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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 13/05/2025 20:42
En marzo, los salarios formales volvieron a perder poder de compra frente a los aumentos de precios (Shutterstock) Por primera vez en el año, los salarios perdieron contra la inflación. Según datos publicados por el Indec, el sueldo promedio de los trabajadores aumentó un 3% nominal en marzo, con lo que quedaron 0,7 puntos porcentuales por debajo de la inflación de ese mes (3,7%). Sin embargo, si se analizan los resultados por categoría de asalariado, se encuentra que algunos empleados sí lograron actualizaciones salariales por encima del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Se trata de los trabajadores informales, que tuvieron un ajuste promedio del 5,1%. Los formales, en tanto, perdieron contra las subas de precios, tanto en la parte pública como privada. Los estatales tuvieron un incremento salarial del 3,3% en marzo pasado, mientras que los privados registraron lograron una suba del 2,2%. Por lo tanto, perdieron por 0,4 y 1,5 puntos porcentuales respectivamente. El dato positivo, es que las tres categorías salariales tienen ventaja contra las inflación en la comparación interanual. Cabe recordar, que el IPC avanzó 55,9% entre marzo de 2024 e igual mes de este año. En ese mismo período, los estatales tuvieron un ajuste de sueldos del 66,7%, los privados registrados lograron un aumento del 75,8% y los informales percibieron una suba del 183,1%. De todas formas, se debe tener en cuenta que los ingresos de los trabajadores en condiciones de informalidad son sustancialmente menores que los de los empleados registrados. Por eso, aunque en el último años las subas favorecieron a quienes están en negro, sus niveles de ingresos siguen siendo relativamente bajos. Además, a comienzos de 2024 los trabajadores informales perdieron mucho poder adquisitivo (a causa de las subas de precios post devaluación) que en muchos casos aún no han recuperado. El costo de los productos esenciales aumentó más que los ingresos promedio (Reuters) A futuro, la evolución del salario real dependerá en gran medida de la dinámica inflacionaria y de las negociaciones paritarias. Algunos analistas anticipan una mejora del poder adquisitivo, al menos para los trabajadores con empleo formal que logren mantener la indexación de sus ingresos. La situación es más incierta para los informales, que carecen de mecanismos automáticos de ajuste y dependen, en muchos casos, de decisiones unilaterales de sus empleadores o de lo que puedan negociar individualmente. Otro punto clave es la recuperación del consumo interno, que permanece rezagado. Si los salarios no logran recomponerse en términos reales, será difícil que los hogares puedan aumentar su nivel de gasto, lo cual también condiciona la reactivación de la economía. Las ventas de los supermercados, por ejemplo, cayeron 0,3% en febrero, con relación al mes de enero, mientras que los mayoristas experimentaron un retroceso mensual del 1%. Más cerca de la pobreza El hecho de que los salarios suban por debajo de la inflación es motivo de preocupación para el Gobierno, pero mucho más lo es la pérdida del poder de compra respecto a los productos esenciales. De acuerdo al Indec, en marzo de este año la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y la Canasta Básica Total (CBT) tuvieron aumentos del 5,9% y 4% respectivamente, lo que significa que superaron al ajuste promedio de los salarios, que fue del 3%. Los trabajadores no registrados tuvieron la mayor suba salarial del mes, aunque siguen siendo los más castigados por la inflación (Reuters) Esto significa que los ingresos de los trabajadores ahora están más lejos de los artículos de primera necesidad y, por lo tanto, están más cerca de la pobreza. Cabe recordar, que aquellas personas con ingresos por debajo de una CBT son técnicamente considerados “pobres”, mientras que los hogares con ganancias menores a una CBA mensual son considerados “indigentes”. En este contexto, la presión sobre los ingresos reales se intensifica, especialmente para los sectores más vulnerables. Si bien algunos gremios avanzan en nuevas paritarias, el desafío es lograr acuerdos que verdaderamente compensen el deterioro acumulado. Sin una mejora sostenida del poder adquisitivo, el riesgo de mayor pobreza e indigencia seguirá latente.
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