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  • El policía retirado Amarilla confirmó su candidatura a diputado – MisionesOpina

    » Misionesopina

    Fecha: 30/04/2025 19:11

    Minutos antes de la medianoche del martes 29 de abril, el Tribunal Electoral de Misiones publicó oficialmente las listas que competirán en las elecciones legislativas provinciales del 8 de junio. Entre ellas se confirmó la comentada –y simbólicamente cargada– candidatura a diputado provincial del ex policía Ramón Amarilla, detenido desde octubre del año pasado acusado de "intento de sedición y conspiración" tras encabezar una de las protestas policiales más significativas de los últimos tiempos en la provincia. Amarilla encabezará la lista del sublema Por la Vida y los Valores, y estará acompañado por Viviana Szyszkowski, Walter Ríos (presidente del partido), Débora Mangone, César Jakimczuk, Maura Gruber, Claudio Katiz, Silvana Kattz, Alfredo Gruber, Roldán Vaztique, Ulises Rogaczewski, Delia Balbuena, José Vera, Olga Rodríguez, Francisco Santander, Norma Alvez de Olivera, José Dahmer, Viviana Brítez, Ramón Piris y Sonia Piñeiro. Entre los candidatos suplentes figuran José Faubel, Vanesa Arrieta, Juan Dominici, Pricila Macsiniuk, Enrique Morinigo, Sara Arrieta y Andrés Correa. Con esta presentación, Amarilla se suma a los 12 frentes y partidos que disputarán las 20 bancas en juego en la Cámara de Representantes de Misiones. Pero su caso destaca no solo por su biografía, sino por el mensaje político que su candidatura implica. Un candidato en prisión Ramón Amarilla, de 58 años, fue vocero y uno de los rostros más visibles del acampe policial que en mayo de 2024 paralizó la avenida Uruguay de Posadas durante más de una semana. Aquella protesta, que tensó los límites institucionales del poder provincial, puso en agenda las condiciones laborales de las fuerzas de seguridad y sacudió los cimientos del discurso oficialista sobre orden, autoridad y control político. El conflicto terminó con un acuerdo parcial, sin embargo, luego hubo otro intento de revuelta, donde estaban organizando robar vehículos de policía y camiones de bomberos. Según la justicia, esto estaría entre las pruebas que sostienen la acusación. Desde octubre, Amarilla está preso en el penal de Cerro Azul, acusado por delitos graves: intento de sedición, conspiración, resistencia a la autoridad y entorpecimiento del funcionamiento de los poderes públicos. Desde allí, anunció una huelga de hambre días atrás, exigiendo celeridad en la investigación. La medida duró poco: debió ser internado tras una descompensación, y luego fue trasladado de regreso a su celda. Ahora, desde ese mismo encierro, lanza su candidatura. Detrás de esta movida, dicen algunos, se encuentra el diputado del PRO Miguel Núñez, el mismo que denunció a Misiones por la ley anti glifosato y terminó perdiendo la movida en la justicia. y estaría contando con el patrocinio del empresario camionero Francisco "Pepi" Wipplinger, quien también se anotó como candidato a concejal por uno de los sublemas de ese frente en Posadas. Aunque no pueda caminar barrios, ni dar entrevistas, ni sacarse fotos en actos proselitistas, su sola presencia en la boleta electoral funciona como un gesto de protesta que desafía al oficialismo desde un lugar incómodo: el de los márgenes del sistema político. ¿Funcional a la renovación? Desde una mirada estratégica, no son pocos los que advierten que la candidatura de Ramón Amarilla, lejos de desafiar al poder provincial, podría terminar siendo funcional al oficialismo. En una elección donde el Frente Renovador parte con una ventaja estructural sólida y una oposición fragmentada, cada voto que no se consolide en un espacio opositor competitivo contribuye indirectamente a preservar la hegemonía actual. En otras palabras, la dispersión beneficia al que ya gobierna. El sublema Por la Vida y los Valores, que encabeza Amarilla, no forma parte de los espacios que históricamente compiten por el poder en Misiones. No le quitará votos a la Renovación, que tiene una base electoral firme, aceitada por años de construcción territorial y recursos. En cambio, sí puede restar apoyos a fuerzas emergentes o partidos opositores con chances de crecimiento, achicando su caudal y diluyendo cualquier posibilidad de consolidar una alternativa real. En este contexto, la candidatura del ex vocero policial podría ser leída como una jugada que, consciente o no, termina alineándose con los intereses del oficialismo. Porque mientras Amarilla y sus seguidores canalizan malestares legítimos en una oferta electoral propia, las principales fuerzas opositoras pierden protagonismo en un océano de sublemas que compiten por la misma franja del electorado indignado, sin lograr convertirse en polos de poder creíbles. La pregunta de fondo, entonces, es si esta nueva figura política —que interpela desde la indignación pero sin estructura partidaria ni programa claro— realmente desafía al sistema, o si simplemente ocupa un lugar que, al final del día, le sirve al sistema para perpetuarse. En la práctica, cada voto que saca Amarilla, es un voto menos para quienes buscan arrebatarle poder a la Renovación. Y en una elección sin balotaje, donde gana quien saca más sin necesidad de mayoría absoluta, eso puede ser decisivo.

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