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» Elterritorio
Fecha: 27/04/2025 08:01
En un mundo donde las fronteras entre vida personal y laboral se diluyen, apostar a una estabilidad entre trabajo, salud y vida son necesarios para avitar agotamiento domingo 27 de abril de 2025 | 6:05hs. El equilibrio lo adquirió con el tiempo. En tiempos de hiperconexión, trabajo remoto y redes sociales, la frontera entre vida personal y vida laboral se desdibuja cada vez más. El impulso de superarse, la presión de ser productivos y las expectativas externas impactan de lleno en la salud mental de jóvenes y adultos. Silvio Leguía, profesional del marketing, gerente comercial de Piporé y docente universitario, reflexionó sobre cómo encontrar un equilibrio real en un entorno que en muchas ocasiones invita a la sobreexigencia. “Hay un montón de cambios, sobre todo en la profesión mía que es marketing, que fue evolucionando muchísimo y sobre todo esta cuestión de internet y el ámbito digital que prácticamente transformó de lleno nuestra profesión, la volvió súper crucial en cualquier empresa o emprendimiento”, introdujo Leguía. Ese mismo avance, señaló, transformó también las aspiraciones de los jóvenes profesionales que valoran mucho más la autonomía, la flexibilidad, el manejar sus horarios en lugar de un trabajo en una empresa, un sueldo fijo y la previsibilidad, pero en el que tienen que cumplir un horario e ir a trabajar a un lugar físico. Esta elección, que responde a un deseo de libertad, encierra también riesgos: la independencia laboral exige una autogestión intensa que puede derivar en jornadas interminables y estrés permanente. “Ser independiente requiere más disciplina que ser empleado porque tenés que autogestionarte, porque podés irte al extremo de la cantidad o dispersarte mucho sin darte cuenta”, consideró. Leguía, que supo desempeñarse durante años en grandes empresas bajo la lógica del presentismo y la hiperproductividad, reconoció haber internalizado esas exigencias: “Cuando me recibí de licenciado en Marketing y quería hacer carrera, solamente valía hacer carrera en grandes empresas, de hecho mi primera gran empresa fue Molinos Río de la Plata”. Trabajar hasta altas horas, sin espacio para actividades personales, era la norma no escrita que seguía para demostrar compromiso y capacidad. Con el paso del tiempo, sin embargo, su visión cambió: “Hoy no soy para nada defensor del trabajo 24/7, de estar siempre conectados, disponibles; tenés que tener tus islas, espacios para vos de regeneramiento, de dispersión, obviamente tiempo familiar, no olvidarse de la actividad física y tener tu espacio de trabajo”. El equilibrio entre vida laboral y vida personal, entonces, no surge espontáneamente: es el resultado de decisiones conscientes y de una nueva manera de entender la productividad. “Hoy creo que estoy encontrando ese equilibrio, sobre todo que me estoy enfocando en lo que realmente me quiero dedicar”, aseguró. Para las generaciones más jóvenes, ese deseo de equilibrio parece estar más naturalizado, consideró. “Los chicos de hoy quizás tienen un poco incorporado el hecho de que quieren vivir la vida en todos sus aspectos”, dijo y advirtió que a veces “se van un poquito al extremo”, y cualquier intento de imponerles reglas rígidas puede ser percibido como una ofensa. Perfil Silvio Leguía Lic. en Comercialización y MBA Tiene más de 30 años de experiencia en empresas nacionales e internacionales del sector alimentos y bebidas. Se desempeñó como gerente comercial, responsable de exportaciones y líder de equipos en grandes compañías. Director de la carrera de Marketing en la Universidad Gastón Dachary, profesor universitario y capacitador en temas como ventas, negociación, liderazgo, marketing e internacionalización. Hoy combina su experiencia corporativa con la docencia y la consultoría, ayudando a profesionales y emprendedores a potenciar sus habilidades. Desde su experiencia como gerente y docente, Leguía aprendió que gestionar equipos jóvenes implica también un cambio de mentalidad. “A los más jóvenes que tengo en mi equipo sé que decirles que estén en un horario con el uniforme y que no hagan nada que no tenga que ver con trabajo les molesta y los saca de quicio, pero si yo les digo ‘necesito que logren este objetivo, cumplan con esta función, tengan esto, háganlo como quieran’, y les doy libertad, me lo van a hacer quizás mejor”. En tanto, consideró que ese cambio de mentalidad en las empresas no siempre es sencillo, sobre todo en aquellas que tienen en muchos casos al frente personas de la llamada vieja escuela “que les cuesta pensar que una persona puede estar en su casa trabajando. Creo que todo eso va cambiando y creo que la pandemia ayudó mucho a ese cambio de mentalidad”. Pero la pandemia no sólo modificó la estructura del trabajo, sino también dejó huellas profundas en la salud emocional. El regreso a la presencialidad en las universidades evidenció casos alarmantes, contó: “Hubo muchos casos de chicos con problemas de ansiedad, con ataques de pánico, no sabían cómo manejarse, les hacías preguntas, tenían que presentar un trabajo y se bloqueaban”. Es que eran chicos que en 2022-2023 volvieron a la presencialidad, luego de haber iniciado clases de manera virtual, en una universidad que nunca habían pisado y con compañeros que nunca habían visto personalmente. Por ello, los psicólogos de la casa de estudios donde se desempeña no daban abasto, pero respondieron con creces a la demanda. Sumado a ello, el impacto de las redes sociales acentúa la vulnerabilidad emocional. “Vi chicos que se manejan muy bien con las redes y que quedan muy afectados con los comentarios negativos, porque vos podés hacer un posteo, tener 500 comentarios positivos y uno negativo y ese uno le va a afectar más que los otros 500”. En su trabajo como docente, que le permite brindar sus aprendizajes y experiencias de su largo camino en el campo laboral, Leguía guía a sus alumnos para lidiar con las expectativas que pueden surgir o de ideales de lo que es salir de las aulas al mundo real en el que se van a desempeñar: “En el caso de esta carrera quizás piensen que ya van a trabajar en grandes empresas y lo más probable que les pase es que salgan de la universidad y vayan a trabajar a una pyme llena de limitaciones, con falta de presupuesto, con problemas económicos o de manera independiente”. La gestión consciente del tiempo, la desconexión planificada, la actividad física, la vida social y familiar ya no son lujos, sino condiciones necesarias para sostener una vida profesional saludable y sostenible. “Tengo mi calendario semanal donde tengo clarísimos mis tiempos para meditación, para actividad física, hasta de descanso. Hoy creo que es todo parte de ser productivo”, compartió. Compartí esta nota:
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