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» Data Chaco
Fecha: 30/04/2025 14:19
El próximo 7 de mayo comenzará el cónclave para definir quién será el sucesor del Papa Francisco. Se trata de un procedimiento milenario, rodeado de simbolismos, secretos y alta tecnología para evitar filtraciones. Con la apertura de la Sede Vacante, tras la muerte de un papa, el Vaticano entra en una etapa de transición que debe durar al menos 15 días. Esta vez, los cardenales se reunieron en la quinta congregación general y fijaron como fecha de inicio del cónclave el 7 de mayo. Ese día, los cardenales menores de 80 años —únicos habilitados para votar— se reunirán en la Capilla Sixtina, en total aislamiento. A partir de ese momento se bloquea todo tipo de contacto con el exterior: quedan inhabilitados los teléfonos, computadoras, televisores y tabletas. Además, se despliega tecnología de avanzada para garantizar la confidencialidad del proceso, con barridos electrónicos constantes y bloqueadores de señal. Una elección bajo llave El término "cónclave" proviene del latín cum clave, que significa "bajo llave". El aislamiento es físico y simbólico: se busca asegurar que las deliberaciones se realicen sin ningún tipo de interferencia. Antes de comenzar formalmente, se celebra una misa en la Basílica de San Pedro y luego los cardenales entonan el himno "Veni Creator" para invocar al Espíritu Santo. Después, ingresan a la Capilla Sixtina, donde inician las votaciones a puertas cerradas. Durante todo el proceso, se alojan en la Casa de Santa Marta, cuyas habitaciones comenzaron a liberarse una semana antes del cónclave. El protocolo indica que se realizan hasta cuatro votaciones por día —dos por la mañana y dos por la tarde— hasta que uno de los candidatos alcance los dos tercios de los votos. Con 140 cardenales habilitados, se requieren al menos 94 votos. No se permite que los cardenales se voten a sí mismos, y cualquier elegido puede rechazar el cargo. Fumata, campanas y una sastrería centenaria Uno de los símbolos más reconocibles del cónclave es la "fumata", el humo que se emite tras cada votación. El color negro indica que no hubo consenso; el blanco, que se ha elegido un nuevo papa. En 1958, una fumata gris provocó festejos anticipados por una confusión. Para evitar nuevos errores, desde 2005 se utilizan compuestos químicos que intensifican el color del humo, y en caso de elección también repican las campanas de San Pedro. Mientras tanto, todo se prepara para la inminente presentación del nuevo pontífice. La sastrería romana Gamarelli, encargada de vestir a los papas desde el siglo XVIII, confecciona tres sotanas blancas de distintos talles, listas para ser usadas por el nuevo elegido, sin importar su contextura. Sin embargo, el papa Francisco rompió con la tradición: optó por una vestimenta más austera y renunció a usar tanto la sotana ceremonial completa como los clásicos zapatos rojos. Una vez elegido y aceptado el cargo, el nuevo papa escoge el nombre por el que será conocido. El anuncio oficial se hace desde el balcón central de la Basílica de San Pedro con la fórmula "Habemus Papam". Luego, el flamante pontífice da su primera bendición a los fieles. Notas Relacionadas
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