13/05/2025 14:53
13/05/2025 14:52
13/05/2025 14:52
13/05/2025 14:52
13/05/2025 14:51
13/05/2025 14:51
13/05/2025 14:51
13/05/2025 14:51
13/05/2025 14:51
13/05/2025 14:50
» El Ciudadano
Fecha: 13/05/2025 06:53
Por Gustavo Molina “No es casual que el nuevo Papa siga el legado de León XIII, con su encíclica Rerum Novarum que es la base de la Doctrina Social de la Iglesia y cuyos principios fundamentales son las personas, las mujeres y hombres, su dignidad y sus derechos. Como trabajadores, vemos que la llegada de Robert Prevost como nuevo papa León XIV sigue los lineamientos de nuestro papa Francisco, que trabajó para los más necesitados. Es una buena noticia”, le dijo a El Ciudadano, Jorge Sola, secretario general del Sindicato del Seguro y secretario de Prensa y Comunicación de la Confederación General de los Trabajadores (CGT), la central dirigida por el triunvirato de Héctor Daer, Octavio Argüello y Carlos Acuña. En noviembre “los Gordos” dejarán de dirigir los destinos de la central obrera y Sola suena como uno de los papables, sayo que le cabe aunque él prefiere la mesura: “De un tiempo a esta parte cambió el sujeto social trabajador. Durante la segunda mitad del siglo XX, el trabajador en Argentina era el obrero industrializado; pero esa realidad cambió, hoy el trabajador preponderante en el mercado laboral es del sector de servicios; pero además tenemos una informalidad grandísima. Y la CGT debe dar respuestas a ese nuevo sujeto social trabajador, no sólo al que está registrado; sino también al informal y a aquellos trabajadores de las plataformas a los que desde los sectores dominantes les dieron el mensaje “sé tu propio jefe” o “manejá tus propios horarios”. A esos desafíos nos enfrentamos, a volver a que la movilidad social ascendente sea una realidad”, apuntó el secretario de Prensa de la CGT. De paso por la ciudad de Córdoba y las sierras donde participó del cierre de un plenario provincial –un espaldarazo al cordobés Gustavo Faletti-; Sola planteó que “el empresario no es nuestro enemigo, no es capital o trabajo, la ecuación es capital y trabajo. Necesitamos de empresas que inviertan y ganen; y que parte de esas ganancias generen trabajo genuino con salarios dignos. Debemos volver a la movilidad social ascendente. Ahora que todos estamos con “El Eternauta” y el mensaje “lo viejo funciona”, debemos volver a valorar el esfuerzo, el mérito, ese mensaje de nuestras familias que nos decían que había que estudiar para conseguir un buen trabajo; trabajar en una empresa, jubilarnos y poder vivir con la jubilación. Claramente eso no está pasando, ese modelo no existe más y debemos volver a rediscutir el mundo del trabajo, con este nuevo sujeto”. Antes de llegar a Córdoba, el vocero cegetista había estado en Neuquén participando del plenario gremial del Seguro de la región patagónica; y en los próximos días recorrerá en norte de Santa Fe; con vistas al armado para las elecciones gremiales de noviembre; pero además para tomar el pulso social del país desde lo político en un año electoral. Una CGT unitaria Jorge Sola llegó a la CGT de la mano del moyanismo, donde militó en pleno menemato en el Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA) de Hugo Moyano y Juan Manuel Palacios. La conducción actual de la CGT, que llegó al poder hace ocho años y se reconfiguró en 2021, liderada por Héctor Daer (Sanidad) ya resolvió que desde noviembre no habrá más triunvirato y “los Gordos” darán un paso al costado desde lo formal: “La idea es barajar y dar de nuevo, teniendo en cuenta eso que hablamos antes del nuevo sujeto social al que debemos defender. Le tenemos que hablar al trabajador formal, pero también al informal, al monotributista y a los jóvenes de las plataformas. ‘Tienen que estar todos, vení vos, vos y vos’, como decía el papa Francisco. De allí la necesidad de unificar la conducción en un solo secretario general; reconociendo los distintos sectores internos; y en eso hizo un gran trabajo Héctor (Daer) de limar las asperezas, de que las internas que había se fueran dejando de lado y que se unifique acción y discurso, donde la palabra vuelva a tener sentido: digo lo que pienso y hago lo que digo; como decía Perón, más útil que decir, es hacer. Y en el campo sindical contamos con materia gris, hay mujeres y hombres formados intelectualmente; tenemos territorialidad, tenemos militancia y estamos dispuestos a retomar la iniciativa, no sólo a resistir, sino a proponer acciones, adelantarnos a lo que va a venir. Por ejemplo, desde nuestro sindicato pusimos en marcha la Fundación de Inteligencia Artificial con asesoramiento de la UBA (Universidad Nacional de Buenos Aires) para capacitar a las compañeras y compañeros en lo que se viene; después de la pandemia, cuando las empresas comenzaron con el teletrabajo y a reducir o reemplazar al personal por software, les dijimos “todo lo que sea reemplazable, que no se reemplace, no vamos a perder puestos laborales porque la prioridad es el trabajador, es la persona. Y estamos resistiendo, pero a la vez proponiendo, capacitando, somos proactivos. Hace diez años teníamos 32 mil empleados en el sector y hoy siguen siendo los mismos. Salvo por el quiebre de seis compañías en los últimos 15 meses, donde se perdieron 500 empleos directos y 2.000 indirectos; los trabajadores somos conscientes de que el motor de un país es un país produciendo y para eso hacen falta inversionistas, empresarios, mano de obra; no la timba financiera”. Sobre el futuro de la CGT, Sola sostuvo que “la sucesión al triunvirato no está decidida; hay algunos dirigentes que pueden ser y hay otros que quieren ser. Lo que sí está claro que para cada momento histórico hubo un dirigente: (José Ignacio) Rucci durante el exilio de Perón y su regreso; (Saúl) Ubaldini en otra dictadura y los reclamos por Paz, Pan y Trabajo; Moyano con el MTA enfrentando el ajuste neoliberal en los ’90… podemos situarlo a Daer en esta etapa de post kirchnerismo o post peronismo. Más allá de los nombres, lo que tenemos que hacer es hablarles a esos millones de compañeros que son el nuevo sujeto social y a ellos también ofrecerles soluciones, salidas colectivas, que sientan que son parte de una comunidad; porque lo que quiere esta nueva derecha que gobierna parte de EE.UU. como Elon Musk o Mark Zuckerberg, es un mundo sin trabajadores, donde no gobiernen los políticos, sino las corporaciones. Por eso, como dirigentes sociales, en este caso de sindicatos, debemos volver a generar comunidad, porque la atomización atenta contra la clase trabajadora”. Destrucción del aparato productivo “El dueño del taller con cinco empleados, que los tenía en blanco y tuvo que cerrar por la crisis, ¿es el enemigo de los trabajadores?, claramente no; es un aliado. ¿Tenemos que debatir la Ley de Contrato de Trabajo?, sí. Pero la agenda de ese dueño del taller y nuestra agenda, nada tienen que ver con la agenda de la flexibilización laboral de las grandes corporaciones. En 2024 según datos oficiales del INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) se cayeron 170 mil empleos y se cerraron 13 mil empresas, PyMEs y micriPyMEs. El 97% de esas empresas empleaban a 10 personas o menos ¿Qué nos indica esto?, que las políticas implementadas por este Gobierno atacan directamente el aparato productivo, y un país sin producción genuina, no puede desarrollarse. Y nosotros debemos comenzar a darle respuestas, también, al dueño del tallercito”, apunta el vocero de la CGT. Sola detalló que entre los sectores con mayor retracción se encuentran la construcción, el comercio, el turismo y la gastronomía: “El panorama es sombrío, en un año cayeron 170 mil puestos de trabajo y la oferta de recuperación viene de la mano de la inversión en energía con 24 mil puestos, la ecuación no cierra. No puede ser que el único discurso que escuchamos es sobre el riesgo país o el sistema financiero; al Gobierno no se le escucha hablar de producción, trabajo e inversión. El presidente Milei en el Latam Economic Forum, en un raro análisis distópico dijo una frase que no es inocente: ‘Los trabajadores podrían ser quienes explotan a los empresarios’; ese mensaje trata de demonizar a los trabajadores”. Rara avis del sindicalismo En el encuentro con los afiliados del Seguro, Jorge Sola cita al filósofo Baruch Spinoza y al escritor Scott Fitzgerald; pero también toma la frase de Eva Perón “donde hay una necesidad, nace un derecho” y la reformula a través del pensamiento de Stephen el esclavo desclasado interpretado por Samuel L. Jackson en el film de Quentin Tarantino, ‘Django sin cadenas’: “’Donde hay una necesidad, hay un resentimiento; y donde hay un derecho, no quiero que lo tengas, porque yo no lo tengo’. Ese discurso permeó entre la gente, entre los trabajadores precarizados y así votaron a favor del candidato que proponía precisamente eso, que nadie tenga derechos. Es el mismo caso de Stephen, el esclavo que le dice a su amo, al ver a un negro que ya había recuperado su libertad y montaba un caballo: ‘Mire amo, ese tiene un caballo’; ‘¿Y tú quieres un caballo, Stephen?’; ‘¿Para qué quiero yo un caballo? Yo lo que quiero es que él no lo tenga’. Ese discurso de resentidos que ven los derechos como privilegios, prendió; es un discurso individualista de sálvese quien pueda; es el mismo discurso, el mismo mensaje de “sé tu propio jefe” y en realidad estás hiper precarizado para una compañía que no cumple con ningún derecho laboral. Y acá volvemos al Eternauta, “nadie se salva solo”, la salida es colectiva, tenemos que escucharnos entre todos, incluso entre esos muchachos que creen que la individualidad los va a salvar, sumarlos y buscar un norte no sólo entre los que pensamos igual”. Sola es una rara avis del gremialismo argentino: recibido de técnico mecánico en la ENET N° 1 de Venado Tuerto, de las que cerró el menemato y pasó a la órbita provincial con menos presupuesto; fue obrero metalúrgico en una fábrica; se recibió de profesor de Biología, es abogado y diplomado en sociología y ciencias políticas. En la adolescencia sus amigos lo bautizaron “Pino” por su altura y delgadez. Hincha de Boca, en los ’80 militó en el Partido Intransigente (PI) de Oscar Alende y se hizo peronista en la interna presidencial donde el riojano Carlos Menem le ganó al bonaerense Antonio Cafiero en julio de 1988: “Ahí jugué con Cafiero, nunca fui menemista; después estuve con (José Octavio) Bordón y me volví a enamorar del peronismo con Néstor”, le cuenta a El Ciudadano. Puede citar a Spinoza, hablar de la plusvalía de Carlos Marx o sentarse con los principales dirigentes empresarios del país, a la vez que avanza hacia un nuevo modelo de construcción sindical: “La idea de tener que afiliarse a un gremio por sentir esa cuestión de comunidad de ideas con sus propios pares de los trabajadores, hoy no está. En esa informalidad hay mucha gente que elige esa manera de ser informal. Las representaciones sindicales tienen que entender que el sujeto social al que normalmente representan ha cambiado. El de “sé jefe de tú mismo”, es decir, “manejá tus horarios, tus libertades, que vas a poder ser el propio jefe que administra tus cosas y tus ganancias”; parece que fuera un logro y en realidad es una derrota. El hiperindividualismo que genera la posibilidad de la revolución digital es efectivamente la mayor arma para que nadie pueda asociarse con otro para ir en contra de lo que le hace mal. Estamos en conflicto permanente y al conflicto hay que transitarlo; el conflicto entre el capital y el trabajo hay que transitarlo; lo que hay que evitar es el enfrentamiento, la política binaria del todo o nada. Y ahí entra el concepto de comunidad, de encontrar el consenso, para que el trabajador pueda ganar dignamente y tenga mejores condiciones de trabajo; que el empresario obtenga sus ganancias y que el jubilado pueda ganar mejor y tenga sus sistema de salud de acuerdo a sus necesidades”.
Ver noticia original