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  • José Ignacio Valenzuela, 'Chascas': "Mi hija no puede ir a un colegio público en EEUU porque tiene dos papás"

    » Diario Cordoba

    Fecha: 05/05/2025 04:33

    José Ignacio Valenzuela, 'Chascas' (Santiago de Chile, 1972), es el creador de '¿Quién mató a Sara?', una de las series de habla no inglesa de Netflix más vistas en el mundo. Tiene una extensa trayectoria como guionista de ficciones televisivas pero también como escritor, con más de 25 libros. Ahora acaba de publicar otro, 'Lo poco que recuerdo' (Ediciones B), un 'thriller' marcado por secretos del pasado. Afincado en Miami desde hace 15 años, reconoce que ahora mismo "no tener miedo en EEUU es un privilegio de unos pocos", entre los que no se encuentra, ya que pertenece a la comunidad LGTBI. ¿De dónde viene su apodo? Chascas, en Chile, significa pelo desordenado. Cuando empecé a trabajar como guionista en una telenovela que escribí a los 20 años, 'Amor a domicilio', nadie se acordaba de mi nombre y decían: llamen al Chascas. La prensa lo escuchó y así se quedó. Ahora publica 'Lo poco que recuerdo', un 'thriller' sobre una mujer, Elena, manipulada por varios hombres. Sí, al menos por tres. A través de Elena voy explorando lo verídica o fiable que puede ser la memoria. A mí me ha pasado que, al estar conversando con mi familia, decirles que recuerdo algo que ellos me aseguran que no ocurrió. Esa memoria falsa siempre me ha intrigado y, para alguien que le gusta mucho el 'thriller' como a mí, vi que era el terreno perfecto para escribir una historia donde nada es lo que parece. Porque eso es precisamente lo que le pasa a la protagonista. Es una mujer que creía tener una vida completamente resuelta y, al volver a la casa de su infancia, empieza descubrir que aquello que daba por hecho no fue así. Y que ese pasado que no recordaba se convierte en una amenaza en el presente, que es lo terrorífico. El escritor José Ignacio Valenzuela, 'Chascas', este viernes en Barcleona / Jordi Otix / Jordi Otix / EPC Le gusta poner a protagonistas femeninas en el centro de la trama. ¿Por qué? Cuando empecé me resultaba más fácil escribir sobre mujeres porque las de mi familia son monumentales. Mi abuela, mi mamá, mis tías... Crecí en un matriarcado. No quiero decir que los hombres de mi familia sean invisibles, pero no tienen la fuerza de las mujeres. Yo pensaba que en la vida era así, porque fue con lo que crecí, pero luego me di cuenta de que no. Por eso las valoré incluso más, porque en ese Chile de la dictadura ellas tuvieron que recorrer un camino tres veces más espinoso que los hombres. También tengo la teoría de que uno descubre mejor aquello que hace a un ser humano cuando ese ser humano no se parece a ti. Explíquese. Por ejemplo, Yasmina Reza ha escrito 'Arte', considerada una de las mejores obras sobre el mundo masculino. James Joyce escribió el monólogo de Molly Bloom, considerado uno de los mejores monólogos femeninos. A lo mejor estoy equivocado, pero creo que un hombre puede descodificar mejor a una mujer, y al revés, porque se fijan en las cosas que nos hacen distintos. Y a mí las mujeres me seducen mucho, a pesar de que soy gay. Funcionan mucho en capas, y eso para un escritor es muy atractivo. También son más entretenidas que los hombres, que somos más básicos y simples. '¿Quién mató a Sara?' no es la única serie que ha escrito para Netflix, también tiene 'Donde hubo fuego' y hace poco estrenó 'Las hermanas Guerra'. ¿Tendrá esta última más temporadas? No, la historia está cerrada. Además maté a la mitad del elenco. Está escribiendo otra serie para Netflix. ¿Tiene título? Está en una etapa muy embrional. También estoy desarrollando otra para España basada en mi anterior libro, 'Cuando nadie te ve', que tendrá elenco español y se rodará en España. Lo único no español que tendrá la serie soy yo (ríe). También tiene experiencia en libros infantiles y juveniles. Aunque uno de ellos está prohibido en EEUU, 'Un día con papá y dada'. ¿Por qué? Porque tiene dos papás. No es que esté prohibido en EEUU, sino en Florida y creo que en dos estados más que tienen también la famosa ley 'Don't say gay', que entró en vigencia en 2022. Es una ley atroz que impide que en escuelas, bibliotecas y universidades públicas, en espacios públicos en general, se pueda mencionar cualquier orientación sexual que no sea la heterosexual. Los clubs de diversidad se cerraron, igual que las clases de orientación sexual, se quitaron los pósters con arcoíris... Hay un listado de casi 10.000 libros prohibidos por distintas razones, porque la gente empezó a utilizar esta ley para justificar cualquier cosa. Por ejemplo, mi hija, que tiene 6 años, no podría ir a un colegio público en EEUU. ¿Por qué? Porque tiene dos papás. Si mi hija hiciera un dibujo de su familia, con sus dos papás y ella en medio, ese dibujo sería ilegal y habría que eliminarlo. Esa ley reformuló la sociedad por completo y 'Un día con papá y dada', que es un libro para niños de 3 años, cayó dentro de eso y está prohibido. "Ahora mismo vivir sin miedo en EEUU es un privilegio de unos pocos" Por lo que cuenta no puede llevar una vida normal. Cuesta un poco llevar una vida normal cuando hay una ley que borra tu familia. A veces me siento como en la película 'La vida es bella'. ¿En qué sentido? A la hora de estar en nuestra casa, en nuestro mundo, protegidos los tres. Afuera se está poniendo como una película en blanco y negro y tú tienes que tratar de mantener los colores dentro de casa. Dentro de todo intentamos darle a la niña una vida lo más normal posible. Mi hija va a un colegio privado, que difunde y valora la diversidad. No somos la única familia homoparental de la escuela, somos muchas, estamos en todas partes. El regreso de Trump tampoco ayuda. Hace que la película se ponga un poco más en blanco y negro. ¿Cree que puede ir a peor? Yo crecí los primeros 20 años de mi vida en una dictadura en Chile, un país que también estaba muy en blanco y negro. Y cuando tú empiezas censurando libros, nada bueno termina. Ni para los censurados ni para los censuradores. La historia nos lo ha enseñado muchas veces, por eso me resulta tan desconcertante que caigamos de nuevo en lo mismo. Cuando el autoritarismo pasa a primera línea la cosa nunca termina bien. Soy un poco pesimista, pero también sé que es algo pendular, y espero ver cómo el péndulo se va al otro lado. Ahora mismo, si formas parte de una minoría en EEUU, como el colectivo LGTBI, ¿se vive con miedo? Absolutamente. Ahora mismo vivir sin miedo en EEUU es un privilegio de unos pocos: hombres, blancos, heterosexuales, sobre los 60... Las mujeres, los migrantes, el colectivo LGTBI, los negros sí que lo tienen. Hay estados en los que se propicia y se premia que denuncies al vecino por distintas cosas. Por ejemplo, si descubres que una mujer ha abortado, llamas y te pagan 10.000 dólares. Y va presa la mujer, el médico, la enfermera, incluso el taxista que la llevó al hospital. Ante esa situación, ¿no se han planteado mudarse? Por supuesto. No solo por eso, sino porque he vivido toda mi vida en ciclos como de 10 años moviéndome, primero a México, luego a Nueva York, después Puerto Rico, Miami... Lo que pasa es que con una niña es más difícil. Mis papás viven en Miami, mi suegra, mi hermana, su marido y sus hijos... Me resulta un poco duro llevarme a mi hija a otra parte pero acabaremos haciéndolo. España sería el lugar perfecto para continuar.

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