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Parana » AnalisisDigital
Fecha: 29/04/2025 11:35
El salario mínimo, que hoy es de $296.832, perdió 33,5% del poder de compra desde que Javier Milei llegó al poder. ¿Importa? Hay gente dispuesta incluso a trabajar por menos que eso, afirmó en su momento el vocero presidencial y candidato a legislador porteño, Manuel Adorni. Sin embargo, por obligación legal, el Gobierno no tuvo otra que convocar para este martes al Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil, en el que se reúnen patronales y centrales sindicales para aumentarlo. En sesiones anteriores, la Secretaría de Trabajo en la era libertaria, bajo la conducción de Julio Cordero, siempre laudó a favor de la propuesta de los empresarios. La Argentina tiene el 14° salario mínimo más bajo de Latinoamérica, medido en dólares (US$253), en una región de 19 países. Sólo seis pagan peor: El Salvador, República Dominicana, Nicaragua, Cuba y Venezuela (US$1,60). A la cabeza están Costa Rica (US$725), Chile y Uruguay. “Desde la asunción del actual gobierno, el salario mínimo ha perdido poder adquisitivo en una forma brutal”, advierte un informe del Centro de Investigación y Formación de la Central de Trabajadores de la Argentina (Cifra-CTA), que redactó la economista Mariana González. “En efecto, entre noviembre de 2023 y abril del año en curso, el poder de compra de este salario se redujo en más de una tercera parte. Esta reducción, sumada a la de años anteriores, implica que quede desdibujada su función como herramienta para fijar un piso salarial. En febrero de este año, el salario mínimo representó menos de una quinta parte del salario promedio registrado del sector privado.”, publicó elDiarioAR “A lo largo de 2024 hubo cuatro reuniones del Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil”, recordó González. “En todas ellas, ante la falta de acuerdo, fue la Secretaría de Trabajo quien determinó los aumentos nominales, que fueron prácticamente equivalentes a la propuesta del sector empresario. Su última resolución, de diciembre de 2024, implicó continuar con la tendencia decreciente del salario mínimo, de modo que se perdió entre el último aumento previo a esta resolución y el mes en curso un 7% de poder adquisitivo.” “La perdida sufrida durante este gobierno se acumula con retrocesos previos, por lo que el salario mínimo se ubicó en abril de 2025 en un nivel real que es 44,1% más bajo que en noviembre de 2019, al final del gobierno de Cambiemos, y 57,3% menor que noviembre de 2015”, se refirió González al último mes de la gestión de Cristina Fernández de Kirchner. “Si el salario mínimo no hubiese perdido poder de compra a lo largo de este tiempo, estaría actualmente cerca de los $ 700.000. Tras este retroceso histórico el valor real del salario mínimo es inferior al vigente durante la mayor parte de la década de 1990 y en la crisis final del régimen de convertibilidad, cuando, como sucede en la actualidad, esta política se había abandonado como herramienta para determinar pisos salariales e impulsar una menor desigualdad salarial. La comparación del salario mínimo con las líneas de pobreza y de indigencia revela una situación peor que la de 2001. El salarió mínimo en la actualidad equivale a sólo el 58,1% de la canasta básica de alimentos que define la línea de indigencia para una familia tipo y poco más de una cuarta parte de la canasta de pobreza.” Pese a que cada sindicato negocia un básico que suele estar por encima del salario mínimo, este supone una referencia clave. “El principal objetivo del SMVM (salario mínimo vital y móvil) es asegurar que los salarios no caigan por debajo de un determinado nivel, en particular para trabajadores de menor calificación, que suelen acceder a ocupaciones con remuneraciones más bajas. De este modo, contribuye además a disminuir la desigualdad en los ingresos laborales”, señala González. “Numerosas investigaciones, incluyendo varios realizadas por organismos internacionales, encuentran que esta institución contribuye a reducir la desigualdad salarial al elevar los sueldos de quienes se encuentran en el extremo inferior de la distribución”, continúa la economista. Tanto es así que hasta la exlíder de la democracia cristina alemana Angela Merkel impulsó en 2015 la creación de salario mínimo en su país cuando lo gobernaba. Pero además constituye una referencia para los empleados en negro o no registrados por sus patrones. “Más allá de que las y los trabajadores informales suelen quedar por fuera de la legislación laboral, se ha comprobado que la evolución de sus remuneraciones está ligada a la dinámica del salario mínimo, que funciona como una señal para su determinación”, observa González. “En conclusión, el SMVM sirve para proteger los ingresos de las y los trabajadores tanto formales como informales, contribuye a mejorar la distribución de los ingresos y, en consecuencia, al bienestar general de la sociedad”, señala la experta de la CTA. “En cambio, no se ha demostrado que tenga efectos negativos sobre el nivel de ocupación.” El SMVM no se aplica a los trabajadores del sector rural y a los trabajadores domésticos, aunque el nuevo Régimen de Trabajo Agrario determina que la remuneración mínima de los trabajadores agrarios no puede ser inferior al salario mínimo vital y móvil. En el ámbito del sector público sólo se aplica a los trabajadores de la Administración Pública Nacional y de los organismos donde el Estado nacional actúe como empleador, es decir, no en el sector público provincial y municipal.
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