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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 08/05/2025 04:58
Educación e impacto: iniciativas que hacen la diferencia "El 90% de las mujeres confiamos más en las decisiones financieras de cualquier hombre que nos rodee“, dijoTamara Vinitzky en un auditorio lleno en la Feria Internacional del Libro 2025, y el murmullo que siguió a la frase recorrió la sala haciendo notar el impacto de la afirmación. En la tercera jornada del Seminario de Innovación Educativa de Ticmas, tres voces claves —dos de argentina y una colombiana— trazaron un mapa del impacto educativo y social que sus instituciones impulsan, cada una desde su trinchera. En el panel, moderado por Patricio Zunini, titulado Educación e impacto: iniciativas que hacen la diferencia, Cecilia Hancevic de Fundaciones Grupo Petersen (Argentina), Andrea Daza Solórzano de Bancamía (Colombia), y Tamara Vinitzky, directora ejecutiva en Banco Comafi (Argentina), ofrecieron una mirada caleidoscópica sobre qué significa transformar comunidades a través de la educación financiera, el empoderamiento femenino y la intervención en territorios históricamente relegados. El impacto ante el género como obstáculo Cecilia Hancevic (de Fundaciones Grupo Petersen), Andrea Daza Solórzano (de Bancamía Colombia) y Tamara Vinitzky (de Banco Comafi) en el auditorio de Ticmas en la Feria del Libro “El verdadero impacto es cuando un estudiante te dice que algo distinto está pasando en su escuela. Más allá de los números, es esa transformación real”, dijo Hancevic. Desde hace 20 años, las Fundaciones Grupo Petersen trabajan con escuelas secundarias de Santa Fe, San Juan, Entre Ríos y Santa Cruz, fortaleciendo a directivos y docentes en proyectos interdisciplinarios, con especial foco en aprendizaje basado en proyectos y liderazgo pedagógico. “Pusimos al estudiante en el centro del aprendizaje. Eso es clave”, explicó. Andrea Daza, desde Colombia, compartió la complejidad de medir impacto cuando se trata de inclusión financiera en comunidades excluidas. Bancamía, banco de desarrollo adscrito al Grupo BBVA, actúa en todos los departamentos del país y entrega microcréditos y asesoramiento personalizado a personas que en su mayoría no tienen escolaridad formal. “El 51% de nuestros clientes son analfabetas. Enseñarles a manejar su dinero no es solo educación financiera, es desarrollo social”, señaló. Vinitzky, desde el ámbito corporativo, aportó otra variable: la resistencia cultural femenina a la autonomía económica. “Cuando lanzamos el programa Mujeres Únicas, vimos que muchas mujeres exitosas profesionalmente aún dejaban el dinero en la caja de ahorro ‘por las dudas’, o incluso, al abrir una cuenta de inversión, pedían incluir al marido como cotitular", recalcó. Partiendo del comentario de Tamara, las tres coincidieron en una dimensión transversal: el género influye profundamente en el acceso a la educación financiera. “Hay mujeres en Colombia que deben pedirle permiso al marido para ir a una charla o al mercado Por eso creamos Conversaciones en la banca, encuentros exclusivos para mujeres, donde además de finanzas se habla de liderazgo y autoestima", dijo Daza. En Argentina, Vinitzky encontró el mismo patrón en otro estrato social: “Mujeres C-level que no sabían cómo invertir, o que confiaban ciegamente en un varón. El trabajo de empoderamiento comienza por asumir eso”. Evaluar la transformación Cecilia Hancevic (de Fundaciones Grupo Petersen), Andrea Daza Solórzano (de Bancamía Colombia) y Tamara Vinitzky (de Banco Comafi) en el auditorio de Ticmas en la Feria del Libro Medir impacto va más allá de encuestas o estadísticas. Para Hancevic, lo esencial es la transformación sostenida: “Los ministerios de Educación de las cuatro provincias con las que trabajamos adoptaron nuestro programa como política pública. Eso nos obligó a diseñar herramientas rigurosas de evaluación, con mejoras en tasas de egreso y en aprendizajes de lengua y matemática”. Bancamía, por su parte, validó sus contenidos en alianza con la Universidad Jorge Tadeo Lozano y logró certificar a 430 personas. “Algunos nunca habían ido a la escuela. El día de la graduación decían ‘quiero colgar este diploma en la sala para que mis hijos vean que se puede’”, relató Andrea, emocionada. En Comafi, el cambio fue inmediato: “Más del 50% de las mujeres que participaron cambiaron su forma de ahorrar. En eventos con cupo limitado, siempre hay más gente de la que entra. Eso es una señal de necesidad y deseo de cambio”. Historias que revelan el alcance Cecilia Hancevic (de Fundaciones Grupo Petersen), Andrea Daza Solórzano (de Bancamía Colombia) y Tamara Vinitzky (de Banco Comafi) en el auditorio de Ticmas en la Feria del Libro Más adelante, Patricio Zunini pidió que hablaran sobre historias puntuales que hablaran sobre las transformaciones que generan a través de sus plataformas. El relato más potente vino desde el sur argentino. Hancevic contó la experiencia de una escuela rural en Telier, Santa Cruz, con apenas 35 alumnos. “No crecían las semillas en uno de los viveros escolares. Estudiantes y docentes se pusieron a investigar. Concluyeron que el suelo era infértil. La solución fue comunitaria: armaron un compost con residuos orgánicos de todas las familias. Y fertilizaron el suelo. Viajaron 800 kilómetros para presentar el proyecto y ganaron el Premio a la Innovación Educativa”, destacó. Desde Bogotá, Daza narró la historia de una madre de cuatro hijos que cargaba lavadoras en barrios inseguros para subsistir. Con asesoramiento de Bancamía, se convirtió en referente comunitaria y terminó siendo recibida por la reina Letizia en España como caso emblemático de superación. Vinitzky cerró con una historia más íntima: “Una mujer de más de 50 años quedó sin empleo. La ayudamos a administrar su dinero, pero sobre todo la conectamos con una red de otras mujeres. En seis meses, estaba de nuevo trabajando. El networking femenino puede ser transformador”. Al final del panel, Zunini agradeció y recordó que en tiempos de estadísticas y rankings, escuchar historias reales permite entender dónde está ocurriendo la verdadera transformación. Vinitzky lo sintetizó con una frase que podría ser lema del seminario: “La ambición es una buena palabra. No es mala palabra”.
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