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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 14/05/2025 12:56
DOOM: The Dark Ages | Desarrollador: id Software | Distribuidor: Bethesda Softworks Jugar una nueva entrega de una saga clásica es una experiencia encantadora. Por un lado tenemos el contexto narrativo y jugable de los títulos anteriores: todo sabemos quién es el Doom Slayer y conocemos cuán poderoso puede llegar a ser. Por el otro, el punto de comparación es innegable y brutalmente severo, en especial cuando los otros dos juegos son básicamente dos obras de arte dentro del género. Id Software tenía un gran desafío por delante y sabía que Doom: The Dark Ages caminaría a la sombra de su propio legado, por eso cambió la fórmula radicalmente para diferenciarse por completo. El resultado es heterogéneo y, en gran parte, dependerá del punto de vista de cada jugador. Lo cierto es que, en sus mejores momentos, esta nueva entrega ofrece adrenalina y acción a la altura de los mejores exponentes del género. Doom: The Dark Ages nos cuenta los eventos que anteceden al título de 2016. El Doom Slayer, siendo ya una legendaria máquina de muerte y terror, está siendo controlado como si fuera un arma y la humanidad depende de que “lo envíen” a ayudar en la guerra contra los esbirros del Infierno. El primer tercio del juego, que consta de 22 capítulos en total, serán un constante aprendizaje. No sólo nos presentarán las nuevas armas, sino que deberemos aprender a utilizar el escudo serrado: para hacer parry, cubrirnos, atacar y acortar la distancia entre nosotros y los enemigos. El verdadero personaje del juego es este escudo y está tan bien implementado que rápidamente nos volveremos “escudo dependientes”. DOOM: The Dark Ages | Desarrollador: id Software | Distribuidor: Bethesda Softworks Lo bueno del escudo es que nos permite enfrentarnos cara a cara con los peores enemigos y tener la chance de salir airosos aún cuando estamos al borde de la muerte. Incontables veces he estado listo para morir, acorralado contra una pared, y he sobrevivido a fuerza de contraataques perfectos. La fiebre del parry, que atraviesa a toda la industria, llegó a Doom y está muy bien implementada. Esta mecánica, además de negar completamente el daño, puede repeler ciertos proyectiles y devolverlos a los enemigos. Esto sirve para activar una de las cuatro runas disponibles que nos darán una gran ventaja en combate, tanto para controlar a grupos de demonios como para concentrar el daño contra uno en particular. Si elegimos la runa correcta para cada situación podremos arrasar fácilmente con todo lo que el juego nos ponga enfrente. A diferencia de los títulos anteriores, nuestro protagonista es más fuerte y pesado. Al caer de una gran altura golpeamos el piso generando una onda expansiva que matará de una a todos los demonios de clase normal y media. Es resistente, se recupera más rápido del daño y cuenta con ataques cuerpo a cuerpo brutales. Desde los puñetazos violentos, pasando por una morningstar gigante y hasta un gran mazo con pinches; cada arma cuerpo a cuerpo nos dará diferentes beneficios y tendrá su propio tiempo de recarga. Así, un mazazo hará gran daño y nos recargará por completo la munición, pero tardará muchísimo en recargarse, mientras la morningstar hace que los enemigos tiren esquirlas de armadura y los puñetazos harán lo propio pero con orbes de vida. Podemos hacer combos rústicos y, si bien no podemos considerarlas armas primarias, serán una herramienta irremplazable a la hora de sobrevivir a las batallas más complicadas. DOOM: The Dark Ages | Desarrollador: id Software | Distribuidor: Bethesda Softworks Por el lado del armamento volveremos a tener las armas de siempre como la escopeta y su versión potenciada, el lanzamisiles, y más. Esta vez están agrupadas por categoría y, además de la clásica rueda de armas, podremos cambiar entre ellas al presionar un botón. Ya sea que necesitamos otro tipo de arma o simplemente la segunda de la misma categoría, cambiarlas será algo rápido e intuitivo. También hay armamento nuevo verdaderamente espectacular, como un disparador de una bola con cadena (que hace un daño atroz) y una suerte de trituradora de cráneos que utiliza los pedacitos de huesos para controlar grandes grupos de enemigos. Cada una tiene sus propias mejoras y opciones para adaptarnos a las diferentes situaciones que se nos pueden presentar. Por ejemplo, la escopeta puede encender en llamas a los enemigos para que tiren esquirlas de armaduras o disparar en ráfagas de a 3 tiros que destruyen la armadura de los demonios. En la variedad está la diversión y en nuestras manos queda investigar cuál mejora, que por suerte son intercambiables, ofrece los mejores resultados. Doom: The Dark Ages trae un cambio de ritmo fundamental que lo separa del resto de la trilogía. Deja atrás los clásicos niveles lineales y frenéticos, en especial si lo comparamos con Doom Eternal, y se decanta por grandes campos de batalla abiertos. Esto viene atado de su propio título ya que los escenarios son menos tecnológicos y más naturales, con vegetación, pantanos y todo tipo de cuevas. Los mapas son gigantescos y están repletos de secciones inaccesibles con recompensas que requerirán de algún tipo de llave o mecanismo oculto para acceder. A diferencia de entregas anteriores, los secretos son más obvios y la exploración da un paso al costado dejando el mapa visible (casi al 100%) desde el primer momento. Esto termina atentando contra la diversión de ir abriendo el mapa y descubriendo caminos ocultos, rompiendo paredes o escalando alguna plataforma escondida, y vuelve todo un poco más rutinario. Tampoco podemos volver ciertas partes de los niveles: el juego nos avisa cuando estamos por atravesar un “Punto sin retorno” por si queremos seguir explorando, pero nunca nos habilita un viaje rápido como en Doom Eternal. Doom: The Dark Ages, de id Software. Id Software decidió priorizar el combate por encima de la exploración y se nota especialmente en el diseño de los niveles que pierden casi por completo su verticalidad en favor de una extensión mucho mayor. Salvo algunas excepciones, los secretos se hallarán al ras del piso o a lo sumo en alguna plataforma a la vista. Las paredes que se pueden romper están marcadas con un ícono circular que se ilumina cuando nos cubrimos y se rompe con un golpe del escudo. Este tipo de detalles, sumado a la ausencia de la niebla de exploración y a que casi todos los secretos están detrás de una llave especial bien definida hace que sea mucho más sencillo conseguir el ansiado 100% de cada capítulo. Lo único que nos puede llegar a desafiar, en ciertas ocasiones, es alguno de los 3 desafíos opcionales cuando requieren algún tipo de proeza muy particular. Más allá de lo dicho sobre la exploración, lo cierto es que Doom: The Dark Ages funciona muy bien y tanto el combate como la exploración funcionan con armonía dentro de la propuesta. Los niveles son amplios y nos tomarán un buen rato si buscamos completarlo con desafíos y secretos. Las batallas son siempre divertidas y desafiantes, sin dejar de hacernos sentir un verdadero tanque viviente y a la vez llevándonos al borde del sillón en cada momento. Todas las armas se sienten útiles y usarlas es un placer, lo mismo se puede decir de las mejoras, las runas y los ataques cuerpo a cuerpo. Por eso les aseguro que, cuando el nuevo título de id Software está en un punto alto, no hay cómo frenar la diversión. Y aclaro lo del punto alto porque lamentablemente tiene altibajos que vienen de la mano de los niveles que traen la innovación en la jugabilidad. Doom: The Dark Ages, de id Software. Una de las principales novedades, exclusivas de esta nueva entrega, es la posibilidad de conducir vehículos. Uno es un robot gigantesco, brutalmente violento, que nos permite arrasar estructuras y enfrentarnos a enemigos del mismo colosal tamaño. El otro es un dragón acorazado con una ametralladora láser montada que transforma el juego en un shooter que recuerda al legendario Panzer Dragoon y explorar desde el aire algunos mapas enormes. Ambos se presentan como adiciones bienvenidas que insertan una dosis de frescura a la fórmula clásica de la serie. Sin embargo, pronto comienzan a mostrar sus limitaciones y pasan a ser una distracción obligatoria que nos remueve de la inmersión. Los niveles con el robot son, en el mejor de los casos, reiterativos, y las peleas demasiado rústicas. Tenemos dos tipos de golpes y esquivamos con un botón para sobrecargar los ataques. Son niveles lineales y por suerte relativamente cortos. Los niveles aéreos tienen una propuesta un poco más variada. Podemos volar libremente por la zona habilitada destruyendo cañones y puntos de interés que, a su vez, desbloquean la posibilidad de aterrizar y explorar a pie. De vez en cuando aparece una nave que debemos perseguir y derribar mientras volamos por una suerte de pista de obstáculos en medio del nivel. Montar el dragón ofrece algunos momentos espectaculares, no lo voy a negar, pero al final del día son cansadores y nunca terminan de explotar todo el potencial de tener al Doom Slayer subido en el lomo de un dragón. Estos sí ofrecen algunos secretos para buscar y están mejor escondidos que en el resto del juego, pero ninguna persecución ni batalla es realmente memorable. Podrían no haber estado y el resultado final hubiera sido igual o incluso mejor que el actual. Sobre el final, en especial en los últimos capítulos, hay una seguidilla de jefes que dividirá la opinión de la audiencia. En lo personal me parecieron interesantes al comienzo y, las últimas dos peleas, directamente tediosas. No es que sean difíciles porque las mecánicas funcionan bien y la ventana estándar de parry es generosa, pero al final parece que todo se resuelve en una batalla digna de un soulslike de dudosa calidad. Lo peor es que, cuando pensamos que todo terminó, vuelve a enfrentarnos con una versión muy parecida de la misma batalla y este recurso se utiliza varias veces. Que el clímax narrativo de un shooter se de en una batalla de parrys me pareció, en el mejor de los casos, un tema para discutir. Luego de ver pasar los créditos me quedé con una sensación mixta. Por un lado, feliz de haber pasado 20 horas en una campaña con niveles espectaculares y divertidos. Por el otro, con ganas de un cierre más al estilo Doom y menos niveles experimentales. Al final del dia, Doom: The Dark Ages es un gran juego con ideas geniales y un altísimo factor diversión, pero se diluye la magia entre tanto nivel de vehículos poco inspirados. 8 Tecno-medioevo Doom: The Dark Ages es divertido, brutal y con una vuelta de tuerca genial a la jugabilidad clásica. El escudo y las nuevas armas son grandes adiciones pero el dragón y el robot gigante son una distracción innecesaria y mal resuelta. Revisado en PlayStation 5 Plataformas: PC PlayStation 5 Xbox Series S Xbox Series X
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