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  • El delito debe ser combatido

    » Data Chaco

    Fecha: 03/05/2025 11:37

    Juan Carlos Tuyaré. Existen quienes afirman que para combatir el delito, habría que implementar nuevamente la pena de muerte como método de hacer justicia contra los que practican la delincuencia como sistema de vida. Incluso, otros afirman que los delincuentes no conmutaron la pena de muerte, porque la continúan aplicando con sus víctimas todos los días. Diferencias de opinión Al respecto, ciertos teólogos opinan, desde algún sector del cristianismo, que la Ley del Talión, más conocida por "ojo por ojo, diente por diente", tiene sus orígenes en los pueblos mesopotámicos de oriente; específicamente la zona comprendida entre los ríos Tigris y Éufrates, donde hoy están partes de territorios de Irak y Siria. Sin embargo, es muy extraña esa línea de creencia; porque, abonando dicha teoría, están suponiendo que Dios le copio a los hombres un sistema de justicia; cuando la realidad bíblica indica que su implementación fue una ordenanza divina realizada para que la aplique Moisés. Efectivamente, fue la implementación de un sistema de justica que se efectuó una vez que, saliendo desde Egipto, pasaron el mar Rojo, camino a la tierra prometida, cuando por instrucción directa de Dios se construyó el Tabernáculo, lugar de encuentro con Su pueblo, lo más parecido a una tienda o carpa, fue un templo portátil que acompaño al pueblo durante su travesía por el desierto y donde se manifestaba el poder divino. Lo que dijo Dios Después de terminada su construcción, entre un sin número de instrucciones morales recibidas de parte de Dios, se encuentra: "Asimismo, el hombre que hiere de muerte a cualquier persona, que sufra la muerte. El que causare lesión en su prójimo, según hizo, le sea hecho: rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente; según la lesión que haya hecho a otro, tal se hará a él". Y ese fue un mandamiento que se cumplió hasta la llegada de Jesús. Con su llegada cambia aquel sistema de justicia y es reemplazado por la misericordia. Él le dice a sus seguidores: "Ustedes escucharon que les fue enseñado ojo por ojo, diente por diente; pero yo les digo: Amen a vuestros enemigos, bendigan a los que les maldicen, hagan el bien a los que los aborrecen, y oren por quienes les ultrajan y los persiguen". Pero el mundo tomó el beneficio que trajo Jesús con la abolición la ley "ojo por ojo, diente por diente", pero ignora sus enseñanzas acerca de la misericordia. El delito debe ser castigado En tal sentido el apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu de Dios, introduce en la carta a los cristianos romanos la siguiente advertencia contra quien delinque: "Los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. Si no quieren temer a la autoridad, hagan lo bueno, porque es servidor de Dios para vuestro bien. Pero si hacen lo malo, teman; porque no en vano lleva el arma para castigar al que hace lo malo". Como podemos apreciar, es importante, desde el punto de vista bíblico, que quien delinque sea juzgado por lo que hace. Como cristianos no podemos auspiciar la pena de muerte; pero tampoco podemos dejar de cumplir con lo que enseña Pablo. Para que la sociedad viva quieta y reposadamente, los magistrados deben hacer justicia. Existen quienes lo hacen, pero la realidad indica que, salvo casos puntuales, la impunidad es la reina en un mundo llego de delincuentes. Pero quienes tienen a su cargo hacer justicia y no cumplen con su rol, serán juzgados por Dios.

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