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  • Ley de Lemas: lo mejor y lo peor del sistema electoral usado en Misiones – MisionesOpina

    » Misionesopina

    Fecha: 26/04/2025 05:53

    La Ley de Lemas es una de esas herramientas políticas que, según quién la mire —y sobre todo, según quién la use—, puede ser defendida como la máxima expresión de la democracia o denunciada como una distorsión perversa de la voluntad popular. Y ambas posturas tienen razón. Porque lo mejor y lo peor de esta ley conviven en un mismo mecanismo que premia al que mejor entiende las reglas, no necesariamente al que más votos individuales consigue. Lo mejor de la Ley de Lemas es su capacidad para contener las internas dentro de los espacios políticos, evitando fracturas que, en otros sistemas, terminan debilitando a las fuerzas en las elecciones generales. Permite que distintas expresiones, matices y liderazgos locales compitan sin destruirse entre sí, sumando fuerzas bajo un paraguas común. Es un sistema que favorece la diversidad interna y, a la vez, ofrece gobernabilidad al consolidar mayorías. En contextos provinciales, donde los liderazgos territoriales son clave, esta ley se convierte en una aliada estratégica para partidos bien estructurados. Es la herramienta perfecta para quien tiene despliegue, militancia y conducción. Pero lo peor de la Ley de Lemas es su naturaleza profundamente anti-republicana: convierte al ganador en el que suma más votos entre varios candidatos de un mismo lema, aunque individualmente haya sido derrotado por otro candidato con más respaldo directo. Es decir, legitima que el que pierde en las urnas, gane en el sistema. Es el triunfo de la ingeniería electoral sobre la voluntad directa del ciudadano. Este mecanismo diluye la responsabilidad política, porque el votante ya no elige solo a una persona o proyecto, sino que su voto alimenta una estructura que puede terminar premiando a alguien que nunca fue su opción. Además, la Ley de Lemas desincentiva la transparencia y la competencia real: en vez de proyectos claros y definidos, proliferan las candidaturas funcionales, los sublemas testimoniales o los acuerdos de cúpula disfrazados de apertura democrática. Y, en manos del oficialismo de turno, se transforma en una máquina casi invencible, porque mientras la oposición intenta construir una figura fuerte, el poder multiplica candidatos y termina capturando el voto disperso. En definitiva, lo mejor de la Ley de Lemas es que garantiza que nadie quede afuera de la contienda interna; lo peor es que, muchas veces, el pueblo vota y no elige. ¿Qué es la Ley de Lemas? En el sistema de doble voto simultáneo y acumulativo, tal como se lo llama de forma oficial, cada coalición política que se presenta a elecciones es un lema. Este lema puede estar integrado por muchos sublemas, es decir, distintas listas dentro de la misma coalición. Resulta electo el sublema que dentro del lema más votado obtenga la mayor cantidad de votos. A nivel nacional no rige este sistema: en una elección general (no primaria) cada partido o coalición presenta una sóla lista o fórmula para determinado cargo y resulta ganadora la más votada. ¿Cuál es la principal controversia? Las leyes electorales nacionales establecen que los candidatos se eligen a “simple pluralidad de votos”. Es decir que un candidato o una lista se imponen en una elección por mayoría simple de los votos. Esto puede no ocurrir en una elección con ley de lemas. ¿Por qué? Porque el sublema más votado en una elección puede ser parte de un lema que no sea el más votado.

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