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  • León XIV en su primera homilía: “Jesús nos mostró un modelo de humanidad santa que todos podemos imitar”

    » Rafaela Noticias

    Fecha: 09/05/2025 12:00

    León XIV en su primera homilía: “Jesús nos mostró un modelo de humanidad santa que todos podemos imitar” Por Redacción Rafaela Noticias El nuevo Papa, el primero estadounidense en la historia de la Iglesia, presidió su primera misa en la Capilla Sixtina. Citó a Francisco, habló en varios idiomas, y pidió ver a Cristo como modelo de vida y no como un mero líder carismático. En su primera homilía como Sumo Pontífice, el Papa León XIV envió un mensaje claro a la Iglesia y al mundo: “Jesús no es un superhombre ni un simple líder carismático. Es el Salvador, y en Él está el modelo de humanidad santa que todos podemos imitar”. Así lo expresó en la Capilla Sixtina, frente a los cardenales que un día antes lo habían elegido como el Papa número 267 en la historia. Robert Prevost, su nombre de nacimiento, es el primer papa nacido en Estados Unidos y también ciudadano peruano, lo que le confiere una doble mirada cultural y pastoral. Misionero agustino y profundo conocedor de América Latina, su elección rompe con siglos de tradición europea y, al mismo tiempo, continúa muchas de las líneas de acción impulsadas por su predecesor, el papa Francisco. Una misa multilingüe y con fuerte presencia femenina La ceremonia tuvo lugar en el marco imponente de la Capilla Sixtina, bajo los frescos de Miguel Ángel. León XIV, vestido con las tradicionales vestiduras blancas y la capa roja —que Francisco había evitado en su elección— caminó en procesión hacia el altar, bendiciendo a los cardenales a su paso. Uno de los gestos más destacados fue la participación de mujeres en las lecturas litúrgicas: la primera lectura fue en inglés y la segunda en español, ambas proclamadas por mujeres. La misa fue celebrada en latín, con oraciones también en italiano, español e inglés. El uso de múltiples idiomas reflejó no solo la formación lingüística del nuevo pontífice —domina cinco idiomas— sino también su voluntad de abrazar la diversidad cultural de la Iglesia. Continuidad con Francisco y una advertencia sobre el “ateísmo de hecho” En sus palabras, León XIV citó en varias ocasiones a su antecesor: “Como muchas veces nos ha enseñado el papa Francisco, estamos llamados a dar testimonio de la fe gozosa en Jesús salvador”, afirmó. En línea con esa mirada, sostuvo que la falta de fe genera heridas profundas en la sociedad actual. El papa advirtió sobre un fenómeno presente incluso dentro del mundo católico: “No faltan contextos en los que Jesús, aunque apreciado como hombre, es reducido solamente a una especie de líder carismático o a un superhombre. Y esto no solo entre los no creyentes, sino incluso entre muchos bautizados, que de ese modo terminan viviendo un ateísmo de hecho”. El papa Francisco bendice como nuevo cardenal a Robert Prevost, hoy papa León XIV (REUTERS/Remo Casilli/Archivo) Con esa frase, León XIV abrió la puerta a una autocrítica pastoral y teológica que marcaría el tono de su pontificado: la necesidad de redescubrir a Cristo como Salvador, más allá de modas o proyecciones humanas. Justicia social, sinodalidad y unidad León XIV reafirmó también el compromiso con una Iglesia misionera, abierta y dialogante. “Juntos, debemos intentar descubrir cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes, que siempre está abierta a recibir a todos los que necesitan nuestra caridad, nuestra presencia, diálogo y amor”, expresó en italiano, en una frase que evocó la imagen de la Plaza de San Pedro con los brazos abiertos. El nuevo papa —quien dirigió el Dicasterio para los Obispos bajo el pontificado de Francisco— ya había dado señales claras de su sintonía con la agenda de su antecesor, especialmente en temas como el rol de los laicos, la inclusión de mujeres en espacios decisivos de la Iglesia y la necesidad de una mayor sinodalidad. Durante su tiempo como obispo en Perú, donde vivió más de dos décadas, fue llamado “el santo del norte” por su cercanía con los más pobres. Su experiencia como misionero y como pastor en una diócesis compleja fue valorada por Francisco, quien lo promovió a cardenal y le confió tareas clave en la gobernanza de la Iglesia. Un nombre con historia: León El nombre elegido por el nuevo pontífice también dice mucho. León XIV remite inevitablemente a León XIII, papa entre 1878 y 1903, recordado por su apertura hacia la modernidad y su encíclica Rerum Novarum, que sentó las bases de la doctrina social de la Iglesia. León XIV también evocó al fraile León, íntimo compañero de San Francisco de Asís, lo que sugiere una intención de tender puentes entre el legado reformista de Francisco y una mirada renovada hacia la justicia social. El entonces sacerdote Robert Prevost saluda al papa Juan Pablo II (Augustinian Province of Our Mother of Good Counsel/Handout via REUTERS/Archivo) Un Papa para tiempos divididos En su primera aparición pública desde la logia de San Pedro, León XIV habló en italiano y español, pero evitó expresarse en inglés, probablemente para no destacar su nacionalidad norteamericana. Sin embargo, su elección ya ha tenido un fuerte impacto político y cultural: el presidente de EE.UU., Donald Trump, saludó la designación como “un gran honor para nuestro país”, aunque el nuevo pontífice ya había manifestado críticas a las políticas migratorias del gobierno republicano. “Las divisiones y polémicas en la Iglesia no ayudan en nada. Nosotros, los obispos, especialmente debemos acelerar este movimiento hacia la unidad”, había dicho en una entrevista el año pasado. Su perfil, más pastoral que ideológico, podría ser clave para sanar fracturas internas dentro de la Iglesia global. El nuevo papa como líder de la Orden de San Agustín, rodeado de los sacerdotes Tom McCarthy, Bernie Scianna, Anthony B. Pizzo, Jack Tierney (Augustinian Province of Our Mother of Good Counsel/Handout via REUTERS/Archivo) Una nueva etapa La figura de León XIV se perfila como una síntesis entre tradición y reforma, entre experiencia misionera y responsabilidad institucional. Su primer gesto fue elocuente: convocar a los cardenales a ayudarlo a “llevar la cruz y ser bendecido”, no como un líder solitario, sino como servidor de una comunidad que camina unida. El desafío es grande. Pero en sus primeras palabras, el nuevo Papa dejó claro que no piensa eludirlo. Al contrario: lo abraza con humildad y firmeza, confiando —como él mismo dijo— en que Dios le ha confiado un tesoro y que, con ayuda, podrá ser un fiel administrador.

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