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» Diario Cordoba
Fecha: 04/05/2025 09:12
El primer domingo de mayo, nos dicen, celebramos el Día de la Madre y supongo que lo hacemos para recordar que ese ser minúsculo, a veces, atractivo siempre y luchadora eterna es quizá la razón de las más hermosas palabras, de los más lúcidos dibujos cuando comprendemos que su corazón desborda tanta energía como amor, tanto miedo como destreza, tanta esperanza como pasión y mucha ternura repartida entre los nombres que dan lugar a sus sueños y a todos y cada uno de sus desvelos. Ser madre es una opción, una decisión y nunca podrá ser una imposición y de esa libertad para elegir surge uno de los debates que siempre oscurece las ojeras de muchas mujeres cuando comprenden que los perdones que otros se fabrican a medida, no tienen ajuste en su cuerpo femenino, redondeado y abultado porque simplemente ella, madre, es un ser privilegiado para concebir la vida y adulterado cuando elige no cumplir con ese que es a fin de cuentas el propósito final que algunos conciben en la existencia de las mujeres, razón por la que son perseguidas, criticadas, denunciadas cuando no aceptan un conjunto de normas que otros han creado para que sean sumisas, obedientes, iguales, bellas y muy orgullosas madres. Todos tenemos una madre, pero no todas las mujeres son madres y sin embargo sí todas las madres son mujeres y todas ellas caminan orgullosas jugándose la vida para ser una madre diez cuando no conozco ninguna madre que no lo sea, ni siquiera aquella que tuvo que abandonar a su niña o esa otra que sufrió el acaso y despertó empapada en sangre y comprendió que los golpes se heredan tanto o más que el amor y quedan atados a cada recuerdo con tanta fuerza que ni las caricias de una madre pueden sanar. Son salvajes y puras las madres, lo fueron las madres de la Plaza de Mayo, que lloraron y lucharon por sus hijos que la dictadura y el horror les había arrebatado, lo fueron las madres que en los ochenta se enfrentaron a los narcos que destruían la vida de sus hijos aquí en España y lo han sido todas esas madres que no han tenido miedo y que son nuestro somier, nuestra canción, nuestro reposo, nuestro aliento, nuestra sonrisa y nuestra vida. Cantaba Silvio Rodríguez, Madre patria y madre revolución y sí: cada madre es nuestra patria y nuestra revolución. *Periodista y escritora
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