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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 30/04/2025 11:04
Cómo es el ambiente en el Vaticano a una semana del inicio del cónclave: esto dicen los cardenales Los días previos al cónclave en el Vaticano son una mezcla densa de nostalgia y expectativa. El líder de la Iglesia acaba de partir —algunos dirían que, en cierto sentido, su presencia aún flota en el aire, que el cuerpo aún está tibio—, y sin embargo, ya hay cardenales que esbozan una sonrisa mientras recorren los pasillos de la Santa Sede. Piensan en el porvenir, en ese nuevo comienzo que pronto se instaurará con la elección del próximo pontífice. Es el misterio central del cristianismo: la muerte deja paso al renacer. La escena se repite desde hace días frente a los muros vaticanos: sotanas que avanzan con paso apurado, ojos que evitan las cámaras, cabezas inclinadas con una cortesía que también es un límite. En el umbral del cónclave que definirá al próximo papa, el ambiente en el Vaticano es de prudencia, de silencios cargados y frases medidas. Pero también, aseguran varios cardenales, de fraternidad, escucha y diálogo abierto. Así se vive la cuenta regresiva hacia el cónclave en el Vaticano (REUTERS/Yara Nardi) En la séptima congregación general —una de las reuniones preparatorias antes de que los electores se encierren en la Capilla Sixtina— se percibe una tensión serena. Se habla, pero sin estridencias. Se opina, pero sin banderas. Y sobre todo, se evita a la prensa, como si cualquier palabra dicha fuera un voto anticipado. "Hablamos de todo libremente, pero no delante de los medios“, ironizó esta mañana el cardenal austríaco Christoph Schönborn, rodeado de periodistas apenas unos metros antes de ingresar al aula del Sínodo. La broma descomprimió por un instante la tensión del momento, aunque dejó en claro el pacto implícito entre los purpurados: puertas adentro, todo; puertas afuera, casi nada. La mayoría acelera el paso al ver cámaras, algunos apenas saludan, y son los mayores de 80 años —ya fuera del cónclave— los que se permiten detenerse y conversar. Quizás porque no votarán, o porque su experiencia les permite hablar sin que sus palabras se lean como señales. El cardenal español Juan José Omella en el Vaticano (EFE/Fabio Frustaci) El argentino Ángel Sixto Rossi, arzobispo de Córdoba y uno de los electores, definió el clima con una claridad pastoral: "Se busca una figura de unidad en un clima familiar, amistoso y de respeto. Se comparten opiniones." Sus palabras, lejos de cualquier cálculo político, reflejan el tono de estas jornadas marcadas más por la escucha que por las propuestas. El colombiano Jorge Enrique Jiménez Carvajal, sin derecho a voto pero presente en las discusiones, fue aún más directo: "El ambiente es muy de paz y de diálogo. El papa Francisco nos dejó una palabra en su legado que es ‘escuchar’ y es lo que tenemos que hacer ahora: escucharnos y que el Espíritu Santo nos indique." El cardenal británico Vincent Nichols (AP/Gregorio Borgia) La clave, para Jiménez Carvajal, es que el diálogo no sigue lógicas geográficas ni de bloques, sino que es una conversación transversal, espiritual: “El diálogo es amplio y abierto. En el cónclave no entran presiones ni trapisondas, se entra de manera muy abierta.” También el salvadoreño Gregorio Rosa Chávez, uno de los cardenales más cercanos a la figura de San Óscar Romero, insistió en dejar de lado cualquier lectura política o nacional: "No se habla de nacionalidad. Cada uno piensa con su corazón." Y agregó: “El clima es de hermandad y se escuchan propuestas muy interesantes.” El cardenal, John Ribat, de Paúa Nueva Guinea (REUTERS/Amanda Perobelli) En este marco de intercambio sereno y reflexivo, comienza a tomar forma la decisión más importante para la Iglesia Católica: la elección de su próximo líder espiritual. Y si bien no hay candidatos oficiales —ni debería haberlos—, todos saben que cada gesto, cada intervención en estas congregaciones, puede pesar más que una votación anticipada. Aunque aún quedan varias jornadas de reuniones —que continuarán hasta el lunes 6 de mayo, con pausa el jueves 1 y el domingo—, muchos cardenales apuestan por un cónclave breve, de apenas tres días. Una duración que sugiere cierto consenso previo, o al menos un clima propicio para alcanzarlo rápidamente. Cómo es el ambiente en el Vaticano a una semana del inicio del cónclave: esto dicen los cardenales (REUTERS/Stoyan Nenov) En la calma contenida del Vaticano, donde los pasillos de mármol recogen ecos de decisiones milenarias, el presente se construye palabra a palabra. Y por ahora, esas palabras dicen menos de lo que callan. Pero lo que dicen, alcanza: unidad, respeto, escucha, hermandad. Como si el verdadero candidato fuera, por ahora, el Espíritu.
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