09/05/2025 08:10
09/05/2025 08:10
09/05/2025 08:10
09/05/2025 08:10
09/05/2025 08:10
09/05/2025 08:10
09/05/2025 08:10
09/05/2025 08:10
09/05/2025 08:10
09/05/2025 08:09
» Derf
Fecha: 08/05/2025 22:25
El dólar minorista se vendió este jueves en las pantallas del Banco Nación con una baja de treinta pesos, a $1.130. En el mercado informal, el dólar blue se negoció con una caída de cinco pesos, a $1.165. En el segmento financiero, el dólar contado con liquidación (CCL) registró una baja de 0,7% y operó en $1.157, mientras que el dólar MEP cayó 1,1%, para ubicarse en $1.143. Abril marcó un punto de inflexión para la economía argentina, con el inicio de una nueva etapa del programa económico que trajo consigo un esquema de flotación administrada, nuevas metas con el FMI y un cambio en el régimen cambiario. Fuentes de mercado indicaron que los primeros impactos fueron alentadores: el tipo de cambio se ubicó en la parte baja de la banda, la brecha se redujo y la inflación habría mostrado cierta moderación. Sin embargo, los analistas coinciden en que estos resultados iniciales no garantizan estabilidad duradera. El verdadero desafío será sostener el rumbo y construir fundamentos sólidos en un entorno aún frágil. Tanto desde el análisis de un bróker financiero como desde una consultora económica, los especialistas subrayaron que la acumulación de reservas es clave para evitar una nueva fase de vulnerabilidad externa. Sin reservas ni acceso al crédito internacional, los dólares provenientes del FMI tienen una duración limitada, sobre todo en un contexto con fuertes vencimientos de deuda por delante. Esta fragilidad amenaza con reactivar una dinámica conocida: la pérdida progresiva de divisas y un esquema cambiario que empieza a mostrar síntomas de agotamiento. Los expertos comentaron que el uso de los dólares del Fondo para pagar deuda, en lugar de reforzar las arcas del Banco Central, tiene un efecto colateral importante: se reduce la demanda en el mercado cambiario y eso mantiene el dólar artificialmente bajo. Esta estabilidad, aunque bienvenida en el corto plazo, podría estar distorsionando los incentivos económicos, al favorecer las importaciones, el turismo y la dolarización de carteras. De este modo, la estrategia oficial podría estar subsidiando indirectamente el tipo de cambio, al tiempo que se debilita el frente externo. Para los especialistas, si bien el Gobierno apuesta a consolidar el proceso de desinflación, esta prioridad puede entrar en tensión con la necesidad de sostener el esquema cambiario en el tiempo. Ambos análisis coinciden en que, sin una política activa para fortalecer las reservas, el margen para sostener la calma cambiaria es cada vez más acotado. En este escenario, la estabilidad lograda en los primeros meses corre el riesgo de convertirse en un espejismo si no se abordan las debilidades estructurales del modelo. Un nuevo esquema para una nueva etapa Desde la sociedad de bolsa Cohen destacaron que abril marcó un punto de inflexión en la estrategia económica del Gobierno. La firma del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, junto a la flexibilización del cepo cambiario, dio lugar a un cambio de régimen. Este nuevo enfoque se basa en un esquema de flotación administrada del tipo de cambio, enmarcado dentro de bandas móviles, y acompañado por una redefinición del marco monetario y nuevas reglas para el acceso al mercado cambiario. Los especialistas del bróker remarcaron que el primer impacto fue positivo. Se observó una reducción de la brecha cambiaria, mientras que el tipo de cambio se posicionó entre el centro y la parte baja de la banda establecida. A su vez, aunque la inflación sigue siendo elevada, mostraron que el traspaso de la suba del dólar a los precios fue más limitado de lo esperado, lo que podría permitir que el dato inflacionario de abril cierre incluso por debajo del registrado en marzo. A pesar de estas señales iniciales alentadoras, desde Cohen advirtieron que el verdadero desafío se encuentra por delante. La sostenibilidad del nuevo régimen dependerá de la capacidad del Gobierno para acumular reservas de manera continua. Este objetivo no solo es vital para cumplir con las metas acordadas con el FMI, sino también para apuntalar la estabilidad financiera, reducir el riesgo país y avanzar hacia la recuperación del crédito internacional. Los analistas de la sociedad de bolsa sostienen que el éxito de esta nueva etapa no se medirá por resultados inmediatos, sino por su capacidad de sentar las bases para una recuperación económica duradera. En este sentido, la estabilidad cambiaria actual es vista como un punto de partida más que como una meta en sí misma. Expectativas para el tipo de cambio en los próximos meses El escenario base de Cohen prevé que el tipo de cambio continuará moviéndose entre el centro y el piso de la banda cambiaria al menos hasta finales de mayo. Este comportamiento estaría sostenido principalmente por la liquidación de la cosecha gruesa, que representa una fuente clave de oferta de divisas en esta etapa del año. Sin embargo, los expertos del bróker advirtieron que esta situación podría cambiar más adelante. A medida que la oferta estacional de dólares disminuya, es probable que resurjan presiones para que el tipo de cambio busque niveles más competitivos. Este fenómeno podría intensificarse especialmente en el segundo semestre, cuando se acerquen las elecciones legislativas, que suelen traer consigo un aumento de la demanda de cobertura cambiaria. En este contexto, el Gobierno apuesta a mantener la estabilidad cambiaria aprovechando el anclaje que ofrecen las tasas reales positivas y una tendencia de desinflación ya en curso. Aun así, desde Cohen señalaron que este camino no está exento de riesgos, sobre todo si la dinámica del mercado cambiario pierde equilibrio cuando disminuya el ingreso de divisas por exportaciones. Además, indicaron que las decisiones futuras dependerán en gran parte de la evolución del contexto político y externo. La cercanía del calendario electoral, sumado a una situación internacional incierta, podría incidir de forma significativa en la dinámica de los flujos financieros y la estabilidad del régimen. Los riesgos latentes del nuevo esquema cambiario Para Cohen, si bien el esquema de bandas móviles ha permitido una primera etapa de estabilidad, la posición del dólar cerca del piso de la banda no está libre de riesgos. El incentivo a posicionarse en pesos, favorecido por las tasas reales positivas, alimentó el «carry trade» en las últimas semanas, pero este efecto podría perder fuerza si no se sostienen las condiciones actuales. Una cotización del dólar demasiado baja dentro de la banda puede desincentivar las exportaciones, al reducir su rentabilidad. Al mismo tiempo, puede estimular un aumento de las importaciones y del turismo emisivo, lo que a su vez incrementa la demanda de dólares en el mercado oficial. Según los especialistas de la sociedad de bolsa, estos factores podrían generar desequilibrios que dificulten la acumulación de reservas en el futuro. Otro punto señalado por los analistas es que, a medida que el atractivo del carry trade disminuye, podría verse una reversión de flujos hacia el dólar, lo que reforzaría las presiones cambiarias. En este contexto, la decisión oficial de acumular reservas solo en el piso de la banda envía una señal de expectativas bajistas para el tipo de cambio, pero también podría implicar mayores vulnerabilidades externas. Los expertos subrayaron que esta estrategia representa un delicado equilibrio entre sostener la desinflación y no debilitar el frente externo. Por ahora, el Gobierno prioriza anclar expectativas inflacionarias, aunque esto implique asumir ciertos riesgos en términos de balanza de pagos. Perspectivas de mediano plazo y condicionantes del éxito De acuerdo con Cohen, más allá del comportamiento del tipo de cambio en el corto plazo, el éxito del nuevo régimen económico dependerá de su capacidad para construir confianza y fundamentos sólidos para el crecimiento. La estabilidad financiera, la recuperación del crédito y la mejora de la productividad son condiciones necesarias para que esta estrategia tenga efectos duraderos. Los analistas remarcaron que uno de los principales focos en adelante será la acumulación de reservas internacionales, condición indispensable para fortalecer la credibilidad del programa económico. Sin reservas, el margen de maniobra ante shocks externos o eventos políticos se reduce considerablemente. Asimismo, señalaron que será clave mantener tasas reales positivas y avanzar en un sendero consistente de desinflación. Estas dos variables son esenciales para sostener la demanda de pesos y evitar movimientos bruscos en los mercados financieros. Finalmente, desde la sociedad de bolsa advirtieron que la consolidación de esta nueva etapa no estará exenta de sobresaltos. El éxito no dependerá únicamente de la política económica local, sino también del entorno internacional y de la evolución del clima político interno. En ese marco, el equilibrio entre estabilidad, crecimiento y competitividad será determinante para el futuro inmediato del régimen. El problema de fondo: sin reservas ni crédito, los dólares se agotan rápido Para Pablo Moldovan, director de la consultora C-P, el esquema económico actual enfrenta una debilidad estructural crítica: la falta de acumulación de reservas y la imposibilidad de acceder a los mercados de crédito. En este contexto, advierte que los desembolsos del FMI, si bien otorgan cierto alivio financiero en el corto plazo, se consumen rápidamente. Esto ocurre porque, aun en un esquema de bandas cambiarias donde el Gobierno no compra ni vende dólares, las reservas continúan cayendo debido al cumplimiento de obligaciones de deuda. El economista explicó que, a pesar de que el Gobierno ya anticipó que no planea regresar a los mercados este año, los compromisos financieros siguen vigentes. En los próximos nueve meses, se enfrentan vencimientos por más de 16.000 millones de dólares. Incluso si el FMI desembolsara los fondos comprometidos, Moldovan advierte que para enero de 2026 ya se habrá agotado el colchón financiero que proporcionó el organismo multilateral. Este diagnóstico pone en jaque uno de los principales objetivos de la «Fase 3» del programa económico: fortalecer al Banco Central. El experto señaló en su cuenta de la red social X que, sin una política activa de acumulación de reservas, esta fase tiene un alcance muy limitado. En su visión, para inicios de 2026 el país podría encontrarse nuevamente sin respaldo, justo en el momento en que se había comprometido a regresar a los mercados internacionales. Moldovan apunta que este contexto expone un riesgo central: sin reservas, la posibilidad de recuperar el acceso al financiamiento externo se vuelve muy lejana. Además, existe una relación comprobada entre el nivel de reservas y el riesgo país. Por tanto, la falta de acumulación no solo compromete la estabilidad cambiaria, sino también la credibilidad y el atractivo financiero de la economía argentina. El costo de incumplir las metas con el Fondo Moldovan remarca que el incumplimiento de las metas con el FMI no es un hecho neutral. En su análisis, este desvío tiene consecuencias directas sobre el mercado cambiario. Por un lado, los dólares del Fondo que debieran reforzar las reservas se destinan a pagar deuda. Por otro, esta dinámica reduce la presencia de compradores en el mercado de cambios, ya que ni el Tesoro ni el Banco Central participan activamente en la adquisición de divisas. Esta menor demanda tiene efectos sobre el tipo de cambio. Según el especialista, al reducirse las presiones compradoras, el dólar tiende a estabilizarse en niveles más bajos dentro de la banda. Esta situación genera un tipo de cambio que, si bien parece controlado, es artificialmente contenido por la ausencia de intervención del sector público. El experto económico considera que esta situación tiene implicancias relevantes: al utilizar los recursos del FMI sin acumular reservas, se está, en la práctica, subsidiando el precio del dólar. Esto beneficia a las importaciones, el turismo emisivo y la formación de activos externos, generando distorsiones en la asignación de divisas dentro de la economía. Moldovan señala que este esquema no es nuevo. Las similitudes con la dinámica observada en los años 2018 y 2019 son evidentes. En aquel momento, también se recurrió a los dólares del FMI para sostener la estabilidad sin fortalecer las reservas, lo que derivó en un agotamiento de recursos y una pérdida de control del mercado cambiario. El regreso del goteo en las reservas y el apuro oficial por nuevos dólares Para Moldovan, la dinámica actual amenaza con volver al modo «goteo y cuenta regresiva» en lo que respecta a las reservas internacionales. Esta imagen remite a un proceso paulatino pero sostenido de pérdida de respaldo financiero, donde cada día que pasa acerca más al país a una nueva crisis cambiaria. Este escenario ayuda a entender, según el economista, el apuro del Gobierno por buscar fuentes alternativas de dólares. Una de las opciones que se baraja es un nuevo blanqueo de capitales, con el objetivo de repatriar divisas que están fuera del circuito formal. Sin embargo, Moldovan sugiere que estas medidas, si bien podrían brindar oxígeno momentáneo, no resuelven el problema estructural de fondo. El especialista considera que, en este contexto, las prioridades políticas —como el objetivo de reducir la inflación— pueden entrar en conflicto con las necesidades económicas de mediano plazo. El intento de consolidar un proceso desinflacionario, sin respaldo suficiente en reservas, puede llevar a repetir errores del pasado. Moldovan plantea que el dilema de fondo es claro: sostener la estabilidad cambiaria a corto plazo sin acumular reservas debilita la posición externa del país y compromete el futuro del programa económico. En su visión, priorizar la política de precios por sobre la consistencia externa puede tener costos elevados para la economía. Fuente:Iprofesional
Ver noticia original