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  • Leve mejora en la confianza en las vacunas, según un relevamiento argentino

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 30/04/2025 02:48

    El relevamiento nacional 2024 detectó un repunte en la percepción pública aunque persiste la desconfianza respecto de la seguridad, la eficacia y la importancia de inmunizarse (Imagen Ilustrativa Infobae) La inmunización es una de las estrategias de salud pública más eficaces del último siglo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las vacunas previenen entre 3,5 y 5 millones de muertes por año y protegen contra más de 20 enfermedades. Pero eso no es todo, ya que son herramientas centrales para contener brotes. Sin embargo, la cobertura global se ha estancado en los últimos años y en algunos casos ha retrocedido. En Argentina, de acuerdo al último relevamiento del ICAV, se registró una leve suba sobre este punto, que alcanzó el 1,9% en comparación con 2023. En este contexto, y en medio la Semana de Vacunación en las Américas, una iniciativa de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Fundación Bunge y Born presentó por sexto año consecutivo el Índice de Confianza y Acceso a las Vacunas (ICAV), que permite medir de forma sistemática la evolución de estos dos componentes clave. El relevamiento 2024, basado en 5.236 encuestas representativas a nivel nacional, señaló que el índice de confianza alcanzó los 87,2 puntos, con una leve mejora de casi dos puntos respecto al año anterior. Sin embargo, se observa “una caída del 7 % desde 2019 a esta parte, y no hay una recuperación de los niveles de confianza de la población en general hacia las vacunas, con respecto a los valores de nuestra línea de base” establecida antes de la pandemia, explicó Brenda Walter, Gerenta de Desarrollo Humano de la Fundación Bunge y Born, en diálogo con Infobae. El ICAV 2024 fue presentado durante la Semana de Vacunación en las Américas, una iniciativa de la OPS, con el objetivo de evaluar el acceso y la percepción de las vacunas en Argentina. (Imagen ilustrativa Infobae) Asimismo, el informe advierte que el porcentaje de personas que intentaron vacunarse cayó en casi 9 puntos porcentuales en el último año, al pasar del 65,9% en 2023 al 56,9% en 2024. “Si bien los niveles de acceso mejoraron, esto no necesariamente se tradujo en un aumento equivalente en la confianza o en la intención de vacunarse”, sostuvo Walter. Y agregó: “Mejorar el acceso es necesario, pero no suficiente. También hay que trabajar sobre la percepción y la demanda: en la confianza, en invitar a las personas a vacunarse y a que lo intenten”. Radiografía de la percepción pública sobre las vacunas El índice de confianza elaborado por la Fundación Bunge y Born se construye a partir de tres dimensiones esenciales: la percepción de efectividad de las vacunas, su importancia para la salud infantil y su seguridad general. Estos componentes permiten captar el grado de aceptación social de las inmunizaciones, más allá del comportamiento concreto de vacunación, el cual se establece mediante un modelo impulsado por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. “Nosotros desarrollamos un índice de confianza de acceso a las vacunas porque nos interesa explicar si las variaciones en las tasas de cobertura tienen que ver, por un lado, con la existencia de barreras de acceso a la vacunación, o bien con una erosión en la confianza pública sobre la importancia, la seguridad y la eficacia de las vacunas, que es lo que mide específicamente esta dimensión”, señaló la especialista a Infobae. La brecha en la confianza y el acceso entre personas con distintos niveles educativos persiste, con un índice de 61 puntos entre quienes no completaron la primaria y 88 entre quienes tienen posgrado. Crédito para todas: Gentileza Fundación Bunge y Born En ese tono destacó que este relevamiento “tiene como objetivo contribuir a mejorar el diseño de los programas y estrategias de inmunización en el país, y también facilitar la orientación de recursos humanos y financieros destinados a la inmunización en el marco de políticas de salud pública.” El relevamiento, al que tuvo acceso Infobae, advirtió que el 88% de las personas encuestadas consideró que las vacunas son efectivas, mientras que el 90,8% las calificó como importantes para los niños y el 90,4% sostuvo que son seguros. Aunque se trata de niveles altos, aún se mantienen por debajo de los valores de 2019. La diferencia, en cada caso, representa una caída de 6,1 puntos en efectividad, 4,9 puntos en importancia y 5,7 puntos en seguridad. En palabras de la experta, se observa “una caída en el porcentaje de confianza con respecto a los niveles prepandemia, es decir, de 2019 a esta parte, y que no se recuperaron”. “Esto se puede atribuir a múltiples causas, probablemente relacionadas con la desconfianza general que se extendió con respecto a las vacunas en el contexto de la pandemia”, resaltó Walter. La confianza en la vacunación alcanzó los 87,2 puntos y el acceso llegó a los 70,7, pero la caída en la proporción de personas que intentaron inmunizarse preocupa a los especialistas. Crédito para todas: Gentileza Fundación Bunge y Born Y continuó: “Nosotros somos muy cuidadosos en la manera en que compartimos los datos que arroja cada relevamiento y nos ajustamos específicamente a lo que los datos informan. Es decir, si se observa una caída o un aumento a nivel general en cada índice, y después desagregando por grupo etario, o por región, etc. Y analizamos si, además, son interpretaciones que pueden dar lugar a nuevas investigaciones. Entonces, ante algunos datos, preferimos ser un poco más prudentes.” De acuerdo al trabajo, las regiones con mayores niveles de confianza en 2024 fueron la Patagonia (88 puntos) y el Centro del país (87,7), mientras que, en paralelo, las cifras más bajas se registraron en Cuyo (84,4) y en el NOA (86). En cuanto al nivel educativo, el estudio mostró que las personas con primaria incompleta promedian 83,7 puntos de confianza hacia las inmunizaciones, al tiempo que quienes completaron estudios universitarios alcanzan 88,7, y aquellos con posgrado, 88,6. Ante estas diferencias, pero también por otras, los especialistas destacan la importancia de segmentar las estrategias: “Estamos en condiciones de entender qué diferencias se registran en términos de confianza y acceso por edad, nivel educativo y región, lo que facilita el diseño de estrategias más precisas y dirigidas”, afirmó Walter en diálogo con Infobae. A pesar del aumento en el índice de acceso, los costos, los tiempos de espera y la disponibilidad horaria siguen siendo barreras recurrentes para gran parte de la población. Crédito para todas: Gentileza Fundación Bunge y Born Las diferencias etarias también fueron incluidas en el análisis: las personas de entre 18 y 30 años, en promedio, se ubican por debajo del resto en el índice de confianza. En tanto, la población de 51 a 65 años es la que muestra mayor nivel de acuerdo con la seguridad, eficacia e importancia de las vacunas; al tiempo que los mayores de 65 años son el grupo que más aumentó su confianza en comparación con 2023. “La caída del 7 % en el índice de confianza desde 2019 puede deberse a múltiples causas, probablemente relacionadas con la desconfianza general que se extendió con respecto a las vacunas en el contexto de la pandemia”, explicó Walter. Y continuó: “Nosotros indagamos sobre ciertos atributos de confianza, y después se pueden elaborar hipótesis, pero lo que observamos claramente es que los niveles prepandemia no se recuperaron”. Barreras de acceso: una desigualdad que persiste El acceso a la vacunación en Argentina fue otro punto analizado por el relevamiento. En ese sentido, el ICAV 2024 midió este componente con base en ocho dimensiones propuestas por la Organización Mundial de la Salud (OMS): información disponible sobre dónde vacunarse, costos involucrados, facilidad de acceso general, dificultad en llegar al vacunatorio, rechazo previo en centros de salud, horarios de atención, tiempo de espera y experiencia efectiva de vacunación. Los especialistas sostienen que la segmentación por edad, educación y región es clave para diseñar campañas más efectivas, enfocadas en mejorar la percepción pública de las vacunas. (Imagen Ilustrativa Infobae) Este enfoque integral, que permite detectar obstáculos materiales y simbólicos que afectan a distintos sectores de la población, arrojó que 2024, el índice de acceso general se ubicó en 70,7 puntos. Cifra que representa un incremento de 2,2% respecto al año anterior, lo que permite recuperar los niveles de 2022. Es que, según el trabajo, los costos asociados, horarios de vacunación y tiempos de espera son barreras recurrentes para muchas personas. Sin embargo, el dato más significativo en esta dimensión no es la mejora global, sino la caída abrupta en la proporción de personas que intentaron vacunarse: pasó de 65,9% en 2023 a 56,9% en 2024. Esta diferencia de 9 puntos porcentuales plantea una paradoja: pese a que el acceso mejora, la demanda disminuye. Para decirlo en términos regionales, la Patagonia volvió a encabezar el ranking de acceso con 79,1 puntos, seguida por el Centro (71,8) y Cuyo (71,4). Las regiones con menores niveles fueron AMBA y el NOA, ambas con 67 puntos. El análisis por nivel educativo confirma una brecha ya detectada en años anteriores: las personas con primaria incompleta registran un índice de acceso de 61 puntos, mientras que quienes tienen estudios universitarios completos superan los 78. Las vacunas previenen entre 3,5 y 5 millones de muertes por año, según la OMS, y son fundamentales para evitar brotes, aunque la percepción pública aún muestra retrocesos. Freepik “Argentina sigue siendo un país desigual en términos de acceso a la vacunación; se mantiene la brecha entre los menos educados y aquellos con más estudios, aunque con una leve reducción el último año”, según se señala el documento. “Nosotros somos muy cuidadosos en la manera en que compartimos los datos que arroja cada relevamiento y nos ajustamos específicamente a lo que los datos informan - resaltó Walter al respecto -. Es decir, si se observa una caída o un aumento a nivel general en cada índice, y después desagregando por grupo etario, por región, etcétera. Las explicaciones asociadas a las variaciones específicas en algún grupo etario o con respecto, por ejemplo, a las personas que intentaron vacunarse en el último año —una pregunta incluida en nuestro cuestionario— son interpretaciones que pueden dar lugar a nuevas investigaciones, pero que no son arrojadas por el relevamiento en sí. Entonces ahí preferimos ser un poco más prudentes.” En lo que respecta a los grupos etarios, las personas de entre 21 y 30 años y de 41 a 50 son quienes reportan menores niveles de acceso. Asimismo, el informe también revela que, si bien el acceso puede incrementarse de forma medible, esto no garantiza un uso efectivo del servicio. “Si bien los niveles de acceso mejoraron, esto no necesariamente se tradujo en un aumento equivalente en la confianza o en la intención de vacunarse”, indicó Walter. El grupo etario de 18 a 30 años es el que menos confía en la seguridad y efectividad de las vacunas, un fenómeno atribuido a la exposición a redes sociales y desinformación Fuente: Andina. Las claves para reconstruir la confianza El ICAV 2024 muestra que la confianza en las vacunas, aunque registró un pequeño incremento, sigue siendo más baja que la registrada antes de la pandemia. Un aspecto que, entre los jóvenes, se mantiene desde esa primera medición y no logra revertirse. “Los más jóvenes son los que menos confían en las vacunas, se deben focalizar acciones de comunicación, así como también trabajar en el rol del médico como promotor de la vacunación”, destacó el informe en sus conclusiones. Es por eso que se advierte la importancia de repensar los formatos de comunicación sanitaria y los canales a través de los cuales se transmite información sobre inmunización. Es por eso que Walter analizó que esta realidad, “probablemente, tenga que ver con su exposición a información o desinformación en redes sociales, o con un menor contacto o menor conocimiento sobre los beneficios históricos del uso de vacunas en la población”. Es por este motivo que el relevamiento destaca que no se trata solo de mejorar el acceso, sino de generar condiciones para que las personas tomen la decisión de vacunarse: “También hay que trabajar sobre la percepción y la demanda: en la confianza, en invitar a las personas a vacunarse y a que lo intenten. Ese nos parece uno de los mensajes importantes a transmitir a partir de este relevamiento”, enumeró la especialista. Es por eso que, en este marco, el rol del personal de salud aparece como estratégico. El informe subraya que el personal de salud cumple un rol clave para fortalecer la confianza, especialmente en grupos donde se evidencian caídas como en el caso de los jóvenes. Freepik “Consideramos que tienen un rol clave como promotores y facilitadores. Especialmente creemos que pueden asumir un rol protagónico al momento de fortalecer la confianza en aquellos grupos donde se observa una caída en la confianza, como es el caso de los jóvenes. Si bien la gran parte de los profesionales de la salud tiene conocimiento sobre vacunas, también identificamos una oportunidad de mejora, donde probablemente sea necesario dirigir recursos específicamente a la formación sobre vacunas para profesionales de la salud en general, y puntualmente en aquellas especialidades que atienden a poblaciones cubiertas por el calendario, y que debieran cubrir ciertas vacunas”, sostuvo Walter. En este tono, desde la Fundación señalaron que formar a los equipos de salud como comunicadores de confianza puede ser tan relevante como asegurar la provisión de vacunas en todo el país. “Como los recursos son escasos, si hubiera que priorizar, sugerimos hacia qué grupos orientar esas comunicaciones, como en el caso de los jóvenes”, explicó la especialista y completó: “También diseñar campañas de distribución de vacunas focalizadas, según la necesidad y la demanda, en aquellos lugares donde se informan menores niveles de acceso. Evidentemente, ahí es donde hay que hacer zoom y observar qué está sucediendo.” “Creemos que esto es fundamental: en los distintos niveles de gobierno, dirigir recursos orientados específicamente a promover campañas de comunicación y promoción de la vacunación en distintos grupos etarios”, indicó la especialista. La Patagonia registró los mayores niveles de acceso y confianza en vacunas, mientras que AMBA, Cuyo y NOA mostraron los índices más bajos, según el relevamiento del ICAV 2024. Y completó: “Hace algunos años desarrollamos una iniciativa junto con el Laboratorio de Aceleración del PNUD, que indagaba puntualmente en estos grupos cuál era la mejor manera de comunicar sobre vacunas. Desarrollamos una prueba piloto que resultó muy bien. De hecho, esas piezas de comunicación fueron tomadas en una campaña que realizó el Gobierno de la Ciudad hace dos años para la vacuna de la gripe.” Es que, pese a que en 2024, el índice de confianza en las vacunas aumentó un 1,9% en comparación con 2023 y el de acceso creció un 2,2%, alcanzando nuevamente los niveles registrados dos años antes, la evidencia advierte la necesidad de impulsar nuevas estrategias. Y, desde hace años, la Fundación Bunge y Born promueve la segmentación de campañas según características demográficas y socioculturales como una posible medida que genere un punto de inflexión.

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