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» Primerochaco
Fecha: 05/05/2025 10:40
En un giro que está reescribiendo las reglas de la industria del videojuego, Microsoft ha consolidado a Xbox como la principal editora en PlayStation, la plataforma de su histórico rival. Los últimos resultados financieros de la compañía revelan una estrategia audaz: mientras las ventas de consolas Xbox caen un 6%, el ecosistema de la marca crece como nunca, demostrando que el futuro del gaming no necesita hardware propio. Números que cuentan la nueva historia Los datos son elocuentes: Game Pass para PC creció un 45% en el último año, consolidándose como un pilar de la suscripción. Los ingresos por contenido y servicios subieron un 8%, marcando el tercer mejor trimestre en la historia de Xbox. Minecraft, impulsado por el éxito de su película, vio un aumento del 75% en usuarios semanales. La nube alcanzó 150 millones de horas de juego en streaming, destacando en mercados como Brasil, donde el alto costo del hardware limita el acceso a consolas. Por contraste, las ventas de la consola Xbox, el corazón original de la marca, siguen en declive, reflejando un cambio de prioridades. Una visión que rompe moldes Bajo el liderazgo de Phil Spencer, Microsoft ha ejecutado una transformación radical: pasar de competir por exclusivas a apostar por la ubicuidad. Títulos como DOOM, Indiana Jones y Forza generan más impacto en PlayStation que en la propia Xbox, un fenómeno que habría sido impensable hace una década. Esta estrategia desmiente las críticas que aseguraban que Game Pass había alcanzado su límite, mostrando que el éxito se mide con nuevas métricas. El fin de la guerra de consolas La narrativa de la “guerra de consolas”, que durante décadas alimentó rivalidades entre fanáticos, se diluye en un mundo donde el contenido reina sobre el hardware. Microsoft ha entendido que el poder está en controlar las experiencias de juego, no las máquinas que las ejecutan. En mercados emergentes, donde el acceso a consolas es limitado, el streaming y la nube están democratizando el acceso al gaming. Un futuro sin fronteras Lo que comenzó en 2001 como una apuesta por una “caja negra” se ha convertido en una plataforma etérea que prospera en cualquier dispositivo. Xbox ya no necesita ser Xbox para ganar: su omnipresencia marca el camino de una industria que, gracias a Microsoft, está dejando atrás las limitaciones del pasado.
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