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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 06/05/2025 05:12
Desde hace más de tres décadas, acompaña a niños, jóvenes, adultos mayores y familias en situación de vulnerabilidad En la edición 2025 del Latam Economic Forum, el costado solidario del evento cobra fuerza a través de una nueva iniciativa conjunta: todo lo recaudado por entradas y patrocinadores será destinado a dos instituciones con fuerte anclaje social —la Fundación de Acción Social de Jabad y la Asociación Cooperadora del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez— que trabajan desde hace décadas en contacto directo con quienes más lo necesitan. Este el tercer año consecutivo que ambas organizaciones reciben el apoyo del foro. La decimoprimera edición del evento económico y financiero organizado por la consultora Research for Traders, se realizará el jueves 8 de mayo desde las 8:30 en el Goldencenter. Contará con la presencia del presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, quien estará a cargo de la apertura de la jornada. Luego, habrá un panel de especialistas integrado por el economista y diputado nacional de Juntos por el Cambio por Santa Fe Luciano Laspina; el economista, fundador y CEO de Carta Financiera, Miguel Ángel Boggiano; el analista político y director de Poliarquía Consultores, Alejandro Catterberg; y el politólogo y especialista en Relaciones Internacionales, Fabián Calle. El foro fue creado hace más de una década por Darío Epstein “con el fin de generar un espacio de reflexión y análisis sobre temas económicos y políticos de actualidad y principalmente como vehículo para lograr impacto social a través de lo recaudado en cada edición”. Lo recaudado en el evento se destina al financiamiento de dos proyectos sociales. Niñas y niños del programa Ieladeinu Al respecto, el vocero de la Fundación Jabad, Alejandro Altman, explica: “Somos coorganizadores del evento junto a Darío Epstein, de la consultora Research for Treaders, y su equipo. Es una manera de unir voluntades con un fin concreto: mejorar la vida de quienes más lo necesitan”. Sobre Epstein, expresa: “Él se acercó un día y dijo: ‘Tengo ganas de ayudar, de mejorar el mundo, ¿cómo lo puedo hacer? Tengo tiempo, tengo contactos y tengo agenda’, y ahí se creó“. También cuenta: “El 100% de lo recaudado va a parar a las causas solidarias. Ninguno de los organizadores cobra un peso, y eso también habla del espíritu que lo impulsa”. La edición anterior, de 2024, dejó resultados concretos y acorde a las necesidades que abordan la fundación y la cooperadora: la reparación estructural de cuatro viviendas, subsidios habitacionales y alimentarios para más de 500 personas, y la financiación de tratamientos médicos y sesiones terapéuticas que, sin ese respaldo, no hubieran sido posibles. Ayudan a unas 3000 personas. “Es un proyecto gigante”, asegura Alejandro Altman, vocero de la Fundación “Todos podemos hacer algo. No hay excusas para no mirar al costado y ver lo que le pasa al prójimo. El foro es un ejemplo claro de que, con ganas y usando lo que cada uno tiene a mano, se puede ayudar a otro”, reflexiona Altman. Respecto a destino del dinero que se recaude este año, aclara: “El objetivo es acompañar a familias de clase media que hoy están en riesgo de exclusión”. “Estamos viendo una situación parecida a la de la pandemia: muchas personas que antes no necesitaban ayuda ahora se acercan porque no pueden sostener las expensas, el comedor escolar o la cuota del colegio. Vienen a pedir apoyo para no caerse del sistema. También estamos evaluando destinar una parte a reformas en el hogar de niños. La Cooperadora del Hospital Gutiérrez, por su parte, está analizando la compra de dos o tres equipos médicos con lo recaudado. Apenas lo definan, lo vamos a comunicar”. Lo recaudado en el Latam Economic Forum se destinará al financiamiento de proyectos sociales de la Fundación Jabad y la Cooperadora del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez (Adrián Escandar) “Nosotros no trabajamos en función de la coyuntura, sino del compromiso constante. La ayuda social no se detiene. Como parte de la comunidad judía, nuestra tarea está dirigida principalmente a sus miembros en situación de vulnerabilidad, pero siempre con una mirada abierta y solidaria hacia el conjunto de la sociedad”, afirma Alejandro Altman en promedio, con todos los programas para niñas, niños, jóvenes, adultos y adulto mayores, a unas 3000 personas. “Es un proyecto gigante”, afirma. A lo largo de más de tres décadas, su labor fue creciendo en profundidad y alcance. Con un enfoque integral, la Fundación despliega una red de programas que buscan responder a múltiples dimensiones de la exclusión: alimentación, salud, vivienda, acceso a derechos, vínculos comunitarios. Cada iniciativa nace de una lectura atenta de la realidad social y se sostiene con una estructura que combina planificación, cercanía y trabajo profesional. “Estar cerca, actuar con rapidez y sostenernos en el tiempo, incluso cuando las crisis se acumulan y el contexto exige más de todos”, resume Altman. La Fundación, creada en 1989 y que desde entonces ayudó a más de 15 mil personas, se define como un espacio que brinda ayuda integral y personalizada a miembros de la comunidad judía que se encuentran en situación de vulnerabilidad y desprotección. Por medio de sus programas y prestaciones, atiende diversas problemáticas, con el objetivo de disminuir los efectos de la exclusión social a través de acciones concretas que mejoran la vida cotidiana de su población destinataria. Desde 2002, tras la crisis socioeconómica que afectó a gran parte de la población argentina, integra la Red de Ayuda Comunitaria Judía, articulando su trabajo con otras organizaciones para responder a demandas sociales complejas y cambiantes. Todos sus programas están orientados al fortalecimiento y desarrollo de los recursos personales de quienes acompaña. Más de 400 adultos mayores participan de un taller productivo, a cambio de un expendio, donde fabrican botiquines, juegos didácticos y meriendas (Fundación Jabad) Acompañar todas las etapas de la vida, la misión de Jabad Desde su creación en 1999, el programa Ieladeinu acompañó a más de 600 niños, niñas y adolescentes. Trabaja en red con otras organizaciones públicas y privadas para erradicar el maltrato infantil, promover los derechos de la niñez y prevenir la violencia contra ellos. En 2008, con apoyo de UNICEF, Ieladeinu publicó un libro que sistematiza su experiencia y enfoque. Su intervención finaliza cuando la situación familiar se encuentra normalizada y los niños pueden desarrollarse sin riesgo en su entorno. El objetivo central del programa es apoyar y fortalecer a la familia como ámbito natural y prioritario de protección y desarrollo para los niños y adolescentes. Cuando ese entorno se vuelve peligroso para su integridad física o emocional, se articula con organismos de protección de derechos que evalúan la necesidad o no de una medida de separación. Además de hogares y dispositivos de acogimiento, cuenta con recursos específicos como trabajo domiciliario, acompañamiento terapéutico, orientación legal, tratamientos psicológicos, entrevistas de orientación a padres y grupos terapéuticos para madres y padres. Los llamados centros de vida son espacios terapéuticos que complementan —o, cuando es necesario, suplantan— las funciones parentales, siempre con el horizonte de garantizar entornos afectivos, protegidos y respetuosos de la identidad de cada niño. Ieladeinu es el único programa de protección integral de la infancia de la comunidad judía de América Latina y cuenta con el reconocimiento del Estado argentino. Trabaja en articulación con SENAF, juzgados y servicios zonales, y promueve modelos alternativos al encierro institucional. Además de hogares y centros de día, desarrolla instancias de fortalecimiento familiar y de acogimiento temporal en familias sustitutas, garantizando el derecho de niñas y niños a crecer en entornos afectivos y sintiéndose protegidos. Los adolescentes tienen el programa Ofek (Fundación Jabad) Para adolescentes y jóvenes, el programa Ofek (“Horizonte”) ofrece oportunidades de formación, inserción laboral y acompañamiento psicosocial. “Acá vienen chicos que por distintos motivos quedaron relegados. Les enseñamos cómo armar un currículum, cómo prepararse para una entrevista laboral, y también los conectamos con empresas. Incluso tenemos una casa donde pueden vivir transitoriamente, como si fuera una pensión estudiantil. Pero con la idea clara de que eso es momentáneo, hasta que puedan sostenerse por sí mismos”, explica Altman. Creado en 2012, Ofek acompaña cada año a más de 80 jóvenes que viven en situaciones de vulnerabilidad social, emocional y económica. El programa les ofrece tutorías educativas, orientación vocacional, espacios terapéuticos y talleres de habilidades sociales y laborales. También gestiona una casa de convivencia supervisada, donde los jóvenes aprenden a organizar su vida cotidiana con autonomía y responsabilidad. “No se trata solo de que consigan trabajo. Queremos que puedan proyectarse, armar un camino propio, con seguridad emocional y herramientas reales”, reconoce el vocero de la Fundación. Pensando en los adultos mayores, la Fundación lleva adelante un modelo que recupera el valor del rol activo y comunitario. Más de 400 adultos mayores participan de un taller productivo, a cambio de un expendio, donde fabrican botiquines, juegos didácticos y meriendas, que luego se donan a escuelas rurales, hospitales y organizaciones sociales. “Han vuelto a nacer. Se sienten útiles, se visten, van con entusiasmo, recuperan hábitos. Algunos se han reencontrado con sus nietos, otros formaron nuevas parejas. Es impresionante ver cómo vuelven a sentirse personas. Este proyecto me emociona, y queremos que se replique en otros lugares del país”, relata Altman conmovido. “El sueño —agrega— es que ese trabajo que realizan con sus manos tenga impacto social, pero también emocional. Cada objeto lleva el nombre de quien lo hizo. Ese botiquín o juego llega a una escuela rural con una historia detrás. No es solo ayuda, es dignidad. Hay una conexión emocional que es hermosa. Además, no es solo por darles algo para hacer. Hay un encuadre, una motivación. Si llegan tarde o faltan, se descuenta el día. Eso, simbólicamente, les da estructura y sentido”, admite. Unos 400 adultos mayores son parte de los talleres (Fundación Jabad) Un mensaje para contagiar Detrás de cada acción hay una estructura diseñada que es el resultado de mucho rigor. Nada queda librado al azar. “No basta con hacer el bien: hay que hacerlo bien”, resume Altman. “El 98% de nuestras actividades se financian con donaciones. Por eso buscamos eficiencia y transparencia. Administramos fondos que la gente nos confía para mejorar la vida de otros, y eso tiene un nivel de responsabilidad altísimo”. En ese sentido, resume la misión institucional que tienen y que él lleva adelante como voz de la tarea: “Nuestro objetivo es brindar ayuda integral y personalizada a miembros de la comunidad judía que se encuentran en situación de vulnerabilidad y desprotección. Por medio de los diferentes programas y prestaciones se atienden las diversas problemáticas, logrando así, disminuir los efectos de la exclusión social a través de acciones concretas que mejoran la vida cotidiana de nuestra población destinataria”. La Fundación cuenta con un equipo profesional interdisciplinario y una estructura de trabajo que prioriza la atención personalizada. Cada situación se aborda contemplando tanto las necesidades materiales como las dimensiones emocionales, familiares y comunitarias. El principio rector es la dignidad: “Antes que una ayuda, ofrecemos un vínculo”, sostienen desde la institución. En los últimos años, la demanda creció especialmente en áreas como salud mental, alimentación y sostenimiento habitacional. "El dinero donado no es simplemente plata: es un acto de confianza", asegura “Administramos fondos que nos fueron confiados para mejorar la vida de otros, el dinero donado no es simplemente plata: es un acto de confianza. No es dinero común. Es casi sagrado. Tiene un nivel de responsabilidad que nos obliga a hacer las cosas no solo bien, sino de la mejor manera posible”, asegura. “No creemos en grandes estructuras que diluyen la ayuda. Preferimos asociarnos con quienes están en el territorio, con quienes comparten nuestros valores, no solo humanos, también organizacionales: eficiencia, transparencia y compromiso real con la gente”, subraya Altman. “Cada donación —asegura— tiene un valor simbólico y ético enorme. La persona que aporta está diciendo: ‘Confío en ustedes para ayudar a alguien que lo necesita’. Esa confianza no se negocia. Nos obliga a trabajar con la máxima responsabilidad posible, porque no estamos gestionando recursos: estamos gestionando esperanzas”. Esa red de ayuda se articula desde Jabad Lubavitch Argentina, la institución que da forma y sustento a los tres ejes principales de acción: Ieladeinu, restitución de derechos a niños, niñas y adolescentes; Ofek, inclusión laboral y educativa para jóvenes; y Fundación de Acción Social, que da asistencia directa a familias y adultos mayores. "Los botiquines o juegos llegan a una escuela rural con una historia detrás. No es solo ayuda, es dignidad" El Hospital Gutiérrez, otra pieza clave del compromiso solidario La Asociación Cooperadora del Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez es, desde hace casi 70 años, un actor indispensable en el acompañamiento a pacientes pediátricos y sus familias. Su trabajo combina logística, recursos y cercanía, y permite cubrir necesidades que exceden el alcance presupuestario del sistema público. Entre sus tareas está la compra de medicamentos de urgencia e instrumental médico; la construcción de nuevas salas y unidades especializadas y la indispensable ayuda social directa: traslados, equipamiento y alojamiento para familias sin recursos durante la internación. “Trabajamos codo a codo con ellos porque compartimos valores y una forma de trabajar eficiente y clara. Cuando hacemos alianzas, buscamos organizaciones que sean coherentes, que tengan un impacto concreto. No creemos en grandes estructuras burocráticas. Preferimos trabajar con quienes están en el territorio y conocen las urgencias de verdad”, afirma sobre cómo logran los vínculos. También trabajaron con asociaciones como APAER y Fundación Sí, entre otra. En la edición anterior del foro, la Cooperadora destinó los fondos a la adquisición de tecnología avanzada para los servicios de Neurología y Oftalmología: un equipo de potenciales evocados y un tonómetro especial para niños. Este año, la alianza se renueva. Fundación Jabad y la Cooperadora del Gutiérrez compartirán nuevamente los frutos de una jornada que vincula al mundo empresarial con el impacto social directo. “Sabemos que el mundo va a estar mejor cuando cada uno se comprometa en su pequeño mundo”, reflexiona Altman. “La mayoría de las personas quiere hacer el bien. A veces solo hay que mostrarles el camino. Por eso decimos: si querés ayudar, hay lugar para vos. Siempre.” “Sabemos que el trabajo dignifica, que el dinero es necesario para vivir, pero también para darle a la gente un lugar en la sociedad. Aspiramos a que se generen oportunidades reales. Porque cuando alguien pierde el empleo, también pierde autoestima, vínculo, horizonte”, subraya Altman. “La mayoría de las personas quiere ayudar. A veces solo necesita que le mostremos cómo”, finaliza.
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