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» Corrienteshoy
Fecha: 02/05/2025 14:16
Mons. Castagna: 'La Palabra y la voz que la formula' Mons. Castagna: 'La Palabra y la voz que la formula' En su sugerencia para la homilía, el arzobispo emérito de Corrientes consideró "preciso redescubrir la riqueza de nuestra vocación bautismal y desarrollar la misión que de ella procede". Sugerencia para la homilía de monseñor Castagna Monseñor Domingo Castagna, arzobispo emérito de Corrientes, aseguró que "el mundo necesita la Palabra y la voz de un Bautista que la formule". "Debemos ser tan humildes como el precursor y tan voz de la Palabra como lo fue él", profundizó y completó: "Para ello debemos ofrecer todo nuestro espacio a Jesús y no regatear la fidelidad que le debemos". El arzobispo consideró "preciso redescubrir la riqueza de nuestra vocación bautismal y desarrollar la misión que de ella procede. Las diversas escenas, desde la Resurrección a Pentecostés, constituyen una revelación de cómo construir una coherencia estable, en un hoy tan conflictivo y disperso como el nuestro". "La esperanza es, ciertamente, la virtud de quienes construyen puentes y demuelen los muros que dividen. Corresponde a todos los bautizados, convenientemente acompañados por sus pastores", puntualizó. "Para lograrlo es preciso estar alertas, junto al Maestro que vela incansablemente en Getsemaní. Durante estas jornadas de gloria, contemplamos a María, Madre de Jesús y Madre de la Iglesia. Ella mantiene despierta la memoria de su divino Hijo, partiendo el pan de la Palabra y de la Eucaristía", concluyó. Texto de la sugerencia 1.- El diálogo del Señor resucitado con Pedro. El clima espiritual, que las apariciones del Señor resucitado generan, ofrece un vasto campo de signos. En este texto de Juan, engarzado en su entorno propio, está el conmovedor diálogo de Jesús con Pedro. Quisiera detenerme en él. Su contenido no ha sido bien integrado en la vida institucional de la Iglesia. Después de la lúcida percepción del joven Apóstol, al identificar a Jesús, que da lugar a la pesca milagrosa, aquellos discípulos vuelven a la orilla del lago, sin atreverse a preguntar si es Él. El signo de su poder, que bien sabe leer Juan, no deja margen a la duda. "Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?". (Juan 21, 15) Pregunta directa e incómoda para el Apóstol que lo había negado tres veces, ante aquellas humildes personas que lo reconocen. Pedro, siempre tan envalentonado, cuando se trata de profesar su adhesión al Maestro, se acobarda inexplicablemente y lo niega tres veces. La mirada profética de Jesús encuentra su expresión en una frase lapidaria: "Te aseguro que esta misma noche, antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces". (Mateo 26, 34) Algunos interpretan que la triple demanda de amor está destinada a absolver las negaciones mencionadas por Mateo. También, y no únicamente, ya que el Señor desea definir cuál es la condición necesaria para asumir las diversas responsabilidades apostólicas. Los hombres manejan otros parámetros, para confiar diversos liderazgos en la sociedad. No son los criterios humanos los que prevalecen en la elección de quienes deben asumir las más importantes funciones en la Iglesia. Jesús busca, en sus principales colabores, no genios de la cultura y de la política, sino amigos que lo amen humilde y desinteresadamente ("más que los otros"). Pedro es el principal entre sus hermanos Apóstoles. Jesús lo sigue eligiendo, a pesar de sus cobardías y negaciones, con tal que vuelva a Él arrepentido, y dispuesto a cumplir su singular misión. En el conmovedor diálogo junto al lago de Tiberíades, después de asegurar el amor de Pedro (tres veces) le confía la totalidad del ministerio apostólico, junto con sus hermanos apóstoles, en necesaria comunión con él, que es la Piedra sobre la cual Cristo decide edificar la Iglesia. 2.- El Papa Francisco se nos ha ido al Cielo. Los discípulos crecen confiando en su misericordioso Maestro y Señor. Durante los cuarenta días previos a Pentecostés, aprenden a creer en Él y, sobre todo, a amarlo humildemente. Durante las apariciones de ese tiempo pos pascual aquellos discípulos alternan con Cristo resucitado, con gran naturalidad. Su testimonio es clave en el ejercicio del ministerio apostólico y de la santidad de las primeras comunidades. Su presencia en la Iglesia y en el mundo garantiza la continuidad de la Pascua, que será eterna para quienes "creen en su Nombre" (Juan 1, 12). Todo en el Evangelio es tan simple y transparente, dirigido a quienes, por la pobreza de sus corazones, se capacitan para entenderlo. El Tiempo pascual es propicio para un examen sincero, y el propósito de consentir con la acción santificadora del Espíritu. El Papa Francisco se nos ha ido al Cielo. Ha encarnado en su vida simple, y alejado de toda ostentación mundana, la MISERICORDIA. No siempre fueron interpretados, con la debida consideración, sus gestos: su palabra y sus silencios. Ciertamente está alineado entre los santos Pontífices, que la Iglesia ha podido presentar en las últimas décadas. A él le ha correspondido canonizar a Juan XXIII, a Pablo VI y a Juan Pablo II, también beatificar a Juan Pablo I, y a Pastores de temple como el Beato Eduardo F. Pironio. El Papa Francisco ha ingresado en la eternidad, al celebrar la Pascua 2025. María, a quien tanto amó, lo estará acunando con el mismo abrazo con que acunó a su Hijo divino. Dichoso él que, finalmente, ya llegó a la Casa paterna. Su ministerio no está clausurado, todo lo contrario, ha llegado a su plenitud, al iniciar su eficaz intercesión en el Cielo. Nosotros iniciamos, en el tiempo, la Pascua de Cristo, a la que Francisco ya está definitivamente asociado. Quienes debemos aún transitar esta etapa de riesgo y esperanza, estamos muy bien asistidos por nuestros hermanos los Santos. La Iglesia celebra la Pascua de Cristo resucitado, en el tiempo y en la eternidad. No existe otra forma de interpretar el acontecimiento de la muerte de Francisco. La fe en la Resurrección determina el futuro, y que trasciende la soledad actual y la muerte biológica. El mundo, que lame sus propias heridas, causadas por el relativismo y la incredulidad, manifiesta una desorientación existencial difícil de superar. 3.- Dios no es un extraño al mundo. El Señor resucitado nos ofrece la ocasión de recomponer nuestra vida sobre el fundamento sólido de la fe pascual. Los cristianos necesitan vivir este Misterio con un gran sentido de la realidad que litúrgicamente ya celebran. La vida ordinaria está plasmada por el Misterio sobrenatural de la Pascua de Resurrección. Es el momento de relacionar la fe con la cultura, y encausar a ésta hacia su verdadera perfección. Dios no es un extraño al mundo, todo lo contrario, otorga sentido a toda la búsqueda y el logro, que se producen en él. No lo entenderán sus ciudadanos, que siguen cediendo espacio a la incredulidad y a la corrupción. Es enorme la tarea de la evangelización, siempre requerida y actualizada por el pueblo. El Evangelio nos pone sobre el camino. Jesús se considera el Camino que conduce a la Verdad y a la Vida. No existe un camino alternativo, Cristo es el único. Reconocerlo es andar en la Verdad. El evangelista Juan no abandona esta idea. Fácilmente descendemos al abismo por otro sendero que no sea el Hijo de Dios y de María. Esa convicción no es cerrazón sino reconocimiento de la verdad. Nos falta, como Iglesia, no tener miedo a que se nos tilde de "fanáticos religiosos", para ser verdaderos siervos de la verdad. Cristo es modelo imitable de la simplicidad que obtienen los auténticos sabios. Llamar las cosas por su nombre y evitar toda temerosa simulación, constituyen las características de su verdadera identidad humana. Lo importante: jamás traicionar la verdad, aunque la mayoría la traicione. Jesús, como anteriormente Juan Bautista, prefiere morir como murió, a causa de la Verdad. Como está personalizada en Él, no responde a Pilato, que prefiere vivir cómodamente en el error que aceptar a Cristo como Verdad: "Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz. Pilato le preguntó: "¿Qué es la verdad?" (Juan 18, 37-38) El pecado del mundo es inspirador de la traición a la verdad. Lo comprobamos a diario, en las distintas manifestaciones de la llamada "vida moderna". A pesar de los inocultables progresos del mundo actual, advertimos en él dislates de gran retroceso. La estructura consolidada, durante siglos, como el matrimonio y la familia, de manera insólita y sin precedentes, se ve culturalmente sacudida con la intención de producir en ella deformaciones graves, como la teoría del género y sus irreparables consecuencias morales. 4.- La Palabra y la voz que la formula. El mundo necesita la Palabra, y la voz de un Bautista que la formule. Debemos ser tan humildes como el Precursor, y tan voz de la Palabra como lo fue él. Para ello debemos ofrecer todo nuestro espacio a Jesús, y no regatear la fidelidad que le debemos. Es preciso redescubrir la riqueza de nuestra vocación bautismal y desarrollar la misión que de ella procede. Las diversas escenas, desde la Resurrección a Pentecostés, constituyen una revelación de cómo construir una coherencia estable, en un hoy tan conflictivo y disperso como el nuestro. La esperanza es, ciertamente, la virtud de quienes construyen puentes y demuelen los muros que dividen. Corresponde a todos los bautizados, convenientemente acompañados por sus Pastores. Para lograrlo es preciso estar alertas, junto al Maestro que vela incansablemente en Getsemaní. Durante estas jornadas de gloria, contemplamos a María, Madre de Jesús y Madre de la Iglesia. Ella mantiene despierta la memoria de su divino Hijo, partiendo el pan de la Palabra y de la Eucaristía.+
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