los anillos y pulseras de oro, entre otras debilidades. Por entonces Salinas había emprendido una jugada peligrosa: había comprado un laboratorio en Paraguay donde producía sueros con las marcas Apolo y Rigecin. En esa temporada los viajes entre Rosario, Buenos Aires y Paraguay eran frecuentes y Salinas se movía en un jet privado. Apolo esponsoreaba carreras de autos y Rigecin hacía lo propio con los equipos de rugby de Ateneo Don Bosco. laboratorioapolo3.jpg Sin embargo, el hombre empezó a tener problemas. En octubre de 2009, la Justicia en lo Penal Tributario ordenó 18 allanamientos en grandes compañías, en el marco de una causa que investigaba el presunto uso de una usina de facturas truchas para evadir impuestos. En el centro de esa investigación desarrollada por el juez Javier López Biscayart estaba Rigecin. Un año después, un empleado del Pami y cinco empresarios fueron procesados por desviar 21 millones de pesos del instituto de los jubilados, en la causa conocida como la "mafia de los medicamentos", denunciada por Graciela Ocaña. Uno de los procesados fue Salinas. Su nombre volvió a sonar públicamente durante la pandemia de coronavirus, cuando HLB Pharma actuó como intermediario para la llegada de la vacuna Sputnik V. >>Leer más: Laboratorio Apolo: excéntricos gustos, autos de lujo y jets privados en el perfil de los gestores de la vacuna rusa Numerosas advertencias De acuerdo a la disposición de la Anmat que inhibe la operatoria de HLB Pharma y Laboratorios Ramallo, no es la primera vez que la calidad de la producción de medicamentos de ambas empresas fue prohibida. En febrero, el organismo nacional se dispuso la prohibición desde un lote de dopamina por fallas en la trazabilidad; en abril se ordenó la prohibición del medicamento anestésico Propofol , debido a falta de registros, y a fines de ese mismo mes se dispuso la prohibición de lotes de Diclofenac y Morfina al detectar que contaban con la autorización sanitaria correspondiente. Finalmente, a fines de la semana pasada se ordenó la prohibición de fentanilo contaminado con la bacteria Klebsiella pneumoniae, que habrían causado de los casos de neumonía detectadas en pacientes de las terapias intensivas de varios hospitales, entre ellos los de La Plata y Rosario. Demasiados antecedentes que ponen en tela de juicio no sólo la acción de un grupo empresario, sino sobre todo de los controles estatales sobre la actividad.

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