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  • El Fandi desperdicia el único toro de calidad de una descastada corrida de Alcurrucén

    » Diario Cordoba

    Fecha: 30/04/2025 22:56

    Feria de Sevilla Ganado: Seis toros de Alcurrucén, bien presentados, con hondo trapío, aunque de baja alzada. Salvo el cuarto, que rompió a embestir con calidad en el último tercio, la corrida acusó una notable falta de raza, sin apenas celo y recorrido, y unas medidas fuerzas. El Fandi: de nazareno y oro: pinchazo, estocada tendida trasera y descabello (silencio); pinchazo y estocada desprendida (división de opiniones al saludar). David Galván: de violeta y oro: estocada delantera atravesada y cuatro descabellos (ovación tras aviso); estocada desprendida y tres descabellos (ovación tras aviso). Ginés Marín: de azul azafata y oro: pinchazo hondo y media estocada delantera (ovación tras aviso); estocada (silencio). Cuadrillas: destacó la ordenada y precisa lidia de la cuadrilla de Marín, con Víctor del Pozo y Joselito Rus manejando el capote. La Maestranza: Quinta corrida de feria de la Feria de Abril de Sevilla, con media entrada de público en los tendidos (unos 5.500 espectadores), en tarde fresca y tras una jornada lluviosa. El cuarto toro, que fue arrastrado por las mulillas entre una fuerte ovación y que fue el único con calidad en sus embestidas de una descastada corrida de Alcurrucén, ofreció hoy a El Fandi una gran oportunidad de triunfo en la feria de Sevilla, que el veterano diestro granadino desperdició con un toreo tosco y despegado. De hecho, fueron más y más fuertes las palmas que finalmente escuchó el animal que las que se llevó el torero, que además estuvieron mezcladas con pitos de quienes entendieron que el granadino estuvo muy por debajo de las buenas condiciones del colorado de Alcurrucén, que rompió a embestir con una profundidad que no favoreció precisamente su matador. Aunque flojeó de cuartos traseros de salida, el toro rompió ya hacia adelante en banderillas, tercio que protagonizó, como siempre, El Fandi con un estimable para al sesgo y otro bueno de violín de dentro a afuera, por lo que, ante tal panorama, sedecidió a abrir el trasteo de muleta con las dos rodillas en tierra. Y fue así como le recetó no solo esa sino también la segunda tanda de derechazos con la mano derecha, confiado en la larga y abierta embestida de "Profesor", como se llamó el toro, al que redondeó los pases por las afueras, con ligazón pero sin ajuste, tal y como iban a ser las que estaban por llegar y por mucho que la banda se arrancara, enseguida y sorprendentemente, con el pasodoble. El diestro David Galán / JOAQUÍN CORCHERO / EUROPA PRESS Sin temple, con toques bruscos y desordenados que en nada favorecían la clase del toro, y con la figura muy retorcida, Fandi fue dejándose ir pase a pase la oportunidad de justificar su presencia en la feria a estas alturas de su carrera, mientras el toro, entre tirones y enganchones, seguía mostrando la profundidad en las arrancadas que no tuvo ningún otro de sus hermanos. Antes, con el que abrió la corrida, un toro vulgarón y que nunca se empleó, el muy rodado torero de Granada, tras saludarlo con una larga cambiada de rodillas y banderillearlo con facilidad, se manejó con más oficio que brillo. También sin demasiado celo, el quinto al menos duró y se movió con una nobleza con la que David Galván estuvo cómodo por el ruedo. En este caso, como con el segundo, que tampoco repitió ni se empleó, el gaditano prefirió buscar una colocación desahogada, casi siempre situado en la pala del pitón, y trazar desde allí los pases más en ángulo que en redondo, con escaso ajuste. El torero jerezano Ginés Marín / JOAQUÍN CORCHERO / EUROPA PRESS Pero, además de que siempre estuvo compuesto con ambos, Galván tuvo el acierto de rematar cada tanda con largos pases de pecho y recreados adornos que llegaron mucho a un tendido que los jaleó con fuerza, por lo que mantuvo así la expectativa en unas faenas que incluso pudieron llegar a ser premiadas de haber estado más certero con la espada y el descabello. El lote más desrazado fue el de Ginés Marín, que contó para paliar esa desventaja, con la precisa y ordenada lidia que les aplicó su cuadrilla, pues Víctor del Pozo y Joselito Rus dieron toda una lección en la brega y con las banderillas. Y esa básica estrategia lidiadora sirvió para que el torero extremeño pudiera luego mostrarse con una honesta actitud ante dos toros de escaso fondo. Con todo, y tal vez por el buen trato de matador y subalternos, tuvo algo más el noble tercero, solo que a cada arrancada le faltó siempre el último tramo, el más exigente, que Marín busco sacarle con entrega, temple y buena colocación, enganchando con pulso y suficiencia las embestidas y llevándolas todo lo largas que podían dar de sí, algo que ya no pudo lograr con el negado sexto.

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