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Chajari » Chajari al dia
Fecha: 03/05/2025 00:43
En 1829 Juan Manuel de Rosas asumía la gobernación de Buenos Aires ejerciendo una enorme influencia sobre todo el país. A partir de entonces y hasta su caída en 1852, ejercería el poder en forma autoritaria. Rosas se opuso durante toda su gestión a la organización nacional y a la sanción de una Constitución. Ello hubiera significado el reparto de las rentas aduaneras con el resto del país y la pérdida de la hegemonía porteña. El 1 de mayo de 1851 Urquiza lanzó en Concepción del Uruguay su “Pronunciamiento”: la legislatura entrerriana aceptó las repetidas renuncias de Rosas a la gobernación de Buenos Aires y a seguir haciéndose cargo de las relaciones exteriores. Con esto reasumió el manejo de la política exterior y de guerra de la provincia. Por último, reemplazó de los documentos el ya familiar “¡Mueran los salvajes unitarios!”, por la frase “¡Mueran los enemigos de la organización nacional!”. Unos pocos días más tarde, Corrientes imitó las leyes de Entre Ríos. En un breve período de tiempo Urquiza movilizó 10 000 u 11 000 jinetes entrerrianos (lo que fue un gran esfuerzo para una provincia de 46.000 habitantes). La prensa porteña reaccionó indignada por esta “traición”; y no pocos gobernadores lanzaron amenazas públicas contra Urquiza. En los meses siguientes, la mayor parte de ellos hizo nombrar a Rosas “Jefe Supremo de la Nación”, esto es, un presidente sin título de tal, ni Congreso que lo controlara. Pero lo cierto es que ninguno se movió en su defensa. Urquiza formó su ejército que contaba con al menos 24.000 hombres, entre ellos 3.500 brasileños y 1.500 uruguayos. Rosas tenía 22.000 hombres; 12.000 de caballería y el resto de infantería. Urquiza avanzó sobre Buenos Aires derrotando a Rosas en la batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852. Horas después, Rosas escribía su renuncia y se embarcó en el buque de guerra “Conflict” hacia Inglaterra. Al día siguiente de Caseros, terratenientes porteños, como los Anchorena, primos de Rosas, renegaban de su pasado rosista y trataban de congraciarse con las nuevas autoridades. Mientras tanto, Rosas se instalaba en la chacra de Burguess, cerca de Southampton, acompañado por peones y criados ingleses. La Batalla de Caseros abrió una etapa en que todas las facciones políticas estaban de acuerdo en la sanción de una Constitución para todo el país. No obstante, las clases dirigentes de Buenos Aires pretendían, en oposición al resto del país, imponer condiciones políticas a las provincias argentinas, de manera tal que se mantuviera la tradicional preeminencia política y económica de la ciudad capital. El resultado fue la separación -que duraría diez años- entre la Confederación Argentina y Buenos Aires. Ambos estados pregonaban pertenecer a una sola nación, pero en la práctica se comportaban como estados separados. En tanto, el 1º de mayo de 1853, en Santa Fe, se sancionó la Constitución de la Nación Argentina, que fue aprobada por una asamblea constituyente. Esta Constitución ha sido reformada varias veces, siendo la última llevada a cabo en 1994. Urquiza fue Presidente y, tal lo marcaba la Constitución, dejó el cargo tras cumplir seis años en el mismo.
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