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» Notife
Fecha: 29/04/2025 09:31
No era un partido más para Unión. Se dio en un marco de esa ansiedad que se empieza a sentir en el mundo tatengue por la vuelta de Madelón. Y él, sentado en el palco, representaba toda una motivación para este equipo que viene golpeado por esos resultados que no acompañan y por la ida de un técnico que el plantel quería. Madelón llegó al estadio a falta de 20 minutos para que empiece el partido, por lo que no tuvo tiempo de nada en los minutos previos. ¿Habrá estado con ellos en el hotel?, no importa. El solo hecho de estar en la cancha era un motivo extra para mostrarse ante el técnico que los dirigirá a partir de este martes y al que buena parte del plantel conoce tan de sobra como él a ellos, por el simple y trascendente hecho de haberlos dirigido. El minuto inicial brindó una imagen engañosa del partido. En la primera jugada, como ante Mushuc Runa, centro al medio (esta vez fue Del Blanco, en aquella Estigarribia) y Gamba que llega a conectar pero con el arquero casi arriba suyo y tapándole el remate. Enseguida, el enmarañado Javier Ruiz (tirado siempre como wing derecho), le pegó al arco luego de muy buena jugada individual y la pelota dio en el poste derecho de Cardozo. Presagio de partidazo que no se dio, pues a ese comienzo vertiginoso y prometedor, vinieron minutos de imprecisiones y poca claridad por parte de los dos. Las complicaciones de Unión, justamente, eran por el costado izquierdo. No era bueno el retroceso de Del Blanco y no podía Corvalán en la marca de Ruiz. A todo esto, Barracas le regalaba la pelota y el terreno a Unión hasta casi mitad de cancha y achicaba espacios en su campo, con lo que se le tornaba difícil progresar en la cancha y, sobre todo, encontrar espacios. El equipo no tenía profundidad (un mal pronunciado y que permanece), dependiendo de algún remate de media distancia sin tanto peligro para Ledesma. Esa fue la fórmula del gol, precisamente. Había pasado la primera media hora cuando llegó un rechazo defensivo de Barracas y Palacios le pegó de sobrepique, desde afuera del área y con notable precisión, colocando la pelota muy cerca del ángulo superior izquierdo, haciendo estéril el denodado esfuerzo de Ledesma. Golazo del volante, que se dio vuelta, hizo la del “Topo Gigio” y luego se fundió en un abrazo con los integrantes del banco (suplentes y cuerpo técnico) a un festejo en el que se sumaron casi todos los jugadores tatengues. El problema de Unión era por izquierda, pues del otro lado no se sacaban ventajas Vargas y el Perrito Barrios, anulándose mutuamente. Y fue por izquierda donde llegó el centro que terminó con tres o cuatro intervenciones de jugadores de Barracas (algunos de cabeza y otros esforzados con el pìe), hasta que Candia ensayó una pirueta que dejó sin chances a un Cardozo que seguramente no esperó esa resolución del delantero local. No estuvo mal el 1 a1 parcial. El partido se desarrolló dentro de un trámite parejo, por momentos a ritmo lento y sin que se sorprendan. Flojo Estigarribia en Unión, participando muy poco del juego. Y en el medio, sin espacios y a veces luchando más que jugando. Bruno Pittón por Corvalán en el arranque del complemento, como para cambiar la referencia de marca sobre un Ruiz que complicó en demasía en el primer tiempo y la rotación de los volantes laterales, con el enroque de sectores: Del Blanco a la derecha y Palacios a la izquierda. Puede interesarte Se notaba cierta intención de Unión por poner la pelota contra el piso, de asegurarla, más allá de que el campo de juego no ayudaba para nada: cancha chica y en mal estado. Había prolijidad en la salida de Mauricio Martínez desde el fondo y mucha búsqueda entre los volantes, pero la terminación de la jugada no tenía la peligrosidad deseada. A los 15 minutos se produjo un hecho inédito en esta temporada: volvió a jugar Ezequiel Cañete, a quien Vazzoler le dio la confianza de mostrarse media hora ante su nuevo entrenador. El volante ofensivo que no fue tenido en cuenta por el Kily y estaba entrenando con la reserva, ingresó por Ham, mientras que Domina lo hizo por Gamba. Fútbol y mayor movilidad y velocidad fue lo que buscó Vazzoler con los cambios, en un partido que no abandonaba el calificativo de parejo. Con Verde por Palacios, Vazzoler siguió en el intento de formar sociedades que ayuden al equipo a encontrar variantes colectivas que le aporten claridad. Unión se iba diluyendo a medida que se acercaba al área rival. Era pelota perdida o bien un centro intrascendente o mal ejecutado que terminaba en la cabeza de Mater o de Tobbio. Y para terminar con las “sorpresas”, Vazzoler le dio 15 minutos a Angulo, que apenas había jugado el segundo tiempo con Estudiantes en el primer partido, allá por finales de enero. Y fue Angulo, precisamente, en un partido con muy pocas emociones, el que tuvo la chance más clara: arrancó Domina y le puso un pase perfecto entre líneas para dejarlo solo ante Ledesma. El ecuatoriano la quiso picar cuando ya el arquero de Barracas estaba encima y le tapó el remate. Una situación tan propicia como desperdiciada. Pero llegó, faltando poquito para el final, un centro pasado desde la izquierda, al fondo, por arriba de todos los defensores rojiblancos, para que Bruera –que había ingresado en el segundo tiempo- clave un cabezazo cruzado que “colgó” a Thiago Cardozo y le dio la ventaja final a Barracas. Fue un premio posiblemente exagerado para el local, pero que logró por el simple hecho de haber sido práctico, oportuno y contundente, cosa que a Unión le faltó, sobre todo en la jugada de Angulo. Defender mejor y ser más peligroso y contundente arriba, son los desafíos que le espera a un Leo Madelón que, desde el palco, habrá sacado conclusiones. Unión perdió un partido parejo en el trámite pero con los problemas de siempre: cuesta hacer goles y no cuesta que le hagan goles.
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