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  • Las cuatro claves del Barça-Madrid: Estrategia, magia, robo y presión, la fórmula del éxito de Flick

    » Diario Cordoba

    Fecha: 12/05/2025 05:34

    En un solo partido se vivió la grandeza del Barça de Flick, un equipo que es un regalo para el fútbol. En lo bueno (cuatro goles al Madrid en apenas 26 minutos) y en lo malo (concedió tres tantos a Mbappé, al que anularon un gol en fuera de juego y otro a Tchouámeni), pero no hay equipo en Europa que sea tan divertido, adictivo y, sobre todo, ha cambiado la cultura del universo culé. Eric, el 1-2 llegó a balón parado Flick también tiene librera. Y la sacó el Barça en el peor momento posible. Estaba el Madrid ganando con comodidad gracias a dos goles de Mbappé. No se había llegado ni a los 20 minutos cuando dominaba el equipo de Ancelotti. Entonces, emergió una acción a balón parado azulgrana. Un saque de esquina servido por Dani Olmo desde el flanco izquierdo enseñó el trabajo del técnico alemán. Peinó Ferran Torres en el primer palo para prolongar ese venenoso balón hacia la cabeza de Eric García, un central que jugó de lateral derecho y terminó ejerciendo de ‘nueve’ para adelantarse a Asencio. Ahí en la libreta de Flick nació otra remontada. Lamine, la magia trajo el 2-2 Tuvo paciencia y calma el Barça en la gestación del segundo gol. Movió la pelota con tranquilidad de lado a lado el equipo de Flick. Desde la derecha hasta la izquierda. Y, de nuevo, hacia el otro lugar. Hasta que la pelota retornó al flanco diestro donde Ferran Torres detectó la figura de Lamine Yamal. Y él estaba ahí. Estaba tranquilo, ajeno al vértigo que se estaba viviendo en Montjuïc. No necesitó más que un solo toque para firmar un maravilloso gol, el del empate. El 2-2. Un zurdazo increíble porque esquivó a toda la defensa blanca, aculada en su propia área, y se burló de la plástica, pero a la vez inútil, estirada del gigantesco Courtois. La magia del adolescente es infinita. Y nadie la puede frenar. Pedriy el robo previo del 3-2 El Madrid estaba aturdido. No había pasado ni un cuarto de hora y había visto difuminarse su renta del 0-2. Entonces, Ceballos cometió un error en la zona ancha blanca, castigado por la presión que lideró Pedri. Mucho más que un centrocampista creativo es el canario. Rebañó la pelota con autoridad y pilló al equipo de Ancelotti desorientado y perdido porque estaba desorganizado. Y ahí detectó Pedri la debilidad con tal contundencia que conectó de primeras con Raphinha, quien fusiló con firmeza a Courtois. Presión, robo y el tercero del Barça. Todo gracias al ingenuo fallo de Ceballos, superado por el ‘tsunami’ del Barça.

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