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Federal » El Federaense
Fecha: 02/05/2025 20:16
En un clima tenso, donde las palabras del político Javier Milei resuenan con fuerza en la opinión pública, el influencer libertario Daniel Parisini, más conocido como “El Gordo Dan”, ha generado una polémica considerable. Durante una reciente intervención, el influencer lanzó una sugerencia chocante: instó al Presidente de la Nación a “meter preso a algún periodista por decreto como hizo (Raúl) Alfonsín”, refiriéndose a un episodio histórico que ocurrió en octubre de 1985 durante el gobierno radical. Este comentario no tardó en provocar reacciones adversas, ya que muchos críticos se apresuraron a desmentir las afirmaciones de Parisini. Es esencial revisar los hechos históricos con precisión. En aquel entonces, el presidente Alfonsín sí firmó el decreto 2049, que condujo a la detención de una docena de personas por su presunta participación en un complot golpista. Pero es crucial subrayar que las detenciones no fueron dirigidas contra periodistas por ejercer su labor periodística, sino que respondieron a una situación de emergencia dentro de un estado de sitio, provocado por una serie de atentados con bombas y amenazas que afectaron a las autoridades de su gobierno. Contexto Histórico En ese entonces, el gobierno enfrentaba un panorama de inseguridad extrema. Entre los detenidos por ese decreto se encontraban figuras importantes como el general retirado Guillermo Suárez Mason, junto a otros cinco militares y seis civiles. Entre estos civiles se hallaban reconocidos analistas políticos y periodistas, tales como Rosendo Fraga y Jorge Vago, que trabajaba para Prensa Confidencial, así como Daniel Horacio Rodríguez del diario La Prensa. Estas acciones eran parte de una respuesta gubernamental a un contexto extremadamente complicado, no un ataque a la libertad de expresión. Reacciones y Consecuencias Tras los comentarios de Parisini, el debate se intensificó en las redes sociales y en los medios de comunicación. Muchos han cuestionado cómo puede un influencer tan influyente flirtear con ideas que podrían poner en riesgo la libertad de prensa en nuestro país. La libertad de expresión y la labor de los periodistas son pilares fundamentales de cualquier democracia, y tal afirmación es vista como un ataque directo a esos valores. Esta controversia invita a una reflexión más amplia sobre el papel de los medios de comunicación en la política actual y cómo las narrativas pueden ser manipuladas para servir agendas particulares. Revisar las lecciones del pasado es vital para inyectar salud en el discurso democrático.
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