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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 09/05/2025 08:32
La "ley del hielo" daña relaciones al crear distancia emocional (Créditos: Freepik) El manejo de los conflictos interpersonales fue objeto de estudio durante décadas. Un fenómeno particularmente destructivo en las relaciones de pareja es lo que comúnmente se denomina la “ley del hielo”. Tal como detalló en un informe especial The New York Times, esta táctica de evasión emocional, en la que una persona se niega a comunicarse o incluso a reconocer al otro, puede ser dañina para la salud de cualquier vínculo afectivo, ya sea familiar, de pareja o de amistad. A pesar de ser una reacción común ante los desacuerdos, los expertos advierten que el uso de esta estrategia puede tener consecuencias a largo plazo. La ley del hielo: una táctica común pero perjudicial La ley del hielo es una de las formas más claras de evitar un conflicto directo. Esta práctica, que se caracteriza por la indiferencia hacia el otro, se basa en el silencio intencional, ya sea ignorando al otro o evitando el contacto visual o verbal. A menudo, la persona que aplica esta táctica busca hacer sentir a la otra parte la incomodidad del desdén, lo que la convierte en una estrategia de castigo emocional. Según Kipling Williams, profesor emérito de ciencias psicológicas en la Universidad de Purdue y experto en el tema, este tipo de comportamiento es común en todo tipo de relaciones, y sus efectos pueden ser devastadores. En un artículo publicado por The New York Times, Williams explicó que la ley del hielo es una forma de aislamiento social que genera un dolor emocional significativo y puede dejar huellas profundas en quienes lo experimentan. La terapia puede ayudar a manejar conflictos sin daño emocional (Imagen Ilustrativa Infobae) En algunos casos, el silencio impuesto se hace aún más evidente. En un estudio realizado por la Universidad de Sídney, los investigadores definieron lo que se denomina “silencio ruidoso”, que ocurre cuando una persona utiliza el silencio de manera tan obvia que se convierte en una forma de agresión pasiva. Por ejemplo, salir de la habitación de manera teatral al notar la presencia de la otra persona, o incluso evitarla por completo, son formas extremas de esta táctica. Esta modalidad de la ley del hielo puede ser muy dolorosa para quien la recibe. El objetivo es dejar en claro que estás siendo ignorado y rechazado de forma deliberada. Aunque a corto plazo puede ofrecer un alivio momentáneo a la persona que la aplica, a largo plazo, este comportamiento puede generar tensiones mayores y empeorar el conflicto en lugar de resolverlo. ¿Por qué es tan tentador aplicar la ley del hielo? El uso de la ley del hielo puede parecer una forma “menos agresiva” de lidiar con los desacuerdos. Algunas personas optan por esta táctica porque consideran que hablar directamente de los problemas puede ser más confrontativo o emocionalmente doloroso. Según la psicóloga Erin Engle, del Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, el tratamiento silencioso puede ser inicialmente tentador porque parece permitir que la persona evite el conflicto directo. En una entrevista publicada en The New York Times, Engle señala que “es un alivio momentáneo que puede hacer que la otra persona se sienta incómoda y, por tanto, se retracte o ceda”. Sin embargo, Engle advierte que el uso constante de la ley del hielo puede tener efectos negativos en la relación. “No se está resolviendo el conflicto, se está evadiendo”, explicó. Esta evasión puede llevar a una acumulación de resentimientos no resueltos, lo que crea una brecha emocional cada vez mayor entre las personas involucradas. Las consecuencias del tratamiento silencioso en las relaciones Esta táctica no solo afecta la relación en el presente, sino que también tiene repercusiones a largo plazo. Según la Dra. Gail Saltz, profesora clínica asociada de psiquiatría en el Hospital Presbiteriano de Nueva York, el tratamiento silencioso es un tipo de castigo, aunque no siempre lo reconozcamos como tal. Saltz en diálogo con The New York Times, explicó que lo que muchas personas no entienden es que el silencio es una forma de control emocional. Al negarse a hablar, una persona puede intentar manipular a la otra para que se sienta culpable o incómoda. Este tipo de manipulación puede crear dinámicas de poder tóxicas dentro de una relación. A su vez, Saltz resalta que, aunque la intención de la persona que aplica la ley del hielo sea solo escapar del conflicto, lo que realmente está ocurriendo es que se está creando un desequilibrio de poder. Con el tiempo, este desequilibrio puede erosionar la confianza y el respeto mutuo, elementos fundamentales para una relación sana. La evasión del conflicto acumula resentimientos no resueltos (Créditos: Freepik) ¿Cómo manejar la ley del hielo? Si te encontrás en una situación en la que alguien te aplica la ley del hielo o sentís la tentación de recurrir a este comportamiento, los expertos sugieren varias estrategias para manejar el conflicto de manera más saludable. Hablar directamente sobre el problema: los expertos recomiendan expresar las emociones de manera clara y abierta. Según la psicóloga Erin Engle, “el conflicto puede ser incómodo, pero evitarlo solo empeora la situación”. En lugar de evadir, lo ideal es abordar los desacuerdos con honestidad y empatía para evitar que los problemas se acumulen. Aceptar las emociones del otro: a veces, el impulso de aplicar la ley del hielo surge cuando una persona siente que sus emociones no están siendo tomadas en cuenta. Escuchar y validar las emociones del otro es clave para resolver el conflicto sin recurrir al castigo emocional. Buscar ayuda profesional: en algunos casos, cuando la ley del hielo se convierte en un patrón recurrente, puede ser útil buscar la ayuda de un terapeuta o consejero de relaciones. La terapia puede ayudar a las parejas a aprender a comunicarse de manera efectiva y a manejar los conflictos sin dañarse mutuamente. La ley del hielo puede parecer una forma fácil de evitar el conflicto, pero sus consecuencias pueden ser graves para una relación. Según expertos de The New York Times, la solución real a los desacuerdos está en una comunicación abierta y respetuosa. Si bien el silencio puede ofrecer un alivio temporal, a largo plazo solo agrava los problemas y aumenta la desconexión emocional.
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