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  • “La gestión pública no debería darle la espalda a la ciencia, le está diciendo algo de la crisis climática”

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 27/04/2025 11:37

    Por Eduardo Ledesma Versión gráfica: Belén Da Costa En el episodio seis de Eduardo Ledesma Pregunta, hablamos con Patricia Snaider, doctora en Geografía por la Universidad Complutense de Madrid, profesora e investigadora, además de directora del Instituto de Geografía de la UNNE. Conversamos sobre los desafíos que impone el cambio climático. Con más de 25 años de trayectoria, nos ayudará a entender cómo fenómenos extremos como olas de calor, tormentas e inundaciones impactan en nuestra región y qué herramientas ofrece la ciencia para anticipar y reducir sus efectos. También reflexionamos sobre la crisis climática, la planificación territorial y el rol clave de las universidades y la ciudadanía en la construcción de un futuro más resiliente. ¿Quién es Patricia Snaider? Si usted se tuviera que presentar, ¿qué le dice a la gente? Apasionada de la climatología, de lo que hago, de la enseñanza, de los conceptos, de la ciencia. Dentro de la geografía, la parte disciplinar que más me gusta es la denominada geografía física y dentro de esa geografía física me encanta la climatología. Entonces lo hago con mucha vocación y con mucho amor porque realmente lo siento así. A propósito del estudio, que es lo que a usted le apasiona ¿lo que se estudia en la región tiene que ver con la región geográfica también o no necesariamente? No necesariamente. Hay distintas escalas de abordaje de la información, de la investigación. De hecho, hay varios becarios que están abordando algunos temas en particular a escala nacional. En otros casos a escala provincial, o NEA y hay casos puntuales que lo abordan a escala local. Depende del tema y depende del interés del investigador. ¿Qué es la crisis climática? En principio tenemos que tener en claro un concepto que es el de cambio climático. Se refiere a las modificaciones de los patrones de elementos climáticos que se vienen desarrollando desde hace décadas. No es algo que está ocurriendo desde ayer. Entonces, esos cambios climáticos son naturales de la tierra. Yo siempre les digo a mis alumnos que si tengo que darle un sinónimo al clima, es cambio. El clima continuamente está cambiando. No es que cambió de clima, no es que acá tengo un clima subtropical y dentro de 100 años voy a tener un clima frío, sino que continuamente están produciéndose modificaciones en los patrones climáticos. Y eso es normal. La tierra ha pasado por una sucesión de cambios climáticos naturales desde que se originó. Ahora, lo que está ocurriendo en las últimas décadas es que el hombre con los gases de efecto invernadero lo que hace es incrementar la frecuencia de los fenómenos. Cada vez se dan más seguidos y con una intensidad de los fenómenos más fuertes. Por ejemplo, las olas de calor más intensas, los registros de precipitación más altos, lo que sucedió en Bahía Blanca. ¿Cuándo tenemos una crisis climática? Cuando todos los fenómenos como consecuencia del cambio climático comienzan a afectar a la población de una manera muy destructiva y casi, te diría yo, generando una emergencia. Entonces están dañando o están haciendo cada vez más vulnerables a la población por la intensidad y la frecuencia con la que aumentan. ¿Cuáles son los factores que intensifican los fenómenos climáticos extremos en nuestra región? Te diría que no hay un factor en el NEA. El sistema climático es una gran máquina a escala planetaria. Entonces, lo que genera el calentamiento global son los gases de efecto invernadero. ¿Quiénes producen gases de efecto invernadero? Una fábrica, un coche que está circulando por una ciudad. Cualquier quema de combustible fósil va a estar generando gases de efecto invernadero que van a la atmósfera. Por lo tanto, es un continuum a escala planetaria. De hecho, la Argentina está entre uno de los países que menos gases de efecto invernadero está incorporando a la atmósfera. Los países industrializados son los que más aportan. Y hay evidencia de eso, ¿no? Sí, claro, hay mediciones. ¿Y por qué se niega? No sé, habría que preguntarle a los que lo niegan. Pero más allá de la cuestión ¿existen razones para negar? Los negacionistas sostienen que esta modificación en los gases de la atmósfera es mínima como para influir en la gran máquina climática que está funcionando desde los orígenes de la Tierra. Sin embargo, está probado que hay un incremento de las temperaturas desde la Revolución Industrial hasta la actualidad. Y lo interesante fue que durante la pandemia, cuando todas las fábricas y todos los automóviles se paralizaron, fue increíble la disminución, la caída de los gases de efecto invernadero durante ese periodo. Además se vieron otras cosas mucho más impactantes desde el punto de vista visual también. Con ese parate, mares que se recuperaron, aguas que se devolvieron cristalinas nuevamente, aires más puros. Es decir, es muy evidente eso. Para centrarnos en nuestra zona, olas de calor, temperaturas más alta cada vez, con frecuencias más periódicas y por mucho más tiempo. Por ejemplo, nosotros estamos en Corrientes y hace no mucho tiempo, a principios del mes de marzo tuvimos una ola de calor intensísima. ¿Qué es lo que pasó ahí? Si nosotros analizamos los datos estadísticos que son de los que nos valemos para estudiar el comportamiento de las temperaturas, vemos que en los últimos 30 años, desde la década del 90 hasta la actualidad, se ve un incremento en la cantidad de olas de calor, en la duración de las olas de calor en la extensión que abarcan. Antes eran más localizadas, abarcaban media provincia o una provincia, ahora abarcan la región completa, el NEA, incluso todo el norte del país. Es muy impresionante ver los mapas continentales pintados de anaranjado, de rojo, de púrpura, ¿no? Sí, sí, sí. La intensidad está más que claro que se ha incrementado porque los valores de temperatura son los récords históricos. Con esto sucede que los seres vivos no alcanzan como a revivir del transcurso de una ola de calor, que ya tienen la siguiente. Entonces, sufren un estrés hídrico, un estrés calórico, se genera mortandad de animales, pérdidas muy grandes de los productores agrícolas. Sin contar los incendios. Sin contar los incendios, que además tenemos todos los elementos propicios para que los incendios se produzcan y se expandan. Lo que pasó en Bahía Blanca es un tema de análisis. Ellos particularmente además vienen siendo castigados, primero con viento y después con la lluvia. Entonces la cuestión es qué medidas se pueden tomar para reducir esta vulnerabilidad y en todo caso si hay medidas para tomar. Sí, claro que hay. Son medidas que yo creo que son muy difíciles y complejas. La gestión pública en primer lugar no le debería dar la espalda a la ciencia, la ciencia le está diciendo algo. De hecho una de las cosas que pasó es que había trabajos hechos en Bahía Blanca con investigadores de la zona que fueron desoídas. Exactamente, sí. Yo recuerdo que he leído que hacia el año 2012 aproximadamente desde la UTN un ingeniero hizo una especie de simulación donde decía si precipitan en la ciudad de Bahía Blanca 300 milímetros el canal Maldonado no tendrá suficiente capacidad para evacuar esa cantidad de agua de 300 milímetros en un día. Lo que tienen estos eventos es que dicen que son eventos de cada 100 años. Hay una recurrencia del fenómeno porque es cíclico y ante esa recurrencia nosotros tenemos que tomar esa información de lo más extremo que podemos llegar a tener y trabajar toda la infraestructura y el ordenamiento territorial en función a esos valores. Hace un tiempo Corrientes vivió un episodio de inundación a partir de una extrema lluvia. Resistencia suele tener esos problemas. ¿Los mayores peligros que enfrentan Corrientes y Resistencia tienen que ver con el agua? ¿Están preparadas para esos eventos? Yo creo que sí. En el caso de Resistencia yo creo que está en peor situación que Corrientes porque está topográficamente en una especie de palangana. Hay un sistema de defensas para las crecientes del Paraná. El problema es que cómo nos defendemos si la creciente viene de la lluvia, el agua no tiene manera de llegar al Paraná porque está bloqueado con diques y la pregunta que yo siempre me hago es si el sistema de bombeo que tenemos en cada uno de los diques es suficiente y si está en buenas condiciones para sacar toda la cantidad de agua que se pueda juntar en la ciudad y llevarla al río Paraná, no lo sé. No tuvimos un evento de 300 milímetros en seis horas. Ojalá no lo tengamos que probar, ojalá que no.

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