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Parana » El Diario
Fecha: 12/05/2025 12:45
El ingeniero Carlos Paoli advirtió que las lluvias intensas seguirán ocurriendo y llamó a reforzar la infraestructura y la conciencia ciudadana. Tras la intensa tormenta que azotó Santa Fe el pasado martes, con más de 90 milímetros de lluvia acumulada y sectores del norte anegados, el foco vuelve a estar en los riesgos hídricos que enfrenta la capital provincial. Aunque la ciudad esquivó mayores consecuencias, el temporal expuso nuevamente la fragilidad de un sistema urbano rodeado por ríos y con limitaciones estructurales. El ingeniero Carlos Paoli, docente e investigador de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la UNL, aseguró en diálogo con Radio UNO 106.3 FM de Santa Fe que los ríos Paraná y Salado atraviesan un período de aguas bajas sostenidas, una situación que se mantendría durante todo el otoño e invierno. “Estamos por debajo de los 3 metros en el Paraná, lo que ya indica aguas bajas. Es una tendencia que persiste desde hace años”, explicó. Paoli advirtió que, si bien las bajantes ofrecen una sensación de tranquilidad, “eso no nos exime de tormentas intensas y puntuales como la que ocurrió el martes”. Según dijo, los modelos climáticos prevén una etapa “neutral” sin eventos extremos de El Niño o La Niña, pero con posibilidad de precipitaciones convectivas muy concentradas, como ya se vio en Bahía Blanca. Defensa desigual y zonas críticas Consultado sobre el nivel de preparación de la ciudad ante estos fenómenos, Paoli diferenció entre tres amenazas: lluvias locales, crecidas del Salado y crecidas del Paraná. En cuanto a las defensas, remarcó que existe un anillo consolidado de protección hasta el kilómetro 8, pero que más allá de ese punto –especialmente en zonas al este de la Ruta 1– no hay protección formal. “Había un proyecto que no se materializó. Las condiciones de las defensas son muy variables y eso genera preocupación”, lamentó. En el caso del río Salado, el tiempo de predicción ante una crecida es mucho menor –entre 3 y 5 días–, aunque la defensa construida tras la catástrofe de 2003 otorga un nivel importante de seguridad hasta Recreo. El desafío de las lluvias intensas Para el especialista, las lluvias locales intensas son la amenaza más inmediata. “Los desagües pluviales están dimensionados para lluvias normales. Cuando caen precipitaciones extraordinarias, como las del martes, sí o sí hay acumulación en superficie”, explicó. En ese contexto, subrayó la importancia del mantenimiento urbano y la colaboración ciudadana. “Es increíble la cantidad de basura que se acumula. Eso dificulta el escurrimiento y genera más problemas”. El sistema de evacuación de agua depende de que el Salado esté bajo para que el drenaje se haga por gravedad. Si el río está alto, intervienen estaciones de bombeo. “Pero si llueve fuerte en esta palangana que es Santa Fe, el agua tiene que salir, y eso requiere un sistema en condiciones óptimas”, apuntó. Prepararse para lo que no se puede evitar Paoli fue contundente al señalar que no se puede evitar que ocurran lluvias extremas. “Lo que sí podemos hacer es prepararnos mejor. Saber qué zonas son más vulnerables y alertar a la población”, afirmó. Y concluyó: “Hay que pensar en términos de resiliencia. Porque si bien ahora el clima ha sido relativamente benévolo, no estamos al margen de eventos catastróficos”.
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