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» Diario Cordoba
Fecha: 02/05/2025 23:07
Las primeras dos noches de Cruces fueron tan solo un ensayo para poner a prueba un nuevo modelo de fiesta que busca evitar aglomeraciones y botellón, mantener la esencia de la celebración y el descanso de los vecinos en una simbiosis que parecía imposible de conseguir, pero que de momento parece que da resultados, aunque no sin un gran trabajo y despliegue de la Policía Local y el propio Ayuntamiento, con tecnología de inteligencia artificial o cierre de parques y jardines donde los jóvenes suelen hacer botellón. El despliegue policial este año es importante y se nota. Solo para la cruz de Santa Marina contamos más de una decena de agentes. En las entradas, en la salida y en los alrededores. "No se puede pasar por aquí, este paso es para los vecinos" nos advierten. Una vez en la salida, no hay marcha atrás, para volver a entrar hay que dar la vuelta: "Damos la vuelta por la derecha", indican a unos jóvenes en la salida de esa cruz. No hay quien se les cuele y además los acompañan también Protección Civil y Cruz Roja. Las Cruces están blindadas. "Nunca se ha visto este despliegue policial" "Este año está muy controlado todo" cuenta un policía en la que es su primera jornada de Cruces en la que, al menos hasta el cierre de esta edición no se habían registrado incidentes de importancia. "Nunca han visto los cordobeses este despliegue policial", dice el agente en la salida de la Cuesta del Bailío en tono de broma, pero parece ser que es en serio. En el eje más complicado, la cruz del Bailío, la de Santa Marina, y la del Císter, que se une con la zona de Capitulares, el control es total. Dos agentes vigilan el entorno de la cruz de la hermandad del Císter. / Víctor Castro Aunque el botellón está prohibido y está siendo muy controlado, con la mayor parte de multas en las dos primeras noches de Cruces, no se puede evitar que los jóvenes lleven bolsas con productos comprados en otras tiendas (los bazares llenan las neveras sin parar) o que caminen de una cruz a otra con la jarra de rebujito aún en las manos. Aun así, Carlos, vecino de Santa Marina y que se encontraba esta noche en esa cruz con su familia, celebra la organización de este año que "ha mejorado mucho". Este cordobés destaca los sistemas de entrada y salida y canales de emergencia. "Entendemos que los vecinos lo necesitaban y se nota mucho que la presencia policial evita los botellones", agrega. Si hay algo a lo que pone pega es que, al menos en esa cruz, para ir a los baños te obligan a salir y para volver "hay que dar un vueltón". Punto a mejorar de cara a la próxima edición. El ambiente es festivo, de ganas de fiesta. Entre "previas" en sus pisos antes de salir y el objetivo de gastar lo menos posible, los jóvenes se organizan para alargar la noche. Algunos no se habían enterado de los cambios en materia de seguridad y control hasta que cayó la noche. "Yo no había visto los itinerarios para pasar, no le había prestado atención a las vallas y ya me di cuenta del pasillo" destaca una joven en la cruz del Bailío, mientras otros se quejan de que es casi imposible hacerse un hueco para pasar: "Qué va, vamos a otra", se dicen. También las familias destacan que a la hora de cerrar están siendo muy puntuales. "Anoche un hombre cogió un micro y nos avisó de que ya cerraban y todo tenía que quedar recogido y perfecto", aseguró una mujer en la cruz del Císter. Con lo cual, parece que de momento se están cumpliendo las normas impuestas por el propio Ayuntamiento y que algunos vecinos ya han celebrado.
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