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» Comercio y Justicia
Fecha: 29/04/2025 08:57
Por Luis Carranza Torres* y Carlos Krauth**, exclusivo para Comercio y Justicia Otra vez la polémica en el inicio de una nueva edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, la 49° edición que principió el 24 de abril y se extenderá hasta el 16 de mayo. Como en otras ocasiones, en vez de comentar sobre el universo editorial argentino y la maravillosa, masiva, confluencia entre lectores, editores y escritores debemos referirnos a los abucheos y destrato recibido por el secretario de cultura de la Nación, Leonardo Cifelli, al dar su discurso en la ceremonia inaugural. Concretamente, en la parte que señaló de una nueva etapa en lo cultural y que “la política partidaria no debe intervenir en la cultura y mucho menos debe ser el motivo de gastos innecesarios”, se provocaron los abucheos. El funcionario siguió expresando que, tras el término del cepo, “esto nos abre las puertas a una nueva era de libertad, de crecimiento real y de confianza en el futuro. Pero no olvidemos que Argentina aún sufre las consecuencias de una economía mal administrada y que más del 30% de nuestro país no puede acceder a la lectura como pasatiempo” por lo que propuso que “en el año de la reconstrucción de la Argentina, les pido que hagamos entre todos que leer no sea un privilegio de pocos” y destacó la presencia del Gobierno nacional este año con un stand, con ahorro de fondos, así como la inversión realizada para sostener el programa de compras de libros para bibliotecas populares. El hecho provocó más de un comentario. Cecilia Boufflet, desde Infobae expresó: “No creo que sea la única posición que tengan los escritores y editores de la argentina (…) hay una presión, de ocupar el espacio de una manera un poco violenta que hace que cualquier que piense distinto sea sancionado, señalado, y adjetivado”. Carolina Amoroso, por su parte, dijo en el mismo programa que: “El obturar el discurso de una persona con abucheos, ¿cuál es el objetivo del abucheo? Que no se siga escuchando al otro, no puedo pensar en nada más autoritario para alguien que supuestamente defiende y vive de tener una voz”. Coincidimos, pero también nos llamó la atención que, tal vez tapado por esa polémica, no se dijo mucho sobre los dichos expresados en el discurso inaugural dado por el escritor invitado. En esta edición se designó a Juan Sasturain, exdirector de la Biblioteca Nacional durante el gobierno de Alberto Fernández, quien entre otras apreciaciones consideró que “vivimos en los tiempos de los sinvergüenzas”, y que en su visión “pareciera que viene el tren de frente”. Párrafo aparte merecen los dichos de “es cuestión de prepararse para combatir igual, porque la esperanza es lo único que no se negocia”. Más allá de la poca profundidad y marcada emocionalidad de base de la frase, en un país con una historia, y no tan lejos, atravesada por la violencia política que sigue latente en no pocas partes, la militarización del lenguaje en una persona culta e instruida como Sasturain, nos llama a la reflexión. Llamar al “combate”, cuando se puede hacerlo a la discusión, al compromiso, al ofrecimiento de ideas superadoras, no es para nada acorde al lugar y reunión, en un evento que tiene a la literatura como norte. Igualmente llamativo fue apuntar verbalmente y de modo reprochador a los “inversores, seguidores de pantallas, apostadores, trolls y todas las variables de la enfermedad utilitaria”. O su discurso anti tecnológico con juego de palabras de llamar a dejar de lado “la IA” para comenzar a valorar “el IA”, que define como ingenio argentino. “Cuando a uno le preguntan qué le pasa, uno responde que de todo esto a mí me da vergüenza”, admitió. Una clara muestra de no entender el presente. La partidización en la Feria no es de hoy, viene de un ayer. Por caso, en 2011, el recientemente fallecido Premio Nobel de Literatura Álvaro Vargas Llosa fue invitado a inaugurar la Feria del Libro de Buenos Aires, pero el grupo Carta Abierta, encabezado por el entonces director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, se opuso. González expresó que la decisión de que diera el discurso inaugural era “una ofensa a la cultura argentina” en razón de que era “un hombre de agresividad creciente hacia los procesos populares”, opuesto a “las corrientes de ideas que abriga la sociedad argentina”. Gobernaba por ese entonces, Cristina Kirchner. La Fundación El Libro resolvió que Vargas Llosa no diera el discurso inaugural de la Feria, sino una conferencia al día siguiente, que fue multitudinaria. Tampoco ha sido es sola vez. Conforme los dichos del secretario de cultura de la Nación en un programa televisivo, el pasado año, 2023, el entonces presidente de la Fundación El Libro, Alejandro Vaccaro, le sugirió no ir porque “iba a caer mal su presencia”. Destaquemos que, por ese entonces, la secretaría de cultura había decidido no tener stand, destinando dicho monto a las bibliotecas populares para la compra de libros. Se puede coincidir o no con una gestión, pero en una sociedad democrática, el debate de ideas debe primer sobre las violencias del exabrupto. Lo sucedido revela que la Feria del Libro de Buenos Aires, a la par de poner en evidencia la pasión literaria de los argentinos, también deja también visibilizados los autoritarismos de ciertos sectores de su cultura. (*) Abogado. Doctor en Ciencias Jurídicas. (**) Abogado. Doctor en Derecho y Ciencias Sociales.
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