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» Elterritorio
Fecha: 27/04/2025 08:02
En un mundo marcado por la hiperconexión, el multitasking y las presiones sociales, cada vez más jóvenes y adultos ven afectada su salud mental. La necesidad de alcanzar el éxito, cumplir expectativas y el “no perderse de nada” redefine la manera de vivir, trabajar y vincularse, dejando expuesta la urgencia de encontrar un equilibrio real y necesario domingo 27 de abril de 2025 | 6:06hs. Las enfermedades de salud mental, silenciosas pero presentes. La hiperconexión constante, las redes sociales, la precarización laboral, el multitrabajo y los mandatos familiares y sociales conscientes e inconscientes componen un escenario tan vertiginoso como desafiante. En este nuevo contexto, jóvenes y adultos no sólo deben responder a las exigencias externas, sino también lidiar con una autoexigencia creciente que muchas veces los empuja al límite. Mientras la productividad se mide en horas extra y presencia digital, y la imagen personal se expone a la validación pública, la salud mental queda relegada a un segundo plano, hasta que el cuerpo y la mente pasan factura. Esto sumado a la mala alimentación y la necesidad de no “perderse nada de lo que está pasando” nos implican horas interminables en el teléfono celular. Así, este informe busca iluminar un fenómeno que crece silenciosamente: el desgaste emocional, la ansiedad y la búsqueda desesperada de equilibrio en una época que no sabe de pausas. No pretende tener certezas absolutas, pero sí generar un debate y una reflexión sobre estos asuntos que se ven reflejados cada vez más en la realidad a través de la ansiedad, la depresión, los ataques de pánico, problemas de sociabilidad, irritabilidad y otros. Un estudio que encuestó a personas de todos los continentes, entre ellos 34.456 argentinos mayores de edad con acceso a internet (Mental State of the World, realizado por Sapien Labs y su Global Mind Project) recientemente compartió sus resultados que definieron como preocupantes: “Mientras los adultos parecen tener un poco más de mejoría para enfrentar el mundo actual, las generaciones más jóvenes siguen teniendo una disminución progresiva”. “El deterioro de la salud mental en los jóvenes se debe (...) a una combinación de factores que incluyen cambios en la estructura social, el acceso temprano a los smartphones en la infancia, el consumo de alimentos ultraprocesados que contienen muchas toxinas y la exposición a tóxicos ambientales como pesticidas y plásticos”, explicaron los expertos. Específicamente, sobre el efecto que tienen la tecnología y las redes sociales en la Generación Z (hoy entre 13 y 28 años) escribió el psicólogo social Jonathan Haidt en su libro La generación ansiosa’, en el que analiza con datos el por qué esto generó una epidemia de enfermedades mentales en jóvenes de Reino Unido. Sin embargo, es una tendencia que bien se traslada a todo el globo. En este informe, en tanto, hablamos con Rafael Belloni, licenciado en Sistemas de la Información, sobre algoritmos y esos modos que tienen las redes para atraparnos y mantenernos frente a la pantalla sin que nos demos cuenta. Los problemas de salud mental no son, claramente, restrictivos de las nuevas generaciones, porque las exigencias, los mandatos, las autopresiones que se nombraron más arriba hacen lo suyo en la psiquis de cualquier persona sin discriminar el año en el que haya nacido y crecido. Relacionado a esto, una persona que sufrió el desborde y vivió en carne propia la ansiedad y la depresión comparte en estas páginas su experiencia y los mecanismos que encontró para poder salir adelante. “Creo que el mandato de ser feliz todo el tiempo está haciendo que no podamos aceptar que sentirnos tristes y angustiados también es parte de la vida y que pedir ayuda no es de débiles. Al contrario, tomar contacto con nuestro lado más vulnerable y aceptarlo es de una valentía enorme”, sostuvo esta misionera de 34 años, de la que resguardamos su identidad. Cómo lograr el equilibrio entre la productividad laboral y el descanso, qué importancia tiene la alimentación y cómo se abordan estas cuestiones desde la psicología y la psiquiatría son ejes que se desarrollan en este informe. “El trastorno de ansiedad genera malestar constante, afecta el trabajo, las relaciones, los estudios, y modifica la rutina de manera negativa. Entre los diagnósticos más frecuentes se encuentran el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico, las fobias específicas y el trastorno obsesivo compulsivo (TOC)”, explicó el psiquiatra Joel Fernández, dando cuenta de lo inhabilitantes que pueden llegar a ser para el desarrollo de una vida diaria normal, que en algunos casos tienen que ser tratados con medicación y otros métodos para superarlos. Querido lector, lectora, sepa que si está atravesando por esto no es el único, que no está solo y que hay salida. Detenerse, hablar, repensar, descansar, acciones simples, pero que -conscientes- traen gran regocijo. Compartí esta nota:
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