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» Elterritorio
Fecha: 26/04/2025 23:36
Testimonios de vecinos revelaron que el pequeño de 4 años vivía un calvario, marcado por gritos, golpes y reiterados episodios de violencia. El principal acusado, Darío René Romero (36), se quitó la vida en la celda donde estaba detenido, poco después del crimen. sábado 26 de abril de 2025 | 20:48hs. El crimen ocurrió en el interior de esta pieza, que la pareja alquilaba. //Foto: Marcelo Rodríguez. Luego de permanecer casi un año detenida, Milagros, la mamá de Atriel, el niño de 4 años asesinado a golpes en un inquilinato de San Vicente, recuperó la libertad. La decisión fue tomada por el titular del Juzgado de Instrucción Tres, quien le otorgó la excarcelación bajo estrictas condiciones, hace ya algunos días. El dramático caso que conmovió a la provincia, ocurrió a principios de mayo del año pasado, y se conoció cuando Atriel ingresó ya sin vida al hospital local, en brazos de la mujer, quien en ese contexto admitió haberlo castigado. Las pericias indicaron que el pequeño había sufrido graves lesiones compatibles con un severo maltrato físico. Milagros fue detenida de inmediato pero las sospechas apuntaron directamente al padrastro del niño, Darío René Romero (36), quien estuvo prófugo varias horas antes de ser detenido, y finalmente, semanas después, lo encontraron muerto tras haberse quitado la vida en la celda donde estaba alojado. La madre del menor fue acusada inicialmente de haber omitido acciones para proteger a su hijo del agresor. En un allanamiento en la pieza donde alquilaban, la policía encontró indicios de un ambiente de violencia doméstica persistente. Testimonios de vecinos revelaron que el pequeño vivía un calvario, marcado por gritos, golpes y reiterados episodios de violencia que nunca fueron denunciados formalmente. Se supo en ese momento que Romero ya había tenido conflictos anteriores con la ley. Según los vecinos del inquilinato, era frecuente escuchar al niño llorar desconsoladamente, pero no se sabía con certeza el alcance del maltrato que sufría. Tras la muerte de Atriel surgieron numerosas críticas hacia los organismos de protección infantil, al considerarse que hubo señales de alarma que no fueron oídas a tiempo, inclusive aparecieron alertas en redes sociales exponiendo los maltratos físicos del hombre hacia la criatura. El suicidio del sindicado asesino motivó el cese de la persecución penal en su contra. Sin embargo, la causa continuó su curso en relación a la posible responsabilidad de la madre de Atriel. En este punto, a lo largo de la pesquisa se debatió si la mujer actuó bajo coacción o si existió algún grado negligencia que favoreciera la situación de vulnerabilidad de su hijo. La imputada argumentó reiteradamente que ella también era víctima de violencia de género y que vivía aterrada ante las amenazas de su pareja. Inclusive dijo que se hizo cargo de todo "por el miedo que le tenía". La excarcelación otorgada responde, principalmente, al cumplimiento de casi un año de prisión preventiva y a la falta de riesgo procesal. Según fuentes judiciales, debe cumplir con medidas de conducta, porque a pesar de la excarcelación, su situación procesal sigue activa. La mujer volvió a vivir con su madre y abuela en Oberá, donde intenta reconstruir su vida. "Ojalá que esos padres no maten al niño", fue una frase pronunciada por un vecino semanas antes del crimen, que hoy resuena como una trágica advertencia que no fue escuchada. Milagros, en tanto, sostiene que fue víctima del maltrato de Romero y que no pudo hacer nada para evitar la violencia extrema que padeció su hijo, el pequeño Atriel.
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