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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 30/04/2025 08:34
Usar el mismo brazo para recibir las vacunas podría ser una gran estrategia (Imagen Ilustrativa Infobae) Cuando se trata de recibir una vacuna, la elección del brazo no es un detalle menor. Administrar una dosis de refuerzo en el mismo brazo donde se recibió la dosis inicial puede marcar una diferencia significativa en la respuesta del sistema inmunitario. Un reciente estudio australiano ha comenzado a revelar las razones biológicas detrás de esta observación, aportando pistas para perfeccionar futuras estrategias de vacunación. La importancia del brazo en la vacunación Durante mucho tiempo, la ubicación de la inyección de una vacuna pareció ser una cuestión de comodidad. Sin embargo, algunos indicios ya sugerían que aplicar la dosis de refuerzo en el mismo brazo que la dosis inicial podría potenciar la respuesta inmunitaria. El razonamiento detrás de esta práctica empieza a esclarecerse gracias a nuevas investigaciones que demuestran que el sitio de vacunación influye directamente en la activación y eficiencia de las células inmunitarias encargadas de generar anticuerpos protectores. Descubrimientos del estudio australiano Los investigadores australianos analizaron el comportamiento del sistema inmunitario tras la administración de vacunas en ratones (Imagen Ilustrativa Infobae) El pasado lunes 28 de abril, la revista Cell publicó el estudio conducido por investigadores australianos que analizó el comportamiento del sistema inmunitario tras la administración de vacunas en ratones. Según los hallazgos, los macrófagos, células inmunitarias especializadas, se organizan dentro de los ganglios linfáticos cercanos al sitio de la inyección y se preparan para combatir el virus. Estos macrófagos no solo devoran patógenos, sino que además coordinan la respuesta de otras células claves, como las células B de memoria, mejorando su disposición para reaccionar ante una nueva exposición al antígeno. Uno de los autores del estudio, Anthony Kelleher, del Instituto Garvan de Investigación Médica y del Instituto Kirby de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Sídney), explicó en el propio estudio: “Logramos esto analizando la compleja biología en ratones y luego obtuvimos hallazgos similares en humanos. Todo esto se realizó en el lugar donde se genera la respuesta a la vacuna: el ganglio linfático”. Funcionamiento de los ganglios linfáticos y las células B de memoria Aplicar la dosis de refuerzo en el mismo brazo que la dosis inicial podría potenciar la respuesta inmunitaria (Imagen Ilustrativa Infobae) La vacuna introduce en el organismo una versión inofensiva del patógeno, conocida como antígeno. Este antígeno se filtra hacia los ganglios linfáticos, órganos que funcionan como centros de entrenamiento del sistema inmunitario. Dentro de ellos, las células B de memoria —responsables de recordar infecciones previas— tienden a ubicarse cerca del sitio de la inyección original. Según el estudio, las células B de memoria migran hacia la capa externa del ganglio linfático local e interactúan directamente con los macrófagos residentes. Esta interacción es fundamental: al administrar una dosis de refuerzo en el mismo brazo, esos macrófagos capturan de manera más eficiente el nuevo antígeno y activan rápidamente a las células B de memoria, generando anticuerpos de alta calidad. La inmunóloga Rama Dhenni, coautora del estudio, declaró: “Nuestra investigación sugiere que los macrófagos de los ganglios linfáticos más cercanos al punto de inyección desempeñan un papel fundamental en la orquestación de una respuesta vacunal eficaz la próxima vez”. Resultados del estudio en humanos Para validar sus hallazgos en humanos, el equipo llevó a cabo un estudio clínico con 30 voluntarios que recibieron la vacuna de ARNm contra la COVID-19 de Pfizer-BioNTech. Diez participantes recibieron la dosis de refuerzo en el mismo brazo que la primera dosis, mientras que otros diez la recibieron en el brazo opuesto. Los resultados mostraron que el grupo que mantuvo la misma localización comenzó a producir anticuerpos neutralizantes durante la primera semana después de recibir la segunda dosis. Estos anticuerpos también demostraron ser más eficaces contra variantes preocupantes como Delta y Ómicron. Aunque cuatro semanas después ambos grupos presentaban niveles similares de anticuerpos, la protección temprana podría ser decisiva en un escenario de brote epidémico. La inmunóloga Mee Ling Munier señaló: “Si se ha vacunado contra la COVID-19 en diferentes brazos, no se preocupe: nuestra investigación demuestra que, con el tiempo, la diferencia en la protección disminuye. Pero durante una pandemia, esas primeras semanas de protección podrían marcar una enorme diferencia a nivel poblacional”. Limitaciones y futuras investigaciones Aunque los resultados son prometedores, los investigadores advierten que el estudio tuvo una muestra pequeña. Además, otros estudios han encontrado beneficios al cambiar de brazo para la vacunación, lo que sugiere que se necesita más investigación para comprender completamente el fenómeno. El equipo expresó su intención de continuar estudiando cómo replicar o potenciar las interacciones entre las células B de memoria y los macrófagos. El inmunólogo clínico Tri Phan explicó: “Si logramos comprender cómo replicar o potenciar las interacciones entre las células B de memoria y estos macrófagos, podríamos diseñar vacunas de nueva generación que requieran menos refuerzos”.
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