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  • La experiencia de Ticmas y la OEI con la cultura maker en las escuelas: “Queremos que los chicos reconozcan lo aprendido y puedan compartirlo”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 06/05/2025 04:52

    De la experiencia a la evidencia: ¿qué aprenden los chicos en un programa maker? En el marco de la VI edición del Seminario de Innovación Educativa organizado por Ticmas en la Feria del Libro, docentes y especialistas de distintos países de la región se subieron al escenario para dialogar sobre los temas que atraviesan los espacios educativos en la actualidad: inteligencia artificial, tecnología en el aula, enseñanza maker y los nuevos modelos de aprendizaje. Leila Zimerman, representante de la OEI, compartió una interesante charla con Denise Abulafia en la que surgieron distintas cuestiones relacionadas a la cultura maker: los desafíos de aprender haciendo, cómo es el abordaje desde la mirada de los especialistas y qué resultados se pueden observar en los chicos. Además, la especialista en tecnología educativa compartió los resultados de una investigación hecha en conjunto con Ticmas en las colonias de verano del municipio de Vicente López. La experiencia de hacer y resolver La cultura maker, una tendencia educativa focalizada en la enseñanza a través del hacer, promueve el aprendizaje a partir de la creación y la resolución de problemas reales. “La cultura maker presenta la posibilidad de trabajar con la materialidad y resolver problemas reales”, explica Leila. Además, señala la capacidad de vincular las problemáticas del aula con la experiencia en sociedad. El objetivo es hacer, dialogar y resolver. “Esta tendencia educativa fue profundizada con la llegada de tecnologías educativas”, afirma Zimerman. Y explica que la experiencia maker permite generar escenarios distintos de aprendizaje, lo que promueve el fortalecimiento de nuevas habilidades. De la experiencia a la evidencia: ¿qué aprenden los chicos en un programa maker? Aprender haciendo, hacer jugando En conjunto con Ticmas y la Secretaría de Educación de Vicente López, la OEI llevó a cabo una investigación enfocada en el impacto de esta metodología en chicos de entre siete y diez años, desde su implementación en los talleres que brindó la solución integral educativa en las colonias de verano de Vicente López. Sobre los talleres, Leila señala que abordaban temáticas muy diversas y que iban cambiando cada semana, siempre bajo una lógica lúdica y experimental. “Hubo talleres en los que se trabajó con las placas, otros donde se trabajó con robótica o talleres donde se trabajó con principios de la física. O sea, hubo un montón de propuestas distintas para chicos de diferentes lugares del municipio”, explicó Zimerman. Desde OEI, fueron con un equipo de observadoras y recolectaron evidencia para evaluar, en principio, tres habilidades particulares: la motivación, la resolución de problemas y la autonomía. Sobre eso, Leila señala que “el mundo maker desarrolla habilidades socioemocionales, habilidades más técnicas y otras más cognitivas”. Para llevar a cabo la medición, desde OEI decidieron hacer una investigación mixta, que se enfoque tanto en las metodologías cuantitativas como en las experiencias vinculadas a lo cualitativo, según afirmó Zimerman. Esto fue posible gracias al seguimiento del desarrollo de los chicos a lo largo de los talleres. “Para eso se realizaron entrevistas a los chicos y a los facilitadores, y encuestas autoadministradas respondidas por los alumnos, con un enfoque en los aprendizajes en la línea de lo cognitivo”, explicó. Sobre los resultados, la investigación muestra que el 80% de las respuestas dadas por los chicos eran correctas. Esto quiere decir que realmente estaban aprendiendo los contenidos referidos a cada taller. Además, sobre la autonomía, la evaluación mostró que dos de cada tres alumnos podían avanzar y resolver las propuestas con más solvencia e iniciativa. Algo muy curioso que reveló la investigación fue la resolución entre pares en problemas planteados para resolver solos. Esto no responde a una problemática, sino que por el contrario, refleja el desarrollo de habilidades socioemocionales y la capacidad de formar vínculos. “En la vida nadie está solo”, señaló Leila con mucho atino. Desde lo individual a lo social Más allá de los números, lo que destacó Zimerman fueron las experiencias personales. Denise le recordó el caso de un chico que llevó su proyecto a la casa y le contó a su familia lo que había aprendido. A partir de esa historia, Leila destacó la importancia de romper la pared de lo que pasa en los espacios educativos y llevarlo a la casa. “Que los niños puedan entender que es eso que aprendieron y lo cuenten y lo compartan da cuenta de una solidez y un encuentro que es muy valioso”, afirmó. Otro caso que recordó la especialista fue el de un chico que, tras trabajar en un experimento con sonido y vasos comunicantes, se preguntó si el mismo principio funciona bajo el agua. Ese tipo de preguntas muestran que el aprendizaje no termina en el taller: se expande, se transforma y se conecta con el mundo. Finalmente, la charla concluyó con un interesante mensaje por parte de Leila que nos invita a la reflexión acerca de las posibilidades que se presentan a partir del aprender haciendo: “Uno de los escenarios más valiosos para el aprendizaje es volver a pensar, volver a sentir, volver a pasar por esas experiencias e intentar nuevamente con eso que había construido el mundo maker”.

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