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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 06/05/2025 04:56
La propuesta incluye clases, talleres y retiros para profundizar la práctica (TPH) “Vivimos anestesiados, desconectados del cuerpo, como si fuera solo una herramienta para producir”. Profesor de educación física, creador del método Terapia Postural Holística (TPH) y con una formación que cruza lo técnico, lo humanístico y lo clínico, Ignacio Monti propone una forma distinta de habitar lo físico y transformar el vínculo con uno mismo. Su nuevo libro, Terapia Postural Holística, la consciencia del cuerpo como poder transformador, invita a reconectar con la dimensión corporal desde una perspectiva sensible, integradora y educativa. No se trata de rendir más ni de exigirse menos, sino de entender cómo el cuerpo puede guiar a los individuos hacia una vida más coherente y vital. Con más de 20 años de trayectoria profesional, Monti desarrolló un enfoque que articula conocimientos de anatomía, movimiento, emociones y educación. Lo que comenzó como una búsqueda personal terminó convirtiéndose en un método reconocido por su efectividad y simpleza, que se encuentra disponible a través de clases, talleres, una app interactiva, instancias de formación certificada, retiros en la Patagonia y ahora también en un libro. La Terapia Postural Holística combina movimiento, observación y consciencia (TPH) La historia de Ignacio Monti no parte del ámbito terapéutico ni del bienestar. Su formación inicial fue técnica: estudió en una escuela industrial y más tarde ingresó a la carrera de Ingeniería. A eso le sumó una licenciatura en Educación Física, un MBA en Marketing y formación en Stretching Global Activo. La experiencia clínica también marcó su mirada: durante 10 años coordinó el área de actividad física del Hospital Italiano de Buenos Aires, liderando programas de promoción de la salud y grupos terapéuticos. La postura como síntoma Según la mirada de TPH, el cuerpo no solo se mueve: también responde, registra, expresa. Cada experiencia emocional, cada carga interna, deja una huella física. Dolores crónicos, contracturas o rigideces no aparecen por azar: funcionan como señales. “No se trata de corregir la postura desde afuera, sino de entender qué es lo que la está generando”, sostiene el especialista. Él ve en el cuerpo una vía directa para leer lo que muchas veces no se puede nombrar. Con su nuevo libro, Ignacio Monti busca divulgar una forma accesible de interpretar el dolor (TPH) Bajo su mirada, la observación postural, entonces, deja de ser un asunto estético o deportivo para convertirse en una herramienta diagnóstica. “Los dolores tienen un significado. Son el mensajero, no el problema en sí mismo”, afirma. En este enfoque, trabajar con el cuerpo no implica repetir fórmulas. Para él, la clave radica en acompañar procesos. La tensión visible es solo la capa superficial de algo más profundo: hábitos, emociones o historias. Con esa lógica surgió TPH. Fue la propia experiencia de Monti en sus clases —y la inquietud de sus alumnos por saber qué estaban haciendo— lo que lo llevó a desarrollar un método propio. No era yoga, ni pilates. Tampoco una rutina funcional. Tenía elementos de todo eso, pero propuestos desde otra intención. El impacto de las emociones en lo físico Uno de los ejes centrales del libro es el rol de la fascia: un tejido conectivo que recubre músculos y órganos. Cuando esta red se tensa, comienzan a aparecer los síntomas. “El cuerpo es como un sistema de amortiguación: está hecho para adaptarse, pero si no lo cuidamos, empieza a fallar. Y cuando eso pasa, se endurece y duele”, expresa Monti. “La mala postura no es el problema. Lo importante es que esas tensiones no se vuelvan rígidas con el tiempo”, explica Monti (TPH) La propuesta no es forzar el cuerpo a cambiar, sino acompañarlo en un proceso de reorganización profunda. “La mala postura no es el problema. Lo fundamental es que esas tensiones no se vuelvan rígidas con el tiempo”, explica. Sentir sin exigir El libro ofrece una serie de ejercicios simples, acompañados por códigos QR que permiten ver los movimientos en video, y un desarrollo conceptual claro sobre la relación entre tensión, emoción y postura. “Desde afuera parece que no está pasando nada, pero adentro te pasan un montón de cosas. Es un movimiento minimalista, pero con mucha conciencia”, revela Monti. La idea es regresar a un vínculo más amable con el cuerpo. “Lo importante es mejorar nuestro bienestar sin que eso implique dolor o exigencia”. Cada postura busca despertar sensibilidad y promover una relación más consciente con lo físico (TPH) Una experiencia que se vuelve comunidad Hoy TPH cuenta con una aplicación con clases online, talleres presenciales, una formación anual certificada y retiros en la Patagonia. El equipo, integrado por docentes y profesionales que se formaron en este sistema, acompaña procesos diversos, desde la recuperación de lesiones hasta la reconexión emocional. “Tengo la responsabilidad de salir a contar que, además de los analgésicos, hay algo que funciona, y funciona bien. El cuerpo es el único que va a estar con vos hasta el último día. Aprender a escucharlo es una inversión para tu yo del futuro”, sostiene. El nuevo desafío, dice Monti, es divulgar. Porque la propuesta ya no es solo válida para quienes están en crisis, sino para cualquiera que quiera habitarse mejor. Se trata de aprender a interpretar al cuerpo como punto de partida para transformar todo lo demás.
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