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Gualeguaychu » Reporte2820
Fecha: 05/05/2025 16:56
Por Bernardo dei Machiavelli Milei es un fenómeno. Léase prodigio, rareza, maravilla, milagro, portento, monstruo, engendro, aberración, anormalidad, quimera, fenomenal. Eso tras recurrir al señor que todo lo sabe al que llamamos “gugle” (Google). A los fenómenos se los estudia y se explican. O se intenta. Suceden y están o estuvieron. Pero nuestro actual presidente, aún no tiene explicación para muchos en el ámbito político o el periodístico, incluso para sus pares, donde varios no lo consideran como tal. Después de todo Javier apareció como panelista ¿hace cuánto? Poquisisísimos años… ¡y mirá donde llegó! Sin duda es un producto híbrido, si se me permite la expresión, surgido del propio devenir de los últimos tiempos. Y me animo a decir que apareció raudamente, copó la escena, arremetió como si comandara un contraataque feroz futbolístico y nadie lo pudo parar. Ni siquiera los duros defensores del peronismo que demostraron una llamativa lentitud que ni un foul oportuno pudieron hacerle. La suerte estaba echada y Javier hizo inflar la red. Como sabemos hoy los procesos comunicacionales duran un abrir y cerrar de ojos, hay una suerte de impaciencia de lectura y todo tiene que ser ya y lo más breve posible. Quienes pintamos algunas canas nos vamos adaptando día a día, o mejor hora tras hora, para no quedar detrás de lo que ofrece el ámbito de la comunicación actual. Igual vamos detrás… corriendo. Así, han surgido “otros” especialistas más allá de los periodistas o viejos comunicadores de noticias, como los opinólogos, que aún perduran porque aún hay espacio para todos (por suerte). Lo “bueno si breve, dos veces bueno” parece ser lo que prima y estamos conociendo de todos los temas, pero no informados de ellos. Solo títulos y a veces, a veces, con una “bajada”, esos renglones siempre tan ponderados y necesarios en el periodismo y que responden a las preguntas básicas de una noticia. Así, Milei encaró su campaña, munido de esos “otros” especialistas de la comunicación que le dieron excelentes resultados. Sorprendiendo a los recatados comunicólogos del ámbito político, donde me incluyo, planteó cuestiones ciertas y otras no tanto, con un discurso tan duro como confuso pero que penetró fuertemente (y aún hoy) en la mente de la mayoría de los habitantes del país. Su estilo sigue siendo el mismo desde que lanzó su sueño de presidente, rompiendo reglas, apelando a frases y alocuciones tan inéditas como sorprendentes y...contradictorias. Había que llegar hasta el hueso del votante y con la ayuda de la comunicación, los medios y quienes los integran, el auge de las redes y del celular que hoy es una extensión de nuestras manos, lo hizo posible. Se muestra incansable y desafiante. Descoloca como pocos, sobre todo teniendo en cuenta que es el presidente de nuestro país y, de hecho, ha roto todo el ceremonial protocolar habitual y tradicional. Guste o no está escribiendo un capítulo hasta exótico. Raro. Y en la Argentina algo estaba y está pasando como para tolerar, aguantar, coincidir, acompañar, etc.. a este fenómeno. Bernado dei Machiavelli [email protected]
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