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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 06/05/2025 14:54
Despelote, de Julián Cordero y Sebastián Valbuena. Despelote es una muy bonita aventura narrativa que cuenta las distintas vivencias de Julián, un niño de ocho años de Quito, mientras la Selección de fútbol de Ecuador está cerca de conseguir su primera clasificación al mundial de fútbol en 2001. La entrega hace de lo cotidiano algo para contar y también muestra cómo distintos aspectos culturales, en este caso el fútbol, puede funcionar como un motor de unión y algo transversal a toda la sociedad. Los videojuegos son un gran medio para contar historias y las aventuras narrativas tienen una larga trayectoria en la industria. Algo que me sorprendió de Despelote es que tiene una identidad muy marcada y se diferencia mucho a la hora de cómo narrar su historia. El título cuenta con un diseño artístico muy llamativo que funciona muy bien con la trama al denotar nostalgia y recuerdo. Despelote, de Julián Cordero y Sebastián Valbuena. Asimismo, el avance de la historia se hace a través de una premisa tan simple como efectiva: ¿Qué estabas haciendo el día que la selección de fútbol jugaba ese partido tan importante?. De esta forma, Despelote nos cuenta relatos de la vida de Julián durante los días que Ecuador disputaba los últimos partidos de eliminatorias que culminaría con su clasificación al mundial. Días en la escuela, en el recreo, días en el parque con amigos y hasta fiestas opacadas por la relevancia de un partido son algunos de los escenarios que se encuentran en el juego y que todos podríamos sentirnos identificados. Por más que el fútbol sea la línea conectora de toda la historia, la fuerza de su relato se encuentra en la vida cotidiana, en la crianza y en los lazos familiares y de amistad. Despelote, de Julián Cordero y Sebastián Valbuena. El título fue desarrollado por Julián Cordero y Sebastián Valbuena, y la historia que narra es semi-autobiográfica. Desde lo jugable, Despelote es un juego simple en primera persona donde podemos jugar a un videojuego de fútbol, recorrer distintos escenarios, interactuar con objetos y personas y escuchar distintas conversaciones de la gente a nuestro alrededor. Hay momentos en los que tenemos cierta libertad de exploración delimitadas por un tiempo y nosotros podemos decidir qué hacer en ese momento. Quedarnos viendo el partido de Ecuador con imágenes reales, patear la pelota con nuestros amigos, escuchar conversaciones que dan un contexto a la vida del país en ese entonces son algunas de las posibilidades y, es aquí, donde mucho de la magia del juego ocurre. Despelote, de Julián Cordero y Sebastián Valbuena. Que se cuelgue una pelota en un árbol, los enojos de un vecino ante el griterío de los niños jugando al fútbol o encontrarte en la escuela contando los segundos para que suene la campana e ir a jugar al recreo con tus amigos, son momentos tan cotidianos y, a la vez, tan difíciles de describir con palabras, y Despelote logra retratarlos de una manera única, capaz de erizar la piel. Los videojuegos son artefactos culturales en el sentido que siempre expresan cultura y son creaciones humanas por lo que las vivencias y el contexto forman parte de la obra. Despelote es un título lleno de identidad que no solo nos invita a ver el fanatismo de un niño de ocho por el fútbol sino que también retrata al Ecuador de esa época con conversaciones que dan contexto y hasta con distintas situaciones políticas, económicas y sociales que atravesaba el país. Despelote, de Julián Cordero y Sebastián Valbuena. La película argentina ‘El secreto de sus ojos’ cuenta con una emblemática escena donde se habla de lo que puede generar un equipo de fútbol que termina con la icónica frase: “el tipo puede cambiar de todo, pero no puede cambiar de pasión”. Traigo esta cita a colación porque se me vino varias veces a la cabeza mientras jugaba Despelote. El título no es una historia de fútbol o de deporte, es una historia de pasiones y de vivencias. El fútbol es tan solo una pequeña parte de lo que se cuenta ya que el foco está en la cultura y en las relaciones, en la esperanza y en los sueños que generó esa selección para Ecuador. Despelote son los amigos y relaciones que hicimos pateando una pelota. Despelote, de Julián Cordero y Sebastián Valbuena. En definitiva, Despelote es una muy bella aventura gráfica con una duración menor a dos horas por lo que es una gran recomendación para todos aquellos que quieran experimentar una historia muy emotiva y contada de una manera muy creativa. 8 El fútbol como cultura Despelote cuenta las distintas vivencias de un niño de ocho años de Quito, mientras Ecuador está cerca de conseguir su primera clasificación al mundial. La magia del juego está en cómo logra retratar momentos únicos de la vida cotidiana. Revisado en PC Plataformas: PC PlayStation 5 Xbox Series S Xbox Series X PlayStation 4 Xbox One
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