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» Diario Cordoba
Fecha: 08/05/2025 11:51
Flick consuela a Raphinha en Milán. Es bien sabido que en el Barça hay dos batallas que librar. Hansi Flick, con sus apuros idiomáticos para conocer hasta el hueso el llamado entorno azulgrana, ya ha ganado la primera: el equipo tiene un estilo cautivador. Ahora le queda rematar su incipiente obra con títulos, que al final es de lo que se trata. Perder con estilo nunca es del gusto de nadie, por más que alivie en el universo culé. En el campo, este Barça apalancado en la tesorería tiene pensamiento propio y su muestrario seduce, por su frescura juvenil y su aire bizarro. Por algo Flick fue el tutor del 8-2 de Lisboa del Bayern al Barça de Messi. Por algo se suceden los partidos frenéticos, con ganchos y más ganchos en las áreas. Pero en el Giuseppe Meazza, frente al Inter, le faltó abrocharse en el último minuto anterior al tercer tiempo. El fútbol también requiere blindaje. De momento, a la espera del clásico del domingo, en el estupendo tratado de Flick, hay un catalizador. La inmensa mayoría de los jugadores han mejorado. Incluso a los que se daba por marchitados han subido uno o varios escalones. Szczesny, descatalogado antes de su fichaje, se ha fumado a buena parte de los escépticos; Koundé le ha cogido el gusto al puesto de lateral que tanto abominaba; Iñigo Martínez es más centurión que nunca; Pedri, tan frágil físicamente, hoy deslumbra y quita y pone sin parar; Raphinha, tan borroso hace un curso, ya tiene tanto gol como colmillo; Lewandowski ha rejuvenecido y todavía flirtea con el gol como un chiquillo; y Ferran se ha convertido en un recluta con cuajo. El tantas veces impugnado De Jong progresa a su manera. Y qué decir de ese fenómeno llamado Lamine que apunta al archivo del tesoro del fútbol, sin olvidar su cuadrilla: Cubarsí, Balde, Casadó… En este Barça expansivo y desacomplejado apenas tres futbolistas siguen entre paréntesis tras sus problemas médicos: Araujo, en Milán, de nuevo mal retratado; Gavi, que no acaba por dar con la versión del otro Gavi; y Ansu Fati, fuera de lugar, ni con fórceps, Por desgracia nada que ver con aquel ilusionante cometa. En un club atornillado por las finanzas y tan raso sobre el césped hace una temporada, Flick ha logrado sintonizar un grupo vertebrado por la lozanía de los cadetes del yacimiento de La Masia y la sublevación de varios pretorianos. No le ha alcanzado para levantar la “orejona”, pero ya cuenta con dos títulos -revalorizados por habérselos soplado al Real Madrid- y tiene la Liga en sus pies cuando solo faltan cuatro jornadas. Las notas definitivas, a final de curso. Pero en agosto eran masivos los mensajes barcelonistas que sospechaban un periodo de barbecho en el año I de Mbappé. Con las inyecciones de Flick, este Barça superviviente del frío Montjuïc, con o sin la Liga en el zurrón, deportivamente tiene tanto presente como futuro. Atractivo no le falta. Queda por ver hasta dónde le lleva. Máxime, de inmediato, ante un Real Madrid con menos gracia y en el que se propaga por todos los rincones un cambio de ciclo, con Carlo Ancelotti en el meollo de la polvareda. Pero cuidado. Con el presuntamente periclitado Madrid de por medio, en las malas no son pocos los desmentidos, no hay escáner que valga.
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