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Concordia » Diario Junio
Fecha: 08/05/2025 10:58
La ordenanza N° 32.944, sancionada en 2005, establece la prohibición en todo el ejido de Concordia de la quema a cielo abierto de residuos y/o desperdicios, sea su origen domiciliario, industrial o callejero. En el artículo 3° se establece que, de constatarse el incumplimiento, se labrarán las correspondientes actuaciones, las que serán giradas al Juzgado de Faltas, quien sancionará con multas. La recaudación resultante de la aplicación del artículo 3° de la presente se destinará para el mantenimiento de la Asociación de Bomberos Voluntarios Concordia. A pesar de la norma, es práctica común quemar residuos en la zona Sur, tal como lo denuncia Marianela Bais, una vecina de Humberto Primo y Castelli. Antes había un basural en la esquina, hasta que, hace un año, los vecinos se pusieron firmes, instalando carteles y saliendo a advertirles a quienes se acercan con intenciones de arrojar basura que no lo hagan. Pero, a esa altura, unos metros al sur por Humberto Primo, se encuentra uno de los principales accesos a la Defensa Sur. Por ende, ahora van y tiran allí. Del otro lado se formó un «basural enorme», donde arrojan residuos domiciliarios, ramas, escombros. La vecina sostuvo que en el Campo del Abasto se les cobra a quienes van a arrojar basura. «¿Qué hace esa gente, las cooperativas contratadas por el municipio? Vienen y tiran acá atrás», sostuvo la vecina. La mujer explicó que antes había un encargado que estaba al tanto de las tareas de limpieza y lo mantenía en orden al lugar. Pero falleció en la gestión anterior. Ahora hay otra persona, a quien le pidió que se siga efectuando la limpieza, ya que notan que comienza a nivelarse el terraplén, que impide que avance el agua en caso de una inundación. Pero no hubo respuesta. A su vez, Bais sostuvo que, por culpa de quienes arrojan basura, otras personas van y queman los residuos. «Es como un volcán, vive prendido», expresó. «Es todos los días, no hay una hora que no esté prendido el fuego», expresó. La mujer sostuvo que se incineran nylons. La misma municipalidad expresó que la quema de desechos, especialmente plásticos, metales y otros materiales no biodegradables, libera sustancias tóxicas como dióxido de carbono, dióxido de azufre y partículas finas, que afectan la salud respiratoria de las personas y pueden dañar órganos vitales. «Esta práctica también contribuye al cambio climático, al generar gases contaminantes que agravan la calidad del aire y perjudican el entorno natural.» Las consecuencias pueden dar fe los mismos vecinos de la Defensa. «Es impresionante cómo afecta la vista. Tuve un problema con la vista. Después de las seis de la tarde, eso como que baja y se hace una cerrazón y te empieza a picar la garganta», enumeró Bais. La mujer sostuvo que además, enfrente a su casa, vive una menor de edad con problemas respiratorios que se agravan con el humo tóxico que flota en el barrio. «Tendríamos que tener la mejor limpieza. Tenemos el Sanatorio Garat acá cerca.» La mujer sostuvo que acudió al municipio y les remarcó la contradicción de que las mismas cooperativas que la municipalidad contrata sean quienes tiren la basura. A pesar de las explicaciones que recibió de parte de las autoridades municipales, quienes le explicaron que están trabajando en el tema, la situación no ha cambiado. La basura «se convierte en otra cosa» La subsecretaria de Medio Ambiente explicó que están saneando la Defensa Sur. Sostuvo que a pesar de que dialogan con los vecinos, quienes tienen camiones recolectores y contenedores a disposición, prefieren ir a arrojar la basura en los baldíos. Y la quema se realiza debido a la creencia generalizada de que esa es una forma adecuada de deshacerse de la basura. “No la hace desaparecer; la convierte en otra cosa”, advirtió. Lo que en realidad sucede es que se transforman en micropartículas que se diseminan por el medio ambiente que luego son absorbidas por la vía respiratoria o por la piel. “Esas dioxinas y furanos pueden provocar cáncer». El término «dioxina» se refiere a un grupo de contaminantes orgánicos persistentes que se encuentran entre las sustancias químicas más tóxicas conocidas en la actualidad. «Las dioxinas se producen por incineración, durante la fabricación de productos químicos clorados, especialmente el PVC, y en otros procesos que utilizan cloro, tales como el blanqueo de papel», según el sitio «La salud sin Daño». Montoreano sostuvo que «son toxinas que no las podemos eliminar y queda instaladas en nuestro cuerpo”. Pero son prácticas muy arraigadas que cuesta desterrar al igual que aquella de arrojar basura en el arroyo que el agua se la lleva pero en realidad queda en el río. Montoreano dijo que lo que apuntan es a generar un cambio cultural en la comunidad. Cuando eso suceda: “vamos a tener un aire más puro y menos contaminado”. Ayer, la subsecretaria se reunió con integrantes de la Policía de la Provincia quienes se comprometieron a realizar mas rondas de vigilancia en los sectores donde haya quema de residuos a menudo. Pero sostuvo que necesitan que los vecinos hagan las denuncias a quienes ven con los fósforos en las manos. Aunque admitió también que tienen temor. Además, remarcó que hay quienes prenden fuego porque buscan los metales para revenderlos pero hay otros que simplemente lo hacen porque «tienen ganas». «Hay mucha gente que es incendiaria». «Necesitamos que los identifiquen porque la Policía va a actuar: va a ir a hablar con esa persona». «Una practica muy común en Concordia» En cuanto a las cooperativas de limpieza, remarcó que si identifican a alguna que arroje basura en cualquier lado, las van a sacar del circuito. Y respecto de vehículos particulares, les pidió a los vecinos que les tomen fotos. Pero deben se imágenes legibles donde se pueda distinguir la patente. “Muchas veces nos mandan pedacitos de un camión y eso no nos sirve”, admitió. Si no pueden identificar a un vehículo o a una persona, se les hace muy difícil poder hacerles una multa. Montoreano, a su vez, indicó que la problemática de los residuos que arrojan los vecinos la padece toda la ciudad. “Es una práctica muy común de Concordia el no esperar el recolector y salir con el auto, la camioneta o el carro y poner la basura donde no corresponde”, mencionó. Muchas veces, son los mismos vecinos que culpan a otros quienes incurren en esas prácticas. La funcionaria sostuvo que se ve absoluta falta de empatía en muchos habitantes de la ciudad que van a arrojar sus residuos a barrios alejados de los lugares donde residen. Mencionó varios microbasurales emblemático como el de calles Córdoba y Gualeguay, en el barrio 11 de Junio, pero también a terrenos baldíos que no son cercados ni cuidados por sus propietarios. Por ende, los vecinos comienzan arrojando ramas pero después dejan la basura. “Necesitamos que los dueños de los terrenos también empiecen a cuidar”. Más adelante, sostuvo que hay lugares que son emblemáticos como en el tramo del arroyo Manzores cerca de San Lorenzo y las vías del ferrocarril. «Vienen camionetas con bolsas y depositan frente a la Iglesia, frente a un parque, a una cancha y no les importa ¿Qué practica es esa? ¿No ven que sacamos el contenedor porque se juntaban 20 personas a vivir del contenedor?», se preguntó. Montoreano dijo que se trata de vecinos que se supone que tiene un nivel cultural apropiado. «No estamos hablando de gente de los carros, que culpamos siempre a los carros». En resumidas cuentas, la funcionaria admitió que, a pesar de las campañas que se han realizado, la gente está «como rebelada» con la basura. Incluso, cree que detrás hay algo mas. Incluso, sostuvo que es una forma de protestar contra la gestión actual. «¿Que les pasa que tienen que salir con la basura en el baúl? ¿No pasa el recolector por la esquina de su casa?» Montoreano admitió que hay mas gente que vive de los contenedores por el nivel de pobreza existente en la ciudad. Aunque aclaró que muchos son adictos -de acuerdo a un relevamiento que han efectuado con Desarrollo Humano- y «no quieren hacer otra cosa». Por otra parte, dijo que los finales de obra privadas son otro foco de conflicto. Y responsabilizó de arrojar los sobrantes a los albañiles, a los capataces y también a los arquitectos que dirigen las obras ya que deben saber que hacen las personas a las que contratan. «Terminan una obra y tiran los azulejos, lo que picaron, lo que rompieron, en cualquier lado, teniendo Puntos Libres y el Abasto disponibles».
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