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Federal » El Federaense
Fecha: 02/05/2025 09:45
En un entorno donde la ansiedad parece apoderarse de la mayoría, Juan Román Riquelme sigue siendo un maestro del tiempo. Ya sea cuando jugaba al fútbol, controlando el balón con elegancia y calma, o ahora, en su papel de dirigente, la forma en que maneja las situaciones habla de su carácter firme y decidido. Con un simple joggin del club, Riquelme se ha convertido en el foco de atención, especialmente entre los aficionados que se cuestionan si el presidente de Boca Juniors tiene algo más urgente en su agenda que contratar a un nuevo director técnico. Los ecos de Ezeiza resuenan con risas y murmullos mientras los medios informativos se esfuerzan por descifrar el misterio que rodea las decisiones del Consejo de Fútbol. A diferencia de otros clubes, en Boca nada se mueve sin la aprobación de Riquelme, quien decide basándose en su propio criterio. Esta semana, según fuentes cercanas, no se realizaron contactos para contratar a nuevos entrenadores, lo que ha levantado una ola de especulaciones acerca de la continuidad de Fernando Gago. Un Mando Singular Riquelme ha demostrado su independencia de pensamiento y acción al mantener a Gago incluso cuando el equipo fue eliminado de la Copa Libertadores. En momentos críticos, como el final del campeonato, fue el propio Riquelme quien tomó la decisión de cambiar de entrenador, lo que subraya su estilo singular de liderazgo. Estas decisiones a menudo parecen contrarias a la lógica común en la gestión de equipos, lo que ha llevado a muchos a preguntarse sobre su visión del fútbol. Se ha rumoreado que Riquelme, al decidir prescindir de Gago antes de partidos decisivos, ya tenía claro que no le tenía la confianza suficiente. Su mirada se centra, una vez más, en Mariano Herrón, quien se encargará del equipo este fin de semana en su duelo contra Tigre. La continuidad de Herrón como interino dependerá de los resultados obtenidos en cada encuentro. La presión es alta, pues una posible derrota antes de la participación en el Mundial de Clubes podría complicar su situación a largo plazo. Una Dirección Peculiar Los versátiles movimientos de Riquelme en el ámbito del fútbol reflejan su convencimiento de que los entrenadores no son tan cruciales como muchos otros creen. Esta visión se intensificó tras su relación con Carlos Bianchi, un referente que dejó una huella en su formación como jugador, aunque no necesariamente en su visión como dirigente. De acuerdo con Jorge Ribolzi, Riquelme es un hombre que no tiene fe ciega en los entrenadores; su filosofía refleja la idea de que la individualidad y el talento de los futbolistas son lo que realmente importa. El caso de los últimos entrenadores bajo su gestión, como Hugo Ibarra y Diego Martínez, ilustra esta filosofía. La apuesta por entrenadores relativamente inexpertos apunta a la idea de que puede existir éxito sin requerir grandes nombres en el banquillo. Sin embargo, los resultados son implacables. Las decisiones tomadas, como la no inclusión de ciertos jugadores en momentos clave, han tenido consecuencias, así como la tendencia a manejar el equipo con una visión que muchos consideran estridente. Un Futuro Indeciso Riquelme elige no entrar en el cruento mercado de fichajes que enfrenta a equipos en una lucha constante por refinamiento estratégico. Prefiere confiar en sus decisiones y en la capacidad de un interino que comparte su perspectiva del juego. Su tendencia a tener más confianza en aquellos que conoce personalmente pone en evidencia sus prioridades en la estructura del club. Mientras los días transcurren en esta atmósfera de incertidumbre, Boca Juniors continúa buscando su rumbo en el presente. Cada fin de semana puede ser crucial no solo para Herrón, sino también para la dirección que el club tomará en un futuro cercano. La historia demuestra que con Riquelme en el timón, el tiempo es un aliado poderoso, aunque no siempre predecible.
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