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Concepcion del Uruguay » La Calle
Fecha: 04/05/2025 14:54
Señor Director: El caos vial que ya se volvió costumbre Soy lector habitual de este diario y vecino de Concepción del Uruguay desde hace muchos años. Escribo estas líneas no para señalar con el dedo, sino para compartir una preocupación que estoy seguro muchos otros comparten: el desorden vial que vivimos en la ciudad. Es tan evidente que ya dejó de sorprender. Los choques —que antes eran hechos aislados y llamaban la atención— hoy se volvieron parte del paisaje urbano. Solo aparecen en las noticias si hay un herido grave o, lamentablemente, un fallecido. Mientras tanto, los «choquecitos» diarios pasan desapercibidos, como si fueran parte natural de andar por la calle. No sé si la raíz del problema está en la falta de educación vial o en la cantidad de vehículos que aumentó como nunca antes. Probablemente sea una mezcla de todo. Lo que sí sé es que se necesita algo más que operativos nocturnos cada tanto o campañas de concientización pasajeras. Hacen falta medidas de fondo, sostenidas en el tiempo. ¿Por qué no pensar en serio en incluir educación vial en la currícula escolar desde temprana edad? ¿O en que los dueños de los autos tengan una responsabilidad clara y efectiva cuando su vehículo protagoniza un accidente, sea o no el que iba al volante? Hoy todo parece demasiado liviano. Y mientras tanto, la ciudad se vuelve cada vez más peligrosa para circular, incluso caminando. Ojalá esta carta sirva, aunque sea, para empezar a hablar en serio del tema. Porque si no lo hacemos ahora, después va a ser tarde. Carlos Benítez, Vecino de barrio San Isidro *** Señor director: Turismo: no vendamos humo Soy vecina de Concepción del Uruguay desde hace muchos años y leo siempre La Calle. Quiero compartir una reflexión (sin ánimo de ofender a nadie) sobre lo que pasó este fin de semana extra largo: la ciudad estuvo bastante apagada, al menos en lo que respecta a la movida turística. A pesar de los partes oficiales que dicen que hubo capacidad colmada y que vinieron turistas, la verdad es que no se notó. No hubo ese “ambiente” que sí se ve en otros lugares cuando realmente hay turismo. Los restaurantes, las calles, los paseos… todo más o menos como cualquier finde largo normal, sin ese movimiento especial que se espera. Convengamos algo: Concepción del Uruguay es una ciudad universitaria, y lo es con orgullo. Tiene una vida cultural, educativa y juvenil que otras ciudades envidian. ¿Por qué insistimos en querer ser algo que no somos? Colón, Gualeguaychú y Federación son destinos turísticos por naturaleza. Y hasta nos quieren sacar el título de ciudad estudiantil. En vez de gastar recursos en vender un turismo que no existe, enfoquémonos en lo que sí tenemos y podemos fortalecer. No digo que no se trabaje en turismo, pero estaría bueno ser más realistas y cuidar mejor en qué se invierte el esfuerzo y el presupuesto. Mariana Salvatierra, vecina de “La Histórica” *** Señor director: Cuando el esfuerzo no alcanza Hay situaciones que se repiten tanto que uno empieza a preguntarse si ya no las estamos naturalizando. Una de ellas es la falta de trabajo digno en Concepción del Uruguay. No hablo solamente de los que no consiguen empleo, sino también de los que trabajan por sueldos que no alcanzan ni para lo básico. Tengo un hijo de 26 años, con estudios, con ganas, con energía, con todo para salir adelante. Pero no hay oportunidades reales. Lo que aparece, si aparece, son changas, becas mal pagas, pasantías eternas o trabajos informales donde te dicen que “algún día” te van a blanquear. Y mientras tanto, el alquiler, la comida y los impuestos siguen llegando sin esperar. Entiendo que esto forma parte de un contexto más amplio, de decisiones que vienen de más arriba, pero lo que me preocupa es cómo se está notando cada vez más en nuestra ciudad. Cada vez más gente que antes se defendía, hoy está al borde. Cada vez más jóvenes que quieren progresar y terminan frustrados o teniendo que irse. No escribo esto con enojo, sino con tristeza y también con esperanza de que se escuche. Porque no hay futuro posible si el esfuerzo de nuestros hijos no tiene recompensa. Graciela Morisoli
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