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Federal » El Federaense
Fecha: 11/05/2025 13:56
La política argentina atraviesa un nuevo escándalo que ha puesto en tela de juicio la credibilidad del gobierno. La frustrante situación en torno a la ley de Ficha Limpia ha evidenciado la profunda crisis en que se encuentra sumida la mayoría de los representantes legislativos del país. La frustración de los ciudadanos se hace palpable ante el constante giro en las decisiones políticas. La Ficha Limpia es una normativa que muchos consideran esencial en la lucha contra la corrupción, no obstante, el gobierno ha mostrado poco interés en impulsarla realmente. En vez de promover su aprobación, importantes figuras dentro del oficialismo han expresado críticas hacia la ley, mientras que en la Cámara de Diputados, la bancada de LLA se movió para prolongar su tratamiento. Las contradicciones del Senado El reciente cambio de voto de los senadores Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, quienes previamente apoyaban la Ficha Limpia, no puede ser visto sino como una acción motivada por intereses políticos. Generalmente, los senadores operan bajo la directiva de líderes provinciales, como es el caso de Carlos Rovira, un político misionero que parece actuar en función de su propio beneficio. Si los dos senadores decidieron rechazar la ley, es obvio que hubo un arreglo subyacente utilizando su apoyo político como moneda de cambio. La falta de transparencia en este tipo de decisiones eleva la sospecha de que, si el gobierno realmente deseaba la aprobación de la ley, habría garantizado el respaldo de estos senadores. El papel de la sociedad y la separación con la política Las encuestas son un claro reflejo del deseo popular por una ley que frene la corrupción. Sin embargo, la desconexión entre el gobierno y la ciudadanía parece crecer día a día, lo que se traduce en un desprecio hacia las aspiraciones de la población. La reciente aparición del presidente en un canal de streaming, que es de un empresario cercano a los Rovira, solo potencia la sensación de que existe un mundo paralelo en el que la política se distancia de la realidad que viven los argentinos. Por su parte, los grupos kirchneristas han celebrado la situación, beneficiando la posibilidad de que personas con antecedentes oscuros puedan asumir cargos públicos. La figura de Cristina Kirchner, quien enfrenta una condena por corrupción, sigue siendo el epicentro del debate, mientras la Corte tiene la responsabilidad crítica de decidir sobre su recurso y su futura participación en la política. El desafío del gobierno El gobierno se encuentra en una línea peligrosa al repetir tácticas que han dado lugar a la desconfianza ciudadana. Mentir de manera descarada y subestimar a la población son prácticas que muchos relacionan con el kirchnerismo, y que ahora parecen estar siendo adoptadas sin reparo. Además, el ataque a los periodistas por parte del oficialismo parece ser un intento desesperado de desviar la atención de las críticas. Sin embargo, este enfoque también resulta contraproducente, ya que aquellos que han señalado las dificultades del gobierno son ahora blanco de ataques, mientras que los comunicadores leales reciben un trato conciliador. El hecho de que el gobierno busque enemigos en lugar de abordar su responsabilidad sólo profundiza la crisis de credibilidad que enfrenta. En este contexto, los votantes deben recordar que muchos apoyaron al oficialismo en la última elección no por sus propuestas, sino para evitar un retorno del kirchnerismo. Seguir el camino de las viejas prácticas del pasado no parece ser la mejor estrategia para recuperar la confianza perdida.
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