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Chajari » actualidadadiario
Fecha: 14/05/2025 15:25
El exmandatario uruguayo, filósofo y símbolo de la izquierda latinoamericana, condenaba el sistema económico y el consumismo mientras reafirmaba la necesidad de hallar un sentido vital para ser felices Como ningún otro político contemporáneo, José Pepe Mujica bordó una filosofía de vida que repartía con generosidad entre charlas, discursos y entrevistas para todo quien estuviera dispuesto a escuchar. Siempre consecuente con su pensamiento, el expresidente uruguayo era un férreo crítico del sistema económico y el consumismo, que consideraba incompatible con la libertad. Al asumir la presidencia de Uruguay en 2010, cuando los ecos de su estilo de vida frugal comenzaron a resonar por todo el mundo, Mujica resumió este principio en un par de frases: “Me llaman el presidente más pobre, pero yo no me siento pobre. Pobres son esos que trabajan para tratar de mantener un estilo de vida caro y siempre quieren más y más. Es una cuestión de libertad. Si no tenés muchas posesiones, no tenés que trabajar toda tu vida como un esclavo para mantenerlas y entonces tenés más tiempo para vos”. En 2020, cuando anunció su renuncia al Senado y con ello su retiro en definitiva de la política, Mujica dio un discurso sobre el binomio amor-odio y la importancia de volver a levantarse: “Triunfar en la vida no es ganar, es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae”. “El odio es fuego como el amor, pero el amor es creador y el odio nos destruye. Yo tengo mi buena cantidad de defectos, soy pasional, pero en mi jardín hace décadas que no cultivo el odio, porque aprendí una dura lección que me impuso la vida, que el odio termina estupidizando, nos hace perder objetividad”, aseguró en su adiós a la Cámara Alta a los 85 años. Preso durante trece años y víctima de tortura, el expresidente reafirmaba con ahínco su decisión de no utilizar el poder para lanzarse sobre sus carceleros. “En la vida hay heridas que no tienen cura y hay que aprender a seguir viviendo. Yo sé que hay gente que no me va a acompañar, pero opto por una posición más inteligente y menos sentimental. Por eso no usé el poder para condenar a milicos [militares]”. En una entrevista, Mujica se pronunció a propósito de la pandemia causada por el nuevo coronavirus y la crisis de salud global que trajo consigo. El exguerrillero manifestó la urgencia de darle un giro al sentido actual de la política, a la que consideraba subordinada a los intereses económicos: “Esta es una globalización que están haciendo los intereses del mercado, donde la política es un pálido espectador que va detrás”, aseguró. Sobre la carrera farmacéutica para obtener una vacuna y la polémica de su distribución a nivel mundial, Mujica reflexionó: “No falló la ciencia, lo que falló fue la política, que no tuvo la capacidad de coaccionar al sistema económico para poder hacer lo que había que hacer con rapidez”. “Pienso que la pandemia sirvió para desnudar algunas de las debilidades que como humanidad tenemos hoy. Y una de ellas es que la propiedad del conocimiento tuvo mucho más valor que la necesidad humana de contribuir a poder colectivizar el conocimiento”. Con todo, el revolucionario también reafirmó la confianza ciega que tenía en la juventud para transformar la realidad, una constante durante su quehacer político: “No hay nada más importante que los jóvenes discutan este mundo”, lanzó. Hacia sus últimos años y tras retirarse de la política en 2020, Mujica también tuvo tiempo para reflexionar sobre la muerte, el sentido de la vida y “la historia que hacen los hombres”, que desdeñó con la misma humildad con la que solía minimizar su legado político. “Los hombres no hacemos historia, hacemos historieta. ¿Por qué? Porque en la inmensidad del universo y del tiempo somos demasiado engreídos. Eso de fabricar a un Dios con figuras de personas humanas y todo lo demás, es un viejo atavismo. Y a cada rato decimos: esto es histórico. Y no hay tanto que sea historia”, contaba en una entrevista al medio argentino Cenital en abril de 2024. Siempre humilde y asertivo, Mujica resumió su trayectoria política y vital, una que lo llevó de guerrillero a presidente de Uruguay, en una de sus últimas entrevistas concedida a este diario en noviembre de 2024: “Yo me dediqué a cambiar el mundo y no cambié un carajo, pero estuve entretenido y le di un sentido a mi vida. Moriré feliz. Gasté soñando, peleando, luchando. Me cagaron a palos y todo lo demás. No importa, no tengo cuentas para cobrar”, aseguraba desde su casa rural en el extrarradio de Montevideo. En el mismo encuentro, donde manifestaba las secuelas del tratamiento a un cáncer, Mujica compartió su visión sobre la vida y la muerte seis meses antes de su fallecimiento a los 89 años: “La muerte es una señora complicada, que no perdona, que está siempre ahí. Pero, si no existiera la muerte, la vida no sería tan sabrosa, sería un aburrimiento. La muerte hace de la vida una aventura. El único milagro que hay en el mundo para cada uno de nosotros es haber nacido. ¿Por qué? Porque había 40 millones de probabilidades de que naciera otro y te tocó a vos. Pero como vivir es cotidiano, no le damos valor. Es la cosa más valiosa, la aventura de estar vivo”.
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