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» Diario Cordoba
Fecha: 27/04/2025 02:30
Frente a la creación de consensos que hizo posible la construcción y consolidación del sistema democrático en España, en las últimas décadas ha ido creciendo la polarización política, al igual que ha sucedido en muchos países, siendo Estados Unidos el principal exponente. La crisis económica de 2008, el surgimiento de nuevos partidos situados en los extremos del eje ideológico o el proceso soberanista en Catalunya han intensificado las divisiones en torno a las fracturas clásicas de la política española, la división izquierda-derecha y la división centro-periferia, un fenómeno que se ha visto agravado por la aparición de nuevos temas en la agenda política como las políticas de género, la memoria histórica o la inmigración, cuyo debate ha resultado ser altamente divisivo. Las posiciones de los partidos se han exacerbado, los votantes han tendido a alinearse en polos ideológicos y las posiciones centristas han ido decreciendo tal y como muestran las encuestas de CIS. También se ha observado un aumento de la polarización afectiva, lo que significa que simpatizantes de los distintos partidos no solo discrepan de las políticas concretas sino que expresan desconfianza, animadversión y hostilidad hacia los votantes. Pero no está claro hasta qué punto este es un fenómeno mayoritario, impulsado y magnificado por el uso de las redes sociales como instrumento de agitación y las narrativas de amigo-enemigo, del nosotros contra ellos, reforzadas tanto desde partidos como desde algunos medios de comunicación. Justo lo contrario es lo que apunta la encuesta que publicamos hoy elaborada por el centro de estudios de opinión Cluster 17, que segmenta a la sociedad en grupos según su identificación con sus valores en torno a los grandes temas que dividen ideológicamente a la ciudadanía. Este sondeo revela que una amplia mayoría de los españoles, el 69%, considera que en el actual contexto global, el PP y el PSOE deberían llegar a acuerdos, mientras que solo una cuarta parte de los ciudadanos opinan lo contrario. Si se analiza por partidos el apoyo a este tipo de pactos es muy mayoritario entre los electores del PSOE (83%) y los del PP (81%) pero también entre los de Sumar (71%) y los de algunos de los partidos que invistieron al Pedro Sánchez como el PNV (82 %), ERC (72%) y en menor medida Junts per Catalunya (57%) y el BNG (53%). Se deduce pues que la estrategia polarizadora que estén llevando a cabo la mayor parte de partidos y que contribuye a reforzar la crispación social no se ajusta a las preferencias de la mayor parte del electorado, que apuesta por la colaboración entre el PSOE y el PP. Harían bien los partidos, todos, en tomar nota de lo que quieren sus electores y empezar a pensar más en los intereses generales que en los suyos particulares. Sin embargo, si bien es cierto que los imprescindibles acuerdos entre socialistas y populares representarían a cerca del 65% de los electores, no hay que olvidar que España es muy plural y que para que se pueda hablar de consenso no solo hay que incorporar a los acuerdos a esos partidos sino al máximo de formaciones del arco parlamentario. De lo contrario no serían decisiones de consenso sino decisiones mayoritarias.
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